ONTÓN-ISLARES

Esta es lo que llamamos en el Camino una etapa con sorpresa…Todos los presagios son malos…empiezas en un hotel de carretera. Con un buen desayuno (pìnxo) eso si y te lanzas a una carretera la N-634 con la previsión de recorrer los 8 kms hasta Castro Urdiales más pendiente de los coches que del paisaje…por bonito que este sea. La primera en la frente porque  nada más pasar el pueblo de Ontón empieza una subida de 2 kms que quita el sentido y el pinxo se transforma en un puñal en la tripa…Al llegar al alto con el resuello a 45 rpm como los discos de vinilo…oh¡ la vista se te pierde en el mar a diestra y siniestra, sobretodo a la izquierda porque es una imagen De Castro Urdiales que no habías visto ayer. Y comienza el descenso reparador después de detenerte por lo de las fotos para el Facebook. Y abajo te queda Mioño un pueblito en el que se adivina una playa en forma de cala. Las guías de este Camino te anuncian una vereda que te permite dejar la N-634, pero tu ni te lo crees. Pues si existe y la cogemos con signo de relajación después de la tensión de la carretera (si bien es verdad que no han pasado muchos coches después de las nueve, los coles. Claro tienen la A-8 gratuita): La senda desemboca en esa cala que nos imaginábamos que existía detrás de la arboleda. Una playa idílica con un pequeño puerto sin barcas. Un monumento al caballo que tiraba de la vagoneta con mineral…es tierra de minas. Unos bares y restaurantes cerrados hasta el verano. Aquí el tiempo a veces juega a favor…pero el verde de las montañas tiene su peaje en forma de lluvia.

A continuación segunda cuesta de nuestro particular Vía Crucis de este Camino del Norte y de nuevo un paisaje de ensueño trufado por un rayo de sol que ilumina un pedacito de mar. Esa foto que quieres hacer y solo alguna vez, por casualidad consigues…La senda bordea la costa y por un tobogán llega hasta el paseo marítimo De Castro Urdiales…cuidado con las dos bajadas son de aúpa y sígueme. Repetimos recorrido, ayer fuimos de turistas, aunque este de más de 3 kms. Mira que cuesta atravesar pueblos y ciudades que además no te aportan nada más que cansancio. A la altura de la Plaza de Toros. Aquí si hay festejos taurinos. Te deberías desviar, pero hoy nos hemos (bueno se ha equivocado el franchutis) equivocado y carretera y manta hasta Cerdigo. Sin equivocación, unas imágenes del mar golpeando las rocas hubieran sido imposibles de grabar…En Cerdigo una senda que atraviesa un pequeño monte donde se mezclan encinas, tierras de cultivo, el cementerio del barrio, un pequeño prado con ovejas junto al acantilado, un gran prado con cabras y vacas. Te deja ya en la carretra local que te lleva hasta Islares. Fin de esta etapa . Pero las sorpresas no se acaban al llegar, sino que empiezan al llegar. Primero el alojamiento, hotel Arenillas, un macro edificio en un pueblo que apenas llega a los 500 habitantes. Eso si es un lugar de segunda residencia de Bilbao. Hasta ahora uno de los mejores al mejor precio…segunda el comedor, más de 100 comensales a la vez y tenemos que hacer cola para poder comer…tercera el menú…no lo explicaré para no dar envidia, ni pistas a mi endocrino, pero sin preguntar el precio ya sabía que era demasiado barato. Aquí revientan la ecuación calidad-precio. Cuarta sorpresa la playa de las Arenillas y justo al lado el puerto natural…la pregunta es: ¿Existe?, pues si aquí está en Islares.

Mañana toca Laredo y Santoña, la de las anchoas…pues si. Pero eso será mañana, aunque parece que pasado por agua.