20 de abril de 2015
LUBIÁN-A AGUDIÑA
Salida a las 7,51 horas. Llegada a las 14,32 horas
Domir en Hotel Bruma II. 33 € la individual. Descuentan un 10% por peregrino. Muy bien. Recomendable. El menú de 12 € es abundante y de buena factura.
La Guía oficial del Camino de Levante (se supone bien informada) cifra la etapa en 23,7 kms. La realidad según GPS es de 26,230 kms sin salirse del recorrido marcado por esa Guía Oficial. No tiene nombre.
Sin duda la etapa reina de este Camino. Sin ser tan dura en su conjunto como la subida de Cebreros a San Bartolomé de Pinares. Ni del Herradón a Ávila. En su conjunto es muy exigente.
Pero empecemos por partes. Desde Lubián se llega al Santuario de la Virgen de Tuiza y desde allí comienza una ascensión de aproximadamente 6,5 kms con dos partes diferenciadas. La primera de extraordinaria dificultad. Hasta llegar a unos falsos llanos, que son simplmente subida de menor tanto por ciento, donde recuperas parte del resuello. Una segunda, cuando ya estás viendo el final de la cuesta por la referencia de la A-52 a tu derecha. Es entonces cuando se empina de lo lindo la senda y vuelve a exigir lo mejor del caminante. Arriba te espera un merecido descanso, la vista a un lado y otro de Zamora y Galicia y un pensamiento (falso) de ya está.
La subida a La Canda está plagada de dificultades del terreno, especialmente arroyos que trasnforman la tierra en barro. Además en días de lluvia las piedras (pizarra sobre todo) pueden ser pistas de patinaje. Valor, mucho barro y a por la cuesta.
Después del ya está, empieza una bajada de esas de justicia hasta Santa María de Vilavella. Falso, porque se baja la gran cuesta, pero se inician una serie interminable de toboganes o rompe piernas que te llevará hasta el final de etapa.
Dos subidas de tobogán muy exigentes. Que acrecientan la sensación de dureza de la etapa. Lo es.
Galicia nos va mostrando su paisaje más común, las corredorias (aquí se han colocado grandes bloques de piedra para superar arroyos y barro). Pero al llegar a O Pereiro la fisonomía cambia y el arbusto, la piedra caliza y algún que otro campo donde pastan las rubias gallegas sustituyen a esas corredorias con musgo y carballeda a ambos lados. Algún castaño en la proximidades de la parroquia o la aldea consiguiente pueden romper el encanto de las montañas plagadas de uz violeta que le da un tono muy atractivo.
San Pedro de O Pereiro o Santa María de Cañizo, antes de Agudiña nos enseñan la parte agrourbana. Después de un descenso por la N-525 se llega a A Agudiña, final de esta etapa reina del Camino.
Sólo una consideración, no hay ni un bar abierto en todo el recorrido. Aprovisionamiento de Agua y frutos secos. La exigencia del recorrido te obligará a usar todo lo que de líquido lleves.
Mañana hasta Campobecerros, lugar de transición para buscar la subida de Alberguería.