UN CIERVO EN UN DESCAPOTABLE...DÍA 6

El sexto día de esta excursión por la costa este de Bodrum permite ya ciertas confianzas entre los “viejos” y los nuevos en estos ejercicios “espirituales” de diez en un barco 24 horas al día…Hasta el punto de empezar a contar historias, algunas anecdóticas que a buen seguro despiertan el interés, pero también algunas risas cómplices. Si además salimos a las siete de la mañana con dos horas y media de navegación hasta la primera parada, pueden imaginarse que la invitación al recuerdo (todos tenemos suficientes experiencias para una enciclopedia de “abuelito cebolleta”) es una simple chispa en la imaginación del primero, luego ya se van encadenando una tras  otra. Seguramente de aquí pudo salir lo de la”historia interminable” pero nos centraremos en una. Alguien de cuyo nombre si me acuerdo, pero no es el momento, ni el lugar de descubrirlo, empezó sus relatos sobre cacerías en los montes de una Castilla la Mancha de los ochenta, quizás emulando lo que fue “La Escopeta Nacional” por la similitud de los perfiles humanos. En una de esos (relatos pormenorizados) uno de los asistentes cuenta su experiencia personal con un ciervo (dice que lo único que ha cazado en su vida) y que terminó después del taxidermista (no alcanzo a saber si el de la Plaza Real) en el asiento trasero de un Ford Escort descapotable saludando a los viandantes asombrados por la presencia del “cornudo” (de diez
puntas) que llegó a la pared de su casa (por encima de la Diagonal, faltaría más) y que hoy decora la chimenea de una asociación (no revelemos nombres comprometedores) en el Maresme…

Las otras historias, conforman una mañana de agua fría y sol caliente en una cala de ensueño con aguas mansas, cristalinas, poseidonia (respetada) y peces que transitan en busca de algún pedazo de pan caído al “descuido”. Un especialmente es de aquellas que Chicho Ibañez  Serrador hubiera incluido en las de “no dormir”, pero si la hubiera interpretado Miguel Gila en su eterna lucha contra el enemigo…la verdad es que tiene su lado cómico, cuando entre el público, alguien que conoce la situación desde la realidad más cruda trata de hacer claca al relator un un sonido semejante al rebuzno (me da que en clara alusión a la excesiva bondad del protagonista) En otra ocasión diríamos que seguimos para bingo. Pero ese seguir es el del kayac de unos y otros, de los baños continuados de ellas (casi todo el día en remojo) del intento del padle surf de algunas/os con equilibrios de ¡ay, ay, ay! más pensando en el susto que en el quejío de un martinete (dolor del alma en flamenco) Tarde de siesta, nuevo baño (esta vez al completo de las asistencias) nuevos relatos que estrechan las relaciones humanas. Aperitivo de gin tonic emulando a la familia real inglesa (cómo nos puede el glamour) Cena de barbacoa en proa…”fish amb grill” en inglés (de la zona) Mientras un transeúnte en kajak con placa solar incluida nos visita buscando un lugar idóneo para pasar la noche. Es como un ciclista del Camino, pero en los mares de Turquía. Sin duda un día para contar historias desde la tranquilidad de que nada es trascendental más allá de la convivencia. Lo de Lupita se ha quedado en agua de borrajas. Después de mantener viva la lucha por darle un hogar. Cuándo ya habíamos decidido que su destino fuera la Mola de Formentera, resulta que ya había encontrado el calor de otro hogar (un salto de camas inesperado) No era para nosotros. Me asalta la duda sobre las intenciones del “Viriato” de ayer con sorpresa final de un sábado en…