“Como decíamos ayer” frase mítica en el anecdotario español que se atribuye a Fray Luis de León, quien tras cinco años en prisión volvió a sus clases en la Universidad de Salamanca. De la misma guisa hoy la historia se escribe de nuevo en La Molinera de Lalín a dónde hemos vuelto (en taxi) desde Silleda, final de etapa, para degustar ese pescado que llega los martes hasta este restaurante (como a otros muchos) Diego y Ana (con su tía y madre en la cocina también) bordan el servicio y los manjares del día. Hoy como final de “fiesta” gastronómica nos han permitido ver la bodega. André (que de esto sabe un montón) ha puesto cara de “admiración” (con signos) y solo ha dicho en su castellano del Condado de Foix: “Muy grande, respeto” que quiere decir en lenguaje del Camino “de …. madre”. Si la carta de vinos del restaurante ya da miedo al comensal con ciertos conocimientos, la bodega (con todo lo que no está en carta) imprime carácter. Estamos en Lalín capital del Deza y del Cocido con D.O…fin de la historia, hasta la próxima.
La etapa comenzaba a eso de las ocho en Lalín. Hay que destacar que hoy Tin, se ha incorporado de pleno derecho al grupo de sherpas, con el número 3. La primera en la frente porque hemos dado una vuelta (made in Vicente) por aquello si no os ha quedado claro dónde está el Camino de Invierno. Luego retomado el “carril” amarillo de la “salvadora” aplicación Buen Camino, nos lleva por un parque junto a un arroyo de 3 kms perfectamente diseñado, con un piso con tierra compactada (barro por doquier, pero con dignidad, sin los consabidos excrementos de vacas, luego ya llegarán) Una excelente iniciativa a favor del peregrino, pero también para el ciudadano que vive aquí. Luego pasamos por el polígono del Deza (que pesada es esta parte, cuando se pasa) Sobre todo por el tráfico que tiene la N-525. Aquí ya hemos topado con esta carretera que será compañera de fatigas hasta Santiago…la atravesamos a menudo desde hoy hasta el final. Sin carretera hemos de decir que hoy (contrariamente a ayer) hemos recuperado el espíritu del Camino. Corredorias cerradas por lindes con su musgo original, alfombra de hojas de carballo, helechos en marrón que contrastan con el verde, sin lluvia (parte importante, ya hemos visto el sol) esos carballos que te miran fijamente desde la altura (formando un túnel) y controlan tus pasos para que no te despistes y te vayas por los cerros de Úbeda. Algún Pazo que otro (estamos en la ruta de los pazos) iglesias a la gallega con cruceiro y cementerio adosado. En fin, el Camino. Descanso en Prado, con refrigerio de mochila en un banco de la N-525…por donde pasa un transporte especial (ver fotos) y hasta Taboada, su iglesia (cerrada, mecachis, no hemos podido sellar). Taboada, con sus tres puentes, el de carretera, el del ferrocarril y el de los peregrinos, construido en el 912 pero sobre la calzada romana (imagino que debería haber alguno con anterioridad, dicen que de madera por eso se conocía como Pons Tabulata) Fotos de rigor para inmortalizar el momento y a por la subida. Primero por piedras que resbalan y exigen un esfuerzo adicional a su dureza (ya per se) Luego el desnivel y la distancia 2,5 kms hasta Trasfontao. De allí otros dos hasta Silleda y acomodación en el Hotel Ramos, como en épocas anteriores, cuando veníamos por el Sanabrés. Lo demás se queda en lo habitual, siesta, reunión de peregrinos (nosotros cinco) y hoy bareto para ver el Madrid (creo que Vicente y poco más) en la Champions. Mañana vamos hasta Ponte de Ulla la frontera con Santiago.