UNIÓN MUSICAL DE OLBA

En Barcelona los carteles taurinos proclaman “Urbi et Orbi” las excelencias de la Banda Popular Sansense. Y cuando vas a los toros algunas piezas dejan que desear. En Olba tenemos desde hace muchos años una banda de viento y percusión que ya quisieran para si reputadas localidades de todas las riberas de cuantos ríos hay en esta España del Siglo XXI.
Pero su historia es paralela a la evolución socio-laboral de algunos ilustres convecinos. Primero aprendieron los instrumentos ya sea por ciencie infusa o lo que es lo mismo paterno-filial, con algún coscorrón que otro. Ya sea por la paciencia de Don Salvador, allí por los años 50. Este hombre, importantísimo en la historia reciente de nuestro pueblo, quiso que algún zopenco dejara esta ciencia oculta y pudiera abrirse a las excelencias del arte musical. Y poco a poco fue inculcando la solfa, la finura de oido y la técnica del soplar bien, hasta conseguir que pudiera oirse algo ininteligible en aquel marasmo de ruidos inconexos.
Pero la intención era mucha, la mies poca y la necesidad de progresar en lo económico hizo que aquellos incipientes músicos emigraran en busca de un El Dorado, cercano a Las Ramblas de Barcelona y perdieran la partitura, el oido y lo que de pentagrama les quedaba en las neuronas. Con las alforjas llenas, repleta la tripa, las cosas se ven de otra manera y ves por donde se despierta la vocación dormida y aquellos que en su día le dieron al clete, al bajo, a la trompeta o al saxofón; echen la mirada atrás y busquen recuperar los signos de la infancia a pesar de la obseidad y la calvicie.
A ellos se les unen, algún trompeta, más saxofones, un trompón y un bombardino despistado de un Rapsody in Blue en las calles de Ciutat Vella. Platillos ocasionales, bombo y caja de ocasión, comienzan los ensayos y a poco la función. Primero para su uso personal y después ya en Santa Cecilia y Santa Catalina para piadosos amigos dispuestos a pasar por alto el desafino y  el retraso en la ejecución.

Con toda esta argumentación nace la Real Banda “UNIÓN MUSICAL DE OLBA“. Hoy han conseguido el aplauso de sus fieles admiradores, de sus ocasionales espectadores y de quienes nunca supieron de su existencia hasta que oyeron atónitos como “El Maletilla” desgranaba su arte cerca de El Cantón.
Nombres, hay van los que uno se acuerda, ya verán como en la próxima edición aparecen listados y con orla si es preciso, pero hoy fiamos a la memoria.
Don Rafael, el maestro.
Angel Herrero, primero saxofón.
Antonio Izquierdo, Bajo con temple.
Joaquin, clarinete.
Paco Clara, clarinete
Angel Martín, clarinete
Fernando Catalán, clarinete.
Ismael Villanueva, trompeta
Pepito Pertegaz, trompeta.
Rafael Villanueva, bombardino
Luis Badenas, saxofón.
Manuel Herrero, saxofón
José Luis Villanueva, saxofón
Felipe Aznar, caja
José Manuel Montoliu, caja
Amparo, bombo
y algunos platillos ocasionales:
Vicente Martín, Pepe Pertegaz, etc

Aquí un recuerdo para la titular de los paltillos, Teia.

Con estos mimbres se hace la mejor cesta que es posible en esto de la música celestial. Dianas, pasacalles, procesiones (San Roque o Santo Cristo) son sus elementos comunes.

Valgan estas imágenes para ilustrar cuanto dicen de ellos y como testimonio de sus desvelos en este difícil mundo de la interpretación.

PREPARACIÓN

DIANA

PASACALLES

PROCESIÓN

FAROLILLO 2001

Ya hemos mencionado en el apartado de la Fiestas lo que significó la actuación de la Unión Musical de Olba el 16 de agosto de 2001, salvando in extremis una noche de lluvia y evistando que nos quedaramos sin el tradicional Baile del Farolillo. Es de justicia reconocer tal circunstancia. Fue una noche especial, mágica, donde se conjugaron muchas emociones. Fue la fiesta más participativa que hemos visto. Todo el pueblo participó en la mayor de las Fiestas posibles. Aligot sonaba de otra manera. El Maletilla era ya un consumado maestro. Nerva, era como una Aida de la Sinfónica de Berlín. Manolete, resucitó para bailar el Farolillo. Y así hasta las tres de la madrugada. Una gran noche para una gran banda.