LA MONTAÑA IMPONE SU LEY
Cuando hablamos de la dureza del Camino casi siempre nos referimos a las consecuencias en el recorrido de las condiciones climatológicas adversas, especialmente la lluvia en todos sus grados de intensidad. Pero pocas veces hacemos referencia a la dureza del trazado y (si me dejáis) a lo absurdo de algunos tramos. Entiendo que los que diseñan el Camino, de cualquiera de los que conocemos, traten, por seguridad, de alejarte de las carreteras, principalmente, de aquellas con mayor densidad de tránsito. Pero hay que saber que los primeros Peregrinos eligieron el camino más corto para ir a Compostela y de tontos no tenían nada. Los ingenieros que diseñan las carreteras (casi todos) no tienen tampoco nada de tontos y aprovechan la experiencia milenaria de aquellos caminantes primitivos. La orografía en Asturias (por hoy) es la de una región montañosa donde se suceden los valles, los ríos o los arroyos que los dividen. Pero también las montañas y las aldeas. No se justifican algunos pasos por esos arroyos bajando y subiendo de forma exagerada cuando unos cientos de metros (no más de 200) la carretera supera el accidente orográfico sin necesidad de pegarse una paliza (todo es justificable, pero hay ocasiones que por necesidad te comes kms de carretera). “Sentidiño” que dirían los gallegos. Que no es tan difícil.
Etapa dura, de esas que te dejan las piernas para un descanso prolongado. Un sube y baja constante por caminos con el barro de nuevo protagonista, aunque no haya llovido. Además aquí se unen muchos arroyos y aguas que bajan por las pendientes del trazado. Hemos iniciado el recorrido en el alto de Piedratecha para después bajar al Monasterio de Obona, donde se referencia al uso de la sidra como bebida. En ruinas, creo que merece una restauración por su importancia histórica y arquitectónica. De ahí (una parte esencial por carretera) hasta Campiello para hacer un alto en Casa Herminia, en su día un icono del Camino y donde hace diez años pernoctó el franchutis (tenía ganas de recordar, será la edad) Hoy es casi una multinacional y quizás por eso haya dejado un poco su encanto. Pasamos el desvío hacia la ruta de Hospitales (la que hizo el bueno de André y no murió en el intento) para seguir hasta el puerto de Porciles a 770 metros para seguir por camino y carretera hasta el alto de Lavadoria a 806 metros del nivel del mar. En ese pequeño tramo hay tres subidas y bajadas casi injustificables. Para mi solo la última que te permite hacer un esfuerzo descomunal para ahorrarte apenas 1,5 kms. Esa subida hasta la carretera de acceso al puerto de Lavadoria es de las que nos acordaremos en cualquier camino de futuro. Pero antes reiterar que no es necesario encontrar una alternativa a la carretera cuando ésta se convierte en un paso fácil. A veces lo sencillo es tan razonable que no hace falta estrujarse los sesos para cumplir lo que te exige el Camino. Después de 24,7 kms llegas hasta la Nueva Allandesa donde pernoctaremos, comeremos y cenaremos de forma espectacular. Ya lo dicen las crónicas, la cocina totem de la zona y lo es…no se pregunta la cláusula de rescisión del contrato de la cocinera, pero poco o nada, menos que la de Messi. Trato exquisito, cocina de mucho nivel (prueben el pote asturiano y el repollo relleno. El consejo es gratis) un lugar acogedor, hasta ahora el mejor por estos lares.