CUARTO DÍA

Son las siete de la mañana y las cabras que dejamos ayer al borde del mar no han aparecido…se han contagiado del sueño de algunos. Los grumetes a sus quehaceres…el cocinero ya en su puesto de trabajo y el capitán algo más tarde observando como trabajan los demás…Sol de justicia y ni una nube en el horizonte…va hacer calor…

Y en verdad que lo ha hecho…

Sobre las 8,30 horas empiezan los preparativos del desayuno…de verdad que un lujo…a algunos del grupo les empieza a pesar la conciencia de tanto comer…aunque por lo que observo lo dicen con la boca pequeña dado lo que queda del ágape matutino…Pásame el yogurt…de qué es la mermelada?…Este es el queso qué me gusta tanto?…Y es que no tenemos remedio…la mejor manera de vencer la tentación es caer en ella. Sobre las diez, ya algo más emperifollados…cada uno presenta modelito cuál Madrid Fashion en Turquía el barco se pone en marcha…cámara acción grita el director y algunos como posesos a eso de la Gopro 5, las Nikon de gama alta y alguna compacta para iniciarse…a retratar el paisaje y los momentos…

El capitán nos comunica el programa del día…primero nos vamos a Drenke una bahía donde desembocan dos ríos y a la que llegamos en poco más de 40 minutos de navegación…Allí nos encontramos con un sin fin de barcos de turistas, asemejados a las antiguas golondrinas del puerto de Barcelona…La verdad es que la sospecha de masificación se quedó en eso, solo sospecha porque luego fuimos en bus hasta Myra la ciudad romana objeto de nuestra visita y éramos pocos y ni siquiera parió la abuela.

Bonitas ruinas romanas donde se conserva en buen estado el anfiteatro…igual que en Kàs…se ve que las civilizaciones posteriores a los romanos eso del teatro les iba en cantidad. Pero lo que sorprende son las tumbas repartidas por la montaña y rodeando al anfiteatro. Si en Kekova y Kàs eran túmulos, aquí son pequeñas excavaciones en la roca a imagen y semejanza de Petra, aunque mucho más sencillas…No deja de ser admirable como legado de una civilización que solo conocemos por los libros y los vestigios que dejaron…

De ahí hasta la iglesia de San Nicolás, donde está enterrado este Santo y que data del siglo III, pero reconstruida en el siglo IX. Monumental, con ábsides pre-románicos y unas pinturas alegóricas que la hacen imprescindible en este viaje. Allí se mezclan el turismo cultural como es nuestro caso con el religioso, ya que es visita obligada para ortodoxos griegos y especialmente ruso…Nikolai es de una devoción ilimitada. Las escenas frente a su tumba son dignas de admiración para quienes no entendemos de esas cosas. Respetables al mismo tiempo para quienes desde la fe en San Nicolás lloran ante su tumba.

Después al súper a proveernos de vino y otras menudencias que van escaseando pese a la voluntad de hacer régimen expresada por la mayoría del grupo.

Vuelta al barco con las esperanza de bañarnos en una pequeña cala donde la quietud del mar invita a eso y al “dolce fer niente” o sea el vago. Aperitivo con cosas nuevas…especialmente un paté de olivas turcas “que quita el sentío” y bañito rápido. Ya estaba puesta la mesa cuando llegamos…La comida, hoy merece capítulo aparte. Mediterránea como cada día, pero el chef nos ha sorprendido con una “fideuá” a la catalana. Gambas (no eran de Palamós) y fideos muy bien hechos acompañados de “gambitas” La Sirena todo con especies de este lado del Mediterráneo. Una menestra con berenjena, calabacín y patata aderezado con un all-yogourt fantástico. La ensalada clásica que no falte… Vinos turcos, tinto y blanco…correctos.

Siesta y bañito de segundas…

Media hora y nos vamos dice el capitán…a dónde? Vamos a ver Kale una pequeña población con antecedentes de la época romana y con numerosos restos de esa civilización…especialmente túmulos, algunos en medio de las tiendas de souvenirs. Curiosa población donde conviven los turistas, los gallos y gallinas o alguien guarda la vespa bajo un techo romano en ruinas.

De nuevo en el barco la cena. Antes una escena que se repite hoy, aunque ya la vimos anoche. Unos pescadores se acercan hasta nuestro barco y ofrecen la pesca…tras una conversación con el capitán nos enteramos que para cenar tenemos además lubina. Otro lujo al alcance de pocos, recien pescada.

A las viandas habituales…verduras en su máxima expresión…hoy especialmente un calabacín frito al estilo de las patatas que todos conocemos, le han añadido la lubina recién pescada a la plancha con una salsa a base de aceite y ajo que le daba un plus añadido.

Anuncio de que mañana la marcha se inicia a las siete de la mañana y por arte de magia a todos les ha entrado sueño…y aquí estoy solo escribiendo esta crónica en medio del mar con una música turca de fondo…que dura es la vida del turista…