Han hecho falta más de 8200 kms desde que salimos de Buenos Aires allá por el 31 de octubre para llegar a uno de los puntos neurálgicos del viaje a través de una parte esencial de Argentina (la verdad es que para completarla bien se necesitan muchos más kms y días, tal vez meses), pero nuestro recorrido ya tiene algún mérito. Ese punto neurálgico (si ustedes nos vienen siguiendo en estos comentarios lo habrán adivinado) está en los alrededores (80 kms) de El Calafate. Allí en el Parque Nacional de los Glaciares se yergue el Glaciar Perito Moreno, el icono más importante de la oferta turística de la naturaleza en Argentina.
Describir aquí lo que se sabe de él es pretencioso, porque todo está escrito y para informarse solo vale entrar en internet e interesarse.
Si les diré que entrar cuesta 500 pesos por persona (25 €, extranjeros) y vale la pena. Que antes de llegar te ofrecen una excursión de una hora en barco para recorrer el una parte del Lago Rico frente al Glaciar Perito Moreno (hay otras excursiones desde el lado del Lago Argentino)…Una hora admirando tanta belleza junta y presenciando cualquiera de sus múltiples derrumbes que constituyen un espectáculo en si mismo (yo presencié en su día uno que según los entendidos obedecía a la caída de un edificio de once plantas)…por pequeño que sea el ruido ya estremece. De ahí hasta las pasarelas (una obra de ingeniería integrada en el paisaje que te permite acercarte a pocos metros del glaciar y verlo desde los dos lagos el Rico y el Argentino.
El resumen es que tienen que verlo cualquiera que no lo haya visto y si puede ser más de una vez mejor. Una persona ha dicho kms después de ir de vuelta a El Calafate que aún tenía ese blanco y el azul de sus grietas en la retina. Y es que a su majestuosidad como paisaje, se le añaden pequeños detalles que todavía lo hacen más inmenso si cabe. Son esos azules con matices que salen de cada una de sus grietas… Azul si, pero que con tantos matices podríamos llamarle “azul Perito Moreno” porque no se como encuadrarlo en la gama conocida.
Visto lo Visto (que es muy importante) regresamos a El Calafate no sin antes almorzar en una estancia antes del cruce con Puerto Bandera donde la espera para la comida es su mejor cualidad (más de una hora para un risotto). La comida era correcta, la espera una desesperación, pero el paisaje desde su comedor una belleza. Corto porque lo importante hoy no es la descripción del objeto, sino su imagen reflejada en las fotos…mañana excursión a los otros glaciares (turisteo necesario).