NO HAY CABO SUELTO...Día 2

La primera noche a bordo del Levent Kaptan ha sido de calor en el interior de los camarotes (sudando lo suyo) y fresquito en los sofás de popa (algunos han pernoctado por tiempos limitados al raso. Dicen que habían estrellas) Con el primer rayo de sol empezaba el movimiento entre la tripulación y los tripulantes (ahí se servían los primeros cafés y alguna infusión temprana) Lo más bonito es que saltamos de la cama al sofá. Un desplazamiento de a corto que apenas puntúa en la app de los kms diarios (inapreciable) Primeras quejas de una noche de calor y sudor colectivo, a las que sucede el primer baño del día. El agua como si fuera en una piscina, frío al entrar y placentera los minutos siguientes…hay que hacer gana para acometer un desayuno a base de fruta, selección de quesos, creps con surtido de mermeladas y un bizcocho de aspecto “no me comas” pero de un sabor…(rechupete) del que se ha quedado la mitad para después.

Nos ponemos en marcha (sin viento y sin velas) digestión y salón de lectura para chicas y chicos con la sana costumbre de leer (novela, ensayo, etc, de todo menos poesía que sigue siendo la pariente pobre de la literatura) Nos desplazamos hacia un extremo del golfo con ritmo parsimonioso que para algunos es una invitación a la “siesta del carnero” que combinado con el insomnio de la noche produce rápidamente un efecto entre los tripulantes…Más de uno cabeceando en brazos de Morfeo.

En un momento determinado algún “grumete avisor” grita “tierra”…no se crean que era una expedición al nuevo mundo…quería decir “tortuga” y el reptil anfibio flotaba sobre las aguas con muy mala pinta. El capitán da la vuelta para observar el pobre animal. Mientras los demás mirábamos la escena, unos hacíamos fotos y videos para inmortalizar el momento, otros como simples observadores se apiadaban del estado de la tortuga. Ante la falta de reacción, el capitán y un grumete se acercan en la zodiac hasta la tortuga que mueve sus patas y manos, pero sin dar muestras de mucha vitalidad…hasta que en un intento de cogerla por parte del “capi” emprende la huida sin despedirse siquiera. A la francesa, dirían algunos (que mal educada) Sin más, paramos para comer (una pequeña cala donde se mezclan los pinos, las rocas y el mar) Entrantes de diferente elaboración (destacaba un Taztziki de ensueño) y ensaladas varias…de vino chardonnay y albariño.

Tarde de intento (fallido) de ver a Nadal en Roland Garrós y seguimiento por La Vanguardia vía online. Ya en el segundo set y viendo que las chicas ya estaban en el agua cuál sirenas del viaje a Itaca. Los chicos  (Roca y el escribidor) rompimos nuestra promesa de “hombres de secano” y sucumbimos a las rogatorias (ya saben el tono) de nuestras parejas y amigas. Mientras el bueno de Luis y Pepe (acostumbrados a bañarse mañana y tarde) se desplazaban con un kayac entre sirenas. Victoria de Nadal (comentarios sobre el tema) y vuelta a la lectura a esperar la cena…otro surtido de ensaladas, escalibada y salmonetes de segundo…de vino syrah y sauvignon blanc (por este orden)…Otro cuenta historias con gintonic gratificante (esta vez una acertada exposición de la situación de los venezolanos en la Venezuela de Maduro, contada por una testigo directa, yo diría sufridora de un régimen donde o eres de ellos, Maduro, o no eres nadie) Ahora toca dormir (por cierto nos han puesto el aire acondicionado en los camarotes) Nos queda la duda o frío de taparse o volver al calor de la brisa marina…mañana se los aclaro.