La etapa de hoy tenía sus nombres propios. El primero el alto de Mostelares, una subida de 142 metros en apenas 700 lo que indica su dificultad. Lo bueno, el paisaje durante la subida y la salida del sol con la niebla a ras de suelo que componen una imagen de lo más “idílico”. La hemos subido (no al trote) con la parsimonia de dos “seniors”, reposando y recuperando el resuello perdido. Pero con cierta dignidad. Eso sí, nos han adelantado casi todos los y las peregrinas. Tengo que decir que a una la he llamado coreana y con cierto enfado me ha “espetado”, taiwanesa (le ha faltado decir pinpollo, pero habrá visto mi edad debajo de la boina) Desde la cumbre a derecha e izquierda se divisa el panorama de una Castilla mesetaria. Antes de bajar un pequeño testimonio gráfico de la Tierra de Campos palentina por donde transitaremos en las próximas jornadas. Bajada de justicia divina, 18%. Rodillas quejándose al maestro armero y a llanear hasta la Ermita de San Nicolás, antiguo hospital de peregrinos, albergue ocasional y frontera entre Burgos y Palencia. La marca el río Pisuerga. De ahí hasta Itero de la Vega, donde los peregrinos reponen fuerzas (un mogollón haciendo cola para un café con leche y un bollo). De ahí por medios mecánicos hasta Boadilla del Camino, donde nos topamos con el Rollo Jurisdiccional. Una columna profusamente esculpida con motivos vegetales (principalmente) de siete metros y medio que significa la independencia jurídica de esta ciudad frente a Castrojeriz. En el medievo servía para exponer (atados) a los delincuentes antes de juicio a forma de “vergüenza” colectiva. Deciros que allí nos ha encontrado Vicente, después de recorrer unos 8 kms más que nosotros…cosas del directo.
A dos kms de esa plaza llegamos al segundo nombre propio del día…El Canal de Castilla, obra cumbre de la ingeniería del siglo XVII que recorría Castilla de sur a norte para llevar el trigo hasta los puertos del cantábrico en barcazas tiradas por caballerías. Un oasis de verde y cultivos entre tanto ocre de los campos de cereales. A poco de Frómista las compuertas que permitían elevar las barcazas y seguir ruta. La llegada del tren dejó sin utilidad esta obra. Para más información Wikipedia.
Una vez llegamos a Frómista nos encontramos con el tercer nombre propio de esta etapa. La iglesia de San Martín. Un compendio de lo que fue el románico palentino. Su restauración allá por finales del XIX y principios del XX recuperó parte de su esplendor y permitió rehacer las torres cilíndricas que son un exponente difícil de encontrar en el románico. Su restauración en el siglo XXI ha permitido recuperar capiteles con motivos vegetales, animales o históricos. Su estampa es impresionante y se convierte en el icono de este tramo entre Burgos y León. La iglesia de San Pedro (también en Frómista) es un buen ejemplo de románico tardío de finales del XIII.
El cuarto nombre propio es la Hostería de los Palmeros. Fundada en 1968 es de obligado cumplimiento si pasas o estás cerca de Frómista…Excelente producto, excelente cocina, excelente servicio, carta de vinos amplia de D.O y referencia de cada una de ellas. En fin, era uno de los elegidos en este tramo…ya menú del peregrino de aquí hasta Mansilla de las Mulas…pero eso es otro cantar. Como veis, a veces el esfuerzo se ve recompensado con un homenaje en toda regla…no os voy a cansar con el menú…las fotos adjuntas lo dicen todo. Mañana Carrión de los Condes, otra ciudad icónica del románico palentino…mañana más.