Dice la Biblia que dios creó el mundo en seis días y el séptimo descansó. Seguramente influenciados por una supuesta Biblia particular, también en nuestro viaje el séptimo día ha sido de descanso…Zarpamos a las diez del lugar donde atracamos anoche…después del desayuno claro. Larga noche que ha servido para descanso de algunos…y de ahí a Fetiye…una población de la costa turca. Esta un poco más grande que las demás que hemos visitado. Un puerto centro de turismo, lleno de barcos y vacío de turistas. Bares y restaurantes a la espera de los comensales que no llegan. Tiendas abiertas con los empleados a pie del cañón, eso si sin saber que hacer, ni a quien vender. Pese a su soledad no te atosigan con el “venga, venga o aquí mejor y más barato”, simplemente si entras te atienden con la mayor de las amabilidades. Que diferencia con otros países.
Nada más atracar nos llevan hasta el mercado del pescado que tiene su cromacidad particular. La variedad es extensa como corresponde a un puerto de mar. Pero algunas especies vienen incluso desde el Mar Negro. Hay que decirlo, esta noche gambas y mero todo fresco…por eso hemos comprado una botellas de vino blanco…las chicas se quejaban…
Vuelta al barco para comer…delicioso como siempre…esta vez un guiso de berenjena con carne y tomate y selección de frutas de postre. Siesta obligada…bueno a medias porque rápidamente el capitán leva anclas y hacia Gotcek, otra vez por aguas mansas. Volvemos a la navegación con velas con ese ruido característico de deslizarse sobre las aguas. Todo es relax o descanso del séptimo día. A media tarde llegamos a puerto y se impone un gin tónic con “cosas” antes de dedicarnos al deporte de la compra compulsiva…
A las seis y media el grupo se ponen en marcha hacia las tiendas del puerto de Gotcek…caras de voracidad y ya en la primera de las tiendas caen unas chanclas de Hermés…después de un hábil regateo, Caras de satisfacción por la misión cumplida al ahorrarse unos euros del precio original…Hasta que veinte metros más allá en otro comercio similar las mismas chanclas están 5 euros más baratas y sin necesidad de gastar energías en el regateo…”me caguen lá” se dicen para los adentros las compradoras burladas… volveremos y satisfaremos nuestro ego en un nuevo regateo musitan entre ellas…y lo cumplen satisfactoriamente, esta vez con unos bolsos que salen a precio de ganga utilizando la vieja táctica de “esto o me voy…pues me voy”, lo que usted diga responde el comerciante que ve peligrar la venta. Y así hasta la última cena del grupo en la goleta que ha servido de “hogar dulce hogar” durante siete días.
La cena sin desperdicio. A las verduras de rigor “que bien las condimentan” se unen unos calamares plancha con una salsa de limón…las trampas que habíamos comprado en el mercado del pescado y dos meros a la sal que estaban de champions. Por cierto nos hemos enterado que el campeonato turco lo ha ganado le Betsikas, porque una calle de Gotcek estaba engalanada con tal motivo.
Luego el “Fuego de campaña” de la última noche dedicado al “abuelo cebolleta” que cada uno lleva dentro amenizado con canciones de Antonio Molina para acabarnos los últimos sorbos de los vinos, blanco y tinto de nuestro viaje…Las historias personales contadas si falsos miramientos suelen ser divertidas, incluso humorísticas. Velada divertida para poner punto final a nuestra convivencia…Promesas de “volveremos a juntarnos” hechas con el corazón y la experiencia de que este grupo “Turquía” funciona.
Unos mañana regresan a su base y otros nos vamos a voltear por este país. Seguiremos contando la experiencia.