DE LO ESPERADO A LO INESPERADO: LA EMOCIÓN
Puente romano de Ourense y las líneas están trazadas o por la subida de los pobres o la de los ricos (alguien nos ha explicado que los romanos ricos salían de Ourense por la vía que hoy hemos tomado, pagaban peaje de entonces. Los otros por la del otro lado de la montaña, muy especial. Yo he subido por las dos y puedo dar fe de ello) La de los ricos…5 kms de subida exigente, pero llevadera hasta toparnos con una cabrita, simpática, que posa para las fotos cual top model. De allí hasta aquí una sucesión de carballedas, aldeas, parroquias y un largo etc de arroyos que han sublimado el Camino. Convirtiendo esta etapa en una de las más bellas de todas. La primera subida desde el Miño entraba en los parámetros de lo esperado. Las carballedas, quizás también, la nieve al fondo en la Sierra de la Martiña (mañana pasamos por ella) estaba anunciada por los viejos del lugar. Era el transcurrir por un día soleado (contraste con el de ayer) aunque la lluvia (que no venía a cuento) ha hecho un papel muy secundario en la etapa. Casas solariegas (segundas residencias en parajes singulares) algunos pazos (pasamos por la ruta de los pazos) y mucha agua…Después del ponte de Sobreira la cosa se ponía fea…pero el Camino lo supera aunque sea a fuerza de mojarse los pies (y bien que te los mojas). En una de esas carballedas, algunos carballos centenarios y otros, posiblemente milenarios. Uno de ellos, de tronco muerto y dos varas de vida reciente (había resucitado de entre los muertos, aunque nunca sabré si al tercer día) al verlo me he acercado, con sigilo, intentando no alterar el silencio del bosque, para preguntarle desde cuándo estaba allí…y me ha contestado “en bajito” casi como un susurro “yo vi pasar al apóstol camino de Compostela” y “después a miles de peregrinos cuando se corrió la voz”. Poco después pude fotografiar a su hermano…Algunos de estos carballos son los testigos de lo que ha sido la evolución de este Camino a Santiago. Quizás algún día seré capaz de contarles donde se acaba la Tierra o lo que es lo mismo el Finis Terrae, donde nunca llegó el apóstol.
Hasta aquí la mezcla de lo previsto y lo imprevisto de la etapa en cuestión (la más bella de las etapas). Llegamos Cea (poco que contar, como no sea que en una pulpería no había pulpo). Y desde allí a la Casa rural de Casarellos en Piñor…sencillamente lo mejor de este Camino…Además cuenta con una rebaño de vaca “cachean” para carne. Vaca autóctona en peligro de extinción y que pasa por ser la de más pequeña estatura de la península ibérica. Si vienen a Galicia es obligado detenerse en este lugar.
Era la primera sorpresa auténtica del día. Para comer en un restaurante de carretera (menú más que aceptable a 12 € con todo, barato) y luego a la siesta. Hasta aquí el guión de una etapa bonita, con cielos azules y alguna gota perdida. Una crónica fácil, aunque destaque y mucho esta Casa rural de Casarellos (no se la pierdan) Por la tarde (sábado de futbol con el Barça) volvemos a la Casa de Comidas para degustar en pulpo a feira con cachelos (normal en un lugar como este) NI lo se, ni quiero saberlo, cómo ha sucedido lo inesperado…unas copas para ver el futbol y después de la mano de Juan Muñoz (ayudante de su madre en la cocina, pese a su maestría) ha llegado la emoción…Y emocionarse plato a plato no es fácil después de conocer a algunos de los “más grandes”, Pues si9 y todo en una “casa de comidas” al borde de la N525 en Piñor. Un pincho de tortilla ha sido el detonante…poco después unas almejas (si almejas, de las de verdad) en su jugo (hay quien le llama a la marinera) de ensueño (producto esencialmente) El vino (es importante) un Ribera Sacra de 2016 (joven) Régoa (con acento en la é) Impresionante (no se lo qué cuesta) a base de mencía y brancellao. No contento con esa sorpresa, llega el pulpo a feira (no podía faltar)…no les voy a relatar las sensaciones. Faltaba lo que de verdad puede convertir lo sublime en mágico…Una anguila (de la zona de Tuy, nos dicen) frita (parece a la andaluza) revolcada en pimentón. A partir de ahí, Juan, ha convertido la cena en un ir más allá…queso ideazabal de un pastor amigo, con un queso cremoso de Lalín y membrillo de elaboración propia (aquí para acompañar, un licor de café transformado en pura esencia de “licor café”) y si algo faltaba un hojaldre con cabello de ángel regado con un Sauternes de 2010…Y hasta aquí puedo relatarles esta experiencia que convierte una casa de comidas en algo más que las Estrellas michelin…Juan Muñoz y su madre son los magos…