Dejamos Córdoba (es un decir, porque antes de dejarla de verdad nos comemos cuatro kms por sus calles del casco histórico y nuevo hasta el primer puente romano camino de la sierra). En ese último barrio y después de pasar por debajo de autopistas, carreteras convencionales y otras infraestructuras, se inicia un camino que bien se parece al Camino que todos deseamos para nuestro Camino. Sin más trabalenguas cambiamos de paisaje…adiós a la campiña, los olivos están en el recuerdo y empiezan las encinas, la jara, los algarrobos y otra flora de montaña, de sierra vamos. Y es que kilómetro a kilómetro “vamos pa la sierra”. Empezamos a 120 metros de altitud sobre el nivel del mar para acabar en Cerro Muriano (18 kms después) a 550…habiendo pasado por una altura máxima de 582 metros. Vengan amigos que hay que subir la friolera de más de 400 metros en esos 14 kms restantes. La verdad no se ha hecho pesada la etapa pese algunas dificultades, como la cantidad de rocas, piedras y piedritas que hemos pisado hoy. La flora, era una y la fauna otra…dejamos los conejos, liebres, perdices y la pareja de águilas de ayer para encontrarnos con (no los hemos visto) los desperfectos en la tierra ocasionados por los jabalíes, especialmente debajo de las encinas y es que la bellota es un manjar y el jamón de bellota también…claro nos vamos hacia Los Pedroches…Otros especímenes, las cabras, alguna oveja y las vacas…pájaros?…pues si algún que otro mirlo negro de pico amarillo. Como cuatro, ciclistas en el Camino, todos ocasionales, pero con una voluntad férrea, Porque hay que tenerla para superar algunas de las subidas entre rocas insalvables (a priori).
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Con todos estos elementos sobre la una y cuarto hemos llegado a Cerro Muriano y desde allí regreso a Córdoba…nos habíamos comprometido a una degustación de arroz de rabo de toro en Bodegas Campos y la palabra es la palabra…la verdad que excepcional…frugal eso si, porque aprovechando esta estancia teníamos sesión doble de gastronomía…Antes de la “segunda película” un alto en el Camino para visitar la judería y la calleja de las flores (ambas de obligado cumplimiento)…y un paseo por la Plaza de las Tendillas y es que quien no ha estado en la Plaza de las Tendillas, no ha estado en Córdoba…encuentro casual con don Julio Anguila al pie de la estatua del Gran Capitán (sabían ustedes qué la cabeza de esa estatua, no es la de don Gonzalo Fernández de Córdoba?…Es la del gran torero “Lagartijo”, la explicación en wikipedia, creo). Visita a la Taberna El Pisto (los mejillones son una mutación de los que comemos normalmente). Sin más dilación a cenar a Recomiendo de Periko Ortega…sin palabras…si usted viene a Córdoba no lo piense, resérvese un mediodía o noche para degustar las creaciones de este chef…si no lo hace se arrepentirá y tendrá que volver…la calidad/precio es un escándalo…alguien debería mirarse en este espejo…
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Mañana hasta Villaharta en Los pedroches…os lo cuento mañana
