El final de este día (vean la hora en que se escribe esta crónica) no podía ser otro que una sesión de fado en alguna taberna de Alfama donde acuden los lisboetas. Fado de aficionados con voces diferentes a las convencionales de los lugares turísticos (como nos ha sucedido alguna que otra vez en esta ciudad) La recomendación de una de las camareras de la Taberna da rua das flores nos ha permitido encontrar ese lugar. Anoten Tasca BELA en Rua de los Remedios,190. Allí encontrarás refugio para unas 50 personas, todas recomendadas y en tu mesa una cena de picoteo (sin más pretensiones, pero sin desmerecer de una buena cena) y un recital corto de fado, chico y chica con dos excelentes músicos a la cuerda y lo mejor es que está lejos del uso turístico que se está dando a esta expresión artística en Portugal. Hemos tenido suerte.
El día tenía su miga (porque llovía fundamentalmente). Primero al Parque de las Naciones para ver en primer plano el Puente de Vasco de Gama. Aunque lo importante, a mi juicio, ha sido el aprovechamiento que Lisboa le ha dado al parque de la Expo 1998. Un barrio residencial donde respirar río Tajo y con todos y cada uno de los servicios de la gran ciudad. Además la estación de Oriente es una expresión de la arquitectura contemporánea que se está ampliando en Lisboa junto a la recuperación de viviendas y locales en los barrios antiguos. Señalar la efervescencia que hemos venido corroborando en todo el país.
Metro con atracción incluida, un acordeonista y su perro…hasta Figueira y de allí hasta Alcántara para comer en O Palacio, una marisquería donde el público local la llena por aquello de que conocen el producto que allí se sirve…Espectacular, ya es la segunda vez que vamos.
Y como no podía ser de otra manera y estando al lado menos…Los Jerónimos con las tumbas de Camoes y Vasco de Gama…la suntuosidad del estilo manuelino y la grandiosidad del monasterio. Visita obligada. Enfrente el monumento a los descubridores y una foto única del puente 25 de abril (que fuera paso obligado si querías llegar a Lisboa.
Más allá en el estuario del Tajo, a un tiro de piedra, la torre de Belem, también de estilo manuelino, construida en el siglo XVI y que hoy es Patrimonio de la Humanidad. De vuelta amigos a la cafetería de los pastelitos de Belem (colas y más colas) porque era la hora de ese chocolate con el pastelito típico (piensen que su ocupación máxima rondará las cuatrocientas personas). Y eso ha sido todo en un día lluvioso en Lisboa, no dirán que no ha sido aprovechado…mañana Sintra, pero eso será mañana.