3 DE NOVIEMBRE DE 2019

POR FIN SANTA CLARA

Alguien se preguntará que significa para un agnóstico-racionalista un titular así…lo entiendo. Pero la respuesta está en los años que llevo de fiel devoto (de la arquitectura, se entiende) de los conventos de Santa Clara, allí por donde paso…me gusta la sobriedad de esas construcciones, las celosías que esconden la clausura y por qué no los dulces que hacen esas monjas…que piden por el buen tiempo en las bodas de sus feligresas, aunque éstas solo crean en Santa Clara ese día y si hace sol. Pues bien, hoy en Asís (no lo sabía) está el mausoleo de esta Santa a la que le tengo esa fidelidad arquitectónica y gastronómica. Y no les quepa duda allí que he ido y lo atestiguan las fotos robadas en el monasterio en cuestión. Hecha la aclaración: Vayamos a lo que nos ocupa en este recorrido. Anunciaban lluvias en la zona y en Asís en concreto (con ese propósito hemos salido de Holly equipados hasta los dientes) Pues en todo el recorrido de la ciudad de San Francisco ni una gota, incluso a ratos el sol aparecía como regalo. Desde la Holly hasta la basílica una subida de justicia (1,7 kms) leyendo los nombres de los fieles que han regalado un ladrillo para acabar el camino desde una carretera hasta la Porta del Santo junto a la de San Pietro. Italianos, peruanos, gringos de todos los estados y supongo que de otros países, aunque no he prestado mayor atención. Llegados a la Basílica…mucha gente (menos que estos dos días, decían. También eran las nueve de la mañana y ya llamaban a misa) La iglesia donde están los restos de San Francisco estaba hasta los topes, unos en misa y otros (devotos, curiosos y turistas) a la tumba del santo…siguiendo la cola se llega hasta el lugar donde reposa desde el siglo XIII. Las dos iglesias, la otra es la Basílica Pontificia son de obligado cumplimiento si pasas por esta zona de Italia (nosotros hemos venido ex profeso a ello) Desde ese punto se inicia un recorrido por Asís hasta la otra punta de la ciudad donde está la catedral de San Rufino (por si alguien no sabía donde estaba el santo de todos los rufinos del mundo. Además es el patrón de la ciudad y no San Francisco). Una larga calle que te pasa por un sin fin de callejuelas perpendiculares con fotos a diestro y siniestro…La verdad es que es una ciudad a la que hay que ir. Luego está la consideración de si está dedicada al comercio de la fe y otros menesteres…que lo está, pero su belleza es tal que te olvidas. Todo en piedra y trufado de edificios que van desde el siglo XII hasta el XVIII…lo que quieras ver está allí. La primera iglesia que te sorprende, antes de la plaza del Comunale es la del templo del Minerva que conserva las seis columnas del siglo I antes de Cristo. En el siglo XIII el templo romano se transformó en una iglesia. Desde allí a dos pasos, la Fontana y el Palacio Comunale. Siguiendo con la cuesta (tela el día de hoy, en lo que a cuestas se refiere) llegas a San Rufino, la catedral (cercada por muchos coches, que desgracia) Desde la Piazza del Duomo se observa muy bien la Rocca de Assisi (vamos el castillo). Una café tempranero (eran las diez y ya teníamos medio jornal ganado) y a buscar la tumba de Santa Clara en el Monasterio de las clarisas (que diferente la majestuosidad de este convento a los que Castilla, sobrios como el terreno) seguimos camino buscando San Pedro (benedictina) también del XIII (menudo siglo en el románico italiano). Antes nos tomamos con el Monasterio de Santa Maria Maggiore (también del XIII). Por fin llegamos a San Pedro junto a la puerta de salida de Asís. Sobria y sin alardes del Renacimiento como las demás…fiel al concepto de Ora et Labora de la orden de San Benito. No nos ha llovido, lo cual ha hecho de esta visita a Assisi todo un éxito (será mano de Santo)

Comida en bistró Holly…aquí la chef se ha marcado unas lentejas caviar con un bacalao, todo adornado con unos cherrys de muerte…Llovía a mares y hemos estado tentados a abandonar Spoletto, sin callejear por esta ciudad patrimonio de la Unesco. Hubiera sido un error garrafal. Aprovechando una tregua del temporal…hemos salido vestidos como buzos con paraguas y a la aventura. Y la verdad es que Spoletto sorprende al más pintado…su oferta gastronómica (desconozco su calidad) se enmarca en locales de un atractivo muy especial (te invitan a entrar, incluso hemos pensado que de saberlo las lentejas para mañana) Su plaza empedrada, sus calles, las tiendas, todo justifica ese reconocimiento. Subiendo y bajando (vaya día) hemos llegado a el Duomo en una plaza con desnivel que embellece aún más esta catedral. A su lado (a un tiro de piedra) Santa Eufemia, un románico puro muy bien restaurado (curiosamente otra iglesia dedicada a esta Santa en Palencia es también un icono del románico, aunque es privada y hacen bodas) Llovía a cántaros cuando regresábamos del “paseito” bajo las aguas. Nos hemos puesto en marcha para intentar (lo hemos logrado) llegar a Orvieto donde mañana empieza el recorrido…72 kms bajo una tormenta incesante por una carretera de montaña (y la autoestrada sin aparecer) Pueblitos de ensueño, pero bajo una tensión brutal por la dificultad del camino y las condiciones climatológicas…Un buen día (al final)