ICETA SI
Sánchez sigue dando prueba de perspicacia política. La designación de Miquel Iceta como presidente del Senado es de un profundo calado para lo que nos tiene acostumbrado el actual panorama político donde la “política” brilla por su ausencia.
Acertó, y de que manera, Sánchez con su mensaje de “normalidad política” charlando con los otros tres partidos mayoritarios del Congreso. Era de cara a la galería, si, y para que sus barones no protestaran de la deriva “independentista” que no se hubiera entendido en sus comunidades (cuanto daño hace la caverna mediática y los aznares de turno) pero un acierto.
Ahora se decide por uno de sus fans para presidente del Senado. El mensaje es muy claro…Miquel Iceta, un político de los de verdad. Criado en las bambalinas del PSC. Curtido en miles de estrategias. Impregnado de la personalidad de hombres como Joan Raventós y Raimon Obiols. Aprendiz de brujo con Pepe Zaragoza. En el momento que le tocó el papel de actor principal lo ha hecho para “oscar” en la política. Su papel en la tragedia del Parlament de Catalunya los días 6 y 7 de septiembre de 2017, cuando se secuestró la democracia fue implacable contra quienes de facto acabaron con la voluntad popular esos días. Para las futuras generaciones de políticos queda el discurso la tarde del 27 de octubre también en la Cámara catalana donde desenmascaró la “broma” de la DUI y denunció desde la tribuna la deriva de un país como Catalunya en manos de Puigdemont y con la anuencia de Junqueras (un error incomprensible en un político de su trayectoria)
Desde la presidencia de la Cámara territorial (vaya broma también) sus mensajes sobre la situación en Catalunya forman parte ya de una futura estrategia de normalización de relaciones. Hablar de “si se llega a un 65% de apoyo popular a la independencia” no será pecado capital. Hablar de indulto tras el juicio al procés no será motivo de anatema en la “sacrosanta” unidad de España. Miquel Iceta aporta credibilidad a una situación política que en estos momentos está más que carente de ella. Bienvenido a estas “Crónicas Marcianas”
