Uno de los valores más codiciados que tiene la Muy Ilustre y Leal Villa de Olba son sus ciudadanos. Agrupados en varias categorías, según su periodo de estancia: residentes permanentes, residentes temporales y visitantes ocasionales de no más de diez días. Vista esta clasificación, que cada uno se incluya en la que corresponda.
Pues bien, sabido es que natos. No natos, pero descendientes. O no natos, ni descendientes, sino simplemente de Olba por vínculos familiares a través de cónyuge, novia, novio, amigo, amiga o relaciones similares con alguien de las anteriores divisiones. Todos, todos desean mantener esa vinculación con el pueblo, como viene demostrándose año tras año, ya que algunos, pese a su pesadez, intrínseca con su carácter, no hay manera de que se vayan.
Los ciudadanos con derechos adquiridos a ser de Olba, se dividen en grupos (más o menos homogéneos) de mujeres, hombres, chicas, chicos, niñas, niños, abuelas, abuelos, viudas, viudos y gente de bien y mal vivir. Una vez en el mundo, el ciudadano de Olba se agrupa en Peñas, seguramente por edades o porque siempre existe un “qué le vamos a hacer”. Peñas, que van desde EL CARRETILLO, formada ya por ilustres abuelos, con una sólida tradición musical, no en vano son el núcleo vehicular de la Banda de Música, con Rafael al frente; y fundamentada en los principios del buen yantar y del mejor beber (autóctono si es posible), de la bodega del Excmo. e Ilmo. Sr.D. Ángel Herrero, presidente que es de las Cortes Ciudadanas, compuestas por el Senado y el Congreso.
Viene después por orden de aparición en este mundo: EL BOTIJO, reunida en torno a personajes entrañables como Adolfo Herrero, su primo José Maria, Paco, Fernando y otros de ralea y condición parecida. Peña, vamos la única, con cantador y cantadoras de jotas que no desafinan (Paco, Pilar Fleta y Milagros “la de la Marina”). Esta peña nota la decisiva influencia de la liberación de la mujer y el acceso de las féminas a los centros de decisión, vamos que mandan. Es conocida por su vocación andadora. Dedican algunos fines de semana, largos eso si, a excursiones por las montañas de Catalunya y Aragón, casi siempre con elementos de El carretillo, con el único fin de mantenerse metafóricamente jóvenes y aprovechar el momento dulce de la relación familiar para eliminar algunas lorzas que agrandan la talla femenina.
En este punto y aparte hay que incluir a la Peña LA BOLIGANA. Activa como ninguna, se hacen acreedores al título de “Culturales” ya que dedican mucho tiempo a la expansión de la cultura, especialmente la música, la gastronomía y los juegos de mesa. Ilustres por su sapiencia y por la originalidad de algunos de sus disfraces, se hartan de hacer kilómetros de autopista para celebrar juntos esta o aquella paella. Es una forma como cualquiera de ir matando la cuarentena.
Seguidos vienen los componentes de la Peña LOS RETABLOS; agrupados en torno a personajes de la talla de Morrosko, Rafa, Froilan o Quique. Dejaremos para último a Pepito, conocido por su espíritu célibe, que afortunadamente lo mantiene alejado del concepto matrimonio o pareja de hecho, su fama atraviesa los confines del municipio. ¿quién no conoce en la contornada a este paradigma del celibato alegre que es Pepito?. Esta peña constituye el referente del vocablo “Troneras”. Para ellos la juerga sana, la risa abierta o las madrugadas con sabor etílico son elementos que se mezclan con la pólvora, el cuerno y la música y forman un magma que se llama OLBA. Después la peña conocida como LOS McKENNA (César, Jerry, Ricardo,
Rosita Pertegaz, Rosa Martín, María Dolores, …), que se distinguian en su juventud por un sano
espíritu anarcopsicodélico. Con la edad, algunos retablos y algunos McKenna se reunificaron en la peña EL FIRULILLO MAÑOS DE LA JOTA ARAGONESA (con nuevas adquisiciones como Pili o Teia).
Les siguen en orden cronológico la Peña EL HAMBRE, formada por elementos desgajados (pepitillas) de la anterior y que tienen en común algunos lazos familiares. Singulares en su quehacer y leales en su sentido amplio de la amistad. Son capaces de superar algunos principios por respetar las tradiciones, las devociones y caer en tentaciones. Conocedores de barras y taburetes, algunas, pocas, veces salen de su particular cueva, y abandonan el Ducados, el quinto o la copa de balón y se dejan querer por el viento fresco de la madrugada en la cuesta de Hilario. El Hambre deja paso a la Peña LOS FLIPOS donde el denominador común actualmente son los niños, todos tienen familia, dos mejor que uno, debe ser el lema de los distintos matrimonios. Pero es que además de contar con profesores, banqueros, funcionarios, etc, además, por si eso fuera poco, se permiten el lujo de tener al alcalde elegido democráticamente por los ciudadanos de Olba. Nuestro querido, admirado y nunca bien ponderado Javier, hijo de Gaspar y Rosa, veterinario de profesión, y unido sentimentalmente a una mallorquina; ejerce de veterinario en la zona, vamos en la comarca Gudar-Javalambre, con gran acierto y además rige los destinos administrativos y políticos de un pueblo que lo siente como suyo, aunque sea advenedizo desde corta edad.
Menores a poca distancia le sigue EL ESCÁNDALO. Todavía jóvenes (pero menos) se niegan a dejar de ser libertinos, para penetrar de lleno en el túnel de la responsabilidad laboral. A modo de baúl de los recuerdos han marcado algunos fines de semana en el calendario que les permita dar rienda suelta a los aires de fiesta que llegan desde la Olba estival. Tatuados por la cerveza de El Chicuto, empiezan a saborear la burguesía del CAMPANO en El Callejón. Miran hacia atrás con cierta nostalgia al comprobar que eran y en que se están convirtiendo. Han dejado de ser revolucionarios del quinto para ser diputados del guiñote.
EL ATASKO, es peña de jóvenes, sólo jóvenes, dónde están bien definidas las diferencias entre hombres y mujeres, aunque empieza a observarse cierta promiscuidad entre lo que antes era simple compañerismo. Si en la Peña El Escándalo el presente es la sección bodas y bautizos, en el Atasko, la planta más visitada actualmente es la de regalos para San Valentín, el día de los Enamorados y es que no paran de crearse parejas de felicidad presente y de un futuro “ya veremos”. YAYU FILE (que nombre más raro) es una peña de recién estrenada mayoría de edad. Donde la inmadurez de sus componentes (quien tuviera 19 años) les otorga ese plus de frescura, que mezclan con cierta soberbia en los conocimientos, apenas unos años de universidad, para considerarse el ombligo del mundo y aplicar la endogamia a sus relaciones consigo mismos y no digamos con los demás. Solo tienen un pecado: la juventud, pero nos queda el consuelo que eso se pasa con la edad.
A esta peñas, se irán uniendo otras muchas que ya se están formando en la más tierna juventud. Y serán comisión de fiestas y se harán mayores y también pasarán. Pero por encima de los transitorio en la mente de todos los peñistas siempre estará OLBA.
Todo hay que decirlo, no todo fué, como es hoy, las nuevas tecnologías y los métodos de educación, aplicados con cierta laxitud por muchos de los que nos criamos en otra generación, ha dado resultados ciertamente contradictorios, pero si echamos la mirada atrás podemos ver esto:
que tampoco era malo, más bien era bueno
Querer ser de Olba es un valor añadido a los que ya de por si poseen individualmente cada uno de los que acuden al pueblo en las diferentes estaciones del Año. Esos valores tomados de forma global, descontando aquí los impresentables (que los hay), los indeseables (que también los hay) y los amorfos (que no aportan nada), conforman un valor global, que constituye, sin duda, un elemento diferenciador con todos los pueblos de España.
Si desde el advenimiento de la democracia se ha configurado el Estado de las Autonomías, con 17 comunidades, más las ciudades de Melilla y Ceuta; ha sido por que en 1977 los constituyentes desconocían la existencia de Olba como municipio con características especiales que lo hacían diferente, como ya hemos dicho tanto en su paisaje, como en su paisanaje.