POR TIERRA, MAR, AIRE(VIENTO) AGUA Y NIEVE
No estaba previsto ninguna crónica más de este viaje y mucho menos después de la prosa-poética de nuestro amigo Morales (es imposible describir mejor todas las sensaciones y emociones vividas en Laponia)
Pero la osadía del escribidor (aun arriesgando el ridículo) no tiene límites y hoy se dan las circunstancias para haceros llegar un viaje de Copenhague hasta la nada, en Muenster (Alemania) pasando virtualmente por no sé cuántos refugios de holly desde Dusseldorf hasta Colonia, con parada en Leverkusen…vamos que parecíamos la Bundesg Liga, sin el Bayern de Munich.
Hemos salido de la capital danesa con un sol radiante, alguna nube entorpeciendo, pero de una claridad excepcional para estos lugares (casi siempre entre gamas de grises, aunque en las casas se instalen las placas de energía solar) Así hasta llegar al barco de Putthagen o lo que es lo mismo, cruzar de Dinamarca a Alemania vía ferry. Antes el paso entre islas se hace por un puente de esos que salen en los cromos y las enciclopedias de ingeniería y que te deja al pie de un túnel (como el del canal de la Mancha, pero más corto) Saliendo del ferry donde a eso de las once de la mañana la gente se come una salchicha de Frankfurt (nombre que recibe en los puestos de España) con patatas, salsa a elegir y uno los mira con ojos de “que raros son” hasta que se dice ¿y por qué no? Ergo, termina del mismo modo…y encima combinado con el capuccino que era la comanda primigenia. Me recuerda una película de “catetos” donde se contaba que una muchacha tenía el antojo de “nata con anchoas” (curioso embarazo) pues igual de raro ¿verdad?. Saliendo del ferry ya se adivinada en el horizonte una nube negra (como el corazón de los malvados) Amenazadora de cualquier cosa. Entre Puttgarden y Hamburgo se notaba que la nube había pasado por allí (por el barrillo que iban dejando camiones y coches en la autopista, venga darle a la escobilla y el agua del limpia) Ya en el camino a Hannover y Bremen el agua de la nube caía con cierta virulencia, como diciendo “de mi no os libráis, insensatos” Todo amenizado con ciertos atascos que el Google maps iba cuantificando en minutos. A todo esto, Rosa ha dedicado la mañana y parte de la tarde a buscar un alojamiento para la holly y “nosotros incluidos en el lote” que nos acercara a Lyon, donde pernoctaremos mañana…Tras más de “incontables” llamadas en alemán de defensa personal y el inglés perfecto que habla, el resultado ha sido volver a lo previsto ayer…Muenster y un camping muy apañado pero sin wifi…cosas del directo. Mientras comíamos en la “furgo” algunas cosas de casa, lo que ayer en la autopista fue de menú a 90 coronas suecas (se pueden imaginar el contenido…de postre omeprazol en tortilla) Comiendo en una de esas áreas de descanso con servicios y camiones en espera, ha empezado a nevar…la nube (la negra) sonriendo para sus adentros por aquello del miedo de Rosa a las inclemencias y la posibilidad de tener que usar cadenas. Porque a 2 grados (positivos) a veces tanta nieve llega a cuajar. Luego una lluvia intensa a modo de quitanieves. Pero unos kms más adelante vuelven los copos de nieve con mayor fuerza…sigue el ay, ay, ay. Hasta que la nube nos ha dejado y buscaba otros lugares donde impresionarla personal…Café, con un “no sé qué” ni dulce, ni saldado que ha terminado mojado en otro capuccino para suavizar toda su sosez (imagínense que se ha quedado la mitad) Ya en el desvío hasta aquí, pasando por pueblos y pueblitos que de noche no te dicen nada, pero que imagino que con la luz de mañana pueden resultar hasta vistosos; un aguacero de alguna nube despistada de la de esta mañana. No nos lo esperábamos. Porque había que encontrar el camping y colocar la holly con su corriente alterna y todo lo que precisa para una cena (a estas horas estamos a la espera, en “casa”) y pernoctar con garantías de silencio que en estos lugares suelen ser las tablas de Moisés…Todo lo que os he contado aderezado con un viento amenazador de este a oeste o de poniente a levante y de fuerza (eso se lo dejo a los del tiempo) yo solo sé que de vez en cuando movía la dirección, con susto incluido. Si no hay nada que destacar está será la última crónica, quedan dos días de viaje intenso (traducido en kms y horas) y pueden ocurrir cosas que narrar.