Día 2: Ermita rupestre de Cambarco

Lugar de Origen: Posada San Pelayo (Camaleño-Valle de Liébana-Cantabria-España)
Lugar de Destino: Potes (Valle de Liébana-Cantabria-España)
Visitas a lugares como Piasca-Cambarco-Santo Toribio de Liébana y Fuente De.

SANTA MARÍA DE PIASCA
Desde San Pelayo tomamos la carretera N-627 hasta Potes y allí la N-627 dirección a Palencia. A unos 5,5 kilómetros a mano derecha encontramos Piasca y al final del camino, no tiene pérdida, la iglesia de Santa María de Piasca, una de las joyas de este románico del Valle de Liébana.
Alrededor del monasterio e iglesia de Santa María, giró gran parte de la historia del valle. Esta iglesia es monumento nacional desde el año 1930.

Conocemos un primer documento escrito sobre el monasterio de Santa María de Piasca, en el año 930, cuando Teoda y Aragonti entregan a la villa de Piasca “ubi ipsa bassilica fundata est”. En el año 941 un grupo de 36 religiosas bajo la dirección de la abadesa Aylo, y por medio de la regla de San Fructuoso, realizan un pacto monástico, estableciéndose con otros monjes en una comunidad dúplice, hasta que en el año 1078, doña Urraca, que era la abadesa, pasa al convento de San Pedro de San Pedro de Dueñas, perdiéndose la duplicidad y dependiendo desde entonces Piasca del Monasterio de San Benito de Sahagún, en forma de priorato.
Los siglos XI y XII fueron los más importantes para la vida el monasterio; será durante el siglo XII cuando recibirá importantes donaciones de monasterios que se incorporan a Piasca: San Salvador de Buyezo, San Martín de Tornes y Santa Cecilia de Ubriezo, incorporándose en 1209 San Martín de Aniezo. El siglo XIV marca el comienzo del declive del monasterio, descendiendo notablemente las donaciones. En los siglos XVII y XVIII vivían una docena de monjes y en 1835, con la Desamortización, pasó a ser una parroquia.
En la actualidad la entrada a la iglesia se realiza por medio de un arco apuntado que da paso al edificio que debió de formar parte de las dependencias del antiguo monasterio. Ante nosotros aparece la maravillosa portada de la iglesia, situada en el muro oeste. El arco de la puerta es ligeramente apuntado, recordando reminiscencias góticas. Presenta cinco arquivoltas sobre fustes, con hermosos capiteles de bellas tallas. Las arquivoltas tienen artísticas tallas con motivos vegetales e historiados. Sobre la puerta principal, en el muro de la espadaña, hay una hornacina de tres arcadas apoyadas en capiteles, donde podemos contemplar una imagen en el centro de Virgen con Niño, del siglo XVI, que sustituye a la anterior, románica; a la izquierda, talla de San Pedro y a la derecha, San Pablo. Estas dos esculturas son originales y románicas, del tiempo de la construcción de la iglesia.






El ábside del SE de la iglesia es semicircular con dos contrafuertes, destacando en el centro una ventana geminada. En los canecillos aparecen figuras como el búho, perro, sirena de dos colas, etc. El ábside central es de mayor altura y la principal modificación la sufrió en el año 1439, debido a las grandes inundaciones que sufrió la iglesia. Consta de tres cuerpos, en cuyo centro existe una gran ventana enmarcada por dos columnas con capitel y cimacio y arquivolta tallada con diversos motivos; a su izquierda existe una pequeña ventana gótica.
En una lápida de fina piedra, embutida en el lado izquierdo del muro de la portada principal de la iglesia,  existe una inscripción que recuerda la creación de la iglesia, así como una reforma importante de la misma. Su traducción es: “En el décimo día de las calendas del mes de marzo y en honor de Santa María, fue hecha la dedicación de esta iglesia por Juan, Obispo de León; estando presente el abad de Sahagún Don Gutierre y el prior de este lugar Don Pedro y Covaterio, el maestro de la obra. Dos veces quinientos sumados a tres veces setenta nos dan su verdadera época de la cual fecha quita dos veces el diez y dos veces el nueve. Así hallarás el año en que nació encarnada la Virgen”. De esta forma sabemos que en el año 1172 se construyó la iglesia.
Debido a sus principios monacales, se realizan unas excavaciones para encontrar lo que fue la sala capitular y el claustro de este importante monasterio de la época.

Existe un edificio primitivo, quizás de los siglos X-XI, que se encuentra situado en la zona oriental, perpendicular a la fachada sur del templo. Dicho edificio, de forma rectangular, con los lados mayores ligeramente convergentes poseían un muros de 1. 20 m. de anchura. En su fachada oeste se ha descubierto una puerta que daba acceso a un patio, utilizado como cementerio, en el cual se han descubierto al menos tres tumbas de lajas de la misma época. Que posiblemente a finales del siglo XII, época en la que se levanta la iglesia románica, de la que subsisten las dos portadas ornamentadas, se realiza el claustro monasterial, cuyos muros perimetrales del patio interior han sido descubiertos. Encuadran una superficie de 15 x 13 m, es decir 195 m2. El espesor de estos muros es de 70-60 cm. y carecen de las dos hiladas superiores, en las que apoyarían las columnas o pies derechos de madera que soportarían la techumbre de las galerías. La crujía principal sería la que comunica con la puerta sur del templo, en la que se encuentran las susodichas tumbas de lajas en dos niveles superpuestos. La crujía meridional acabaría en su ángulo suroeste con la actual fuente y la crujía oeste enlazaría con el pórtico del actual edificio existente frente a la portada occidental del templo. La crujía norte estaría junto a la fachada sur de la iglesia.

COMBARCO

Desde Piasca retrocedemos en dirección a Potes y unos tres kilómetros antes de llegar a la capital de Liébana encontramos un desvío a Cambarco, lo cogemos y al llegar al primer cruce, donde vemos un núcleo urbano debemos desviarnos, es un camino estrecho de cemento (sólo cabe un coche). Nos deja ante la primera casa de la aldea que es la de Josefina Alonso, que tiene la llave de la interesante ermita rupestre, que  fue dada a conocer en el año 1983 por Pedro Álvarez y Andrés Alonso, investigadores lebaniegos. Enrique Campuzano y Ramón Bohigas, entre otros expertos, han corroborado la opinión dada por los dos lebaniegos, afirmando que se trata de una ermita rupestre que pudo construirse entre fines del siglo VIII y principios del IX.

La cavidad está excavada en la roca y se refuerza con muros de sillarejo que sustentan arcos rebajados de piedra toba, levemente apuntados, de tipo escarzano. Los muros delimitan un testero de triple exedra semicircular, de tradición bizantina, con paralelos en lugares del Mediterráneo y Europa Oriental. Tres arcos actúan como arcos torales de las exedras y refuerzan además el techo de la galería.
La ermita fue restaurada el año 1997 y las obras promovidas por la Asociación del Año Jubilar Lebaniego. Fue bendecida por el obispo de Santander en el mes de mayo de 1998, junto con una talla de madera policromada de la Virgen de la Cueva, realizada por el sacerdote lebaniego, Benito Velarde, que fue trasladada en procesión y en andas desde la ermita, hasta la iglesia parroquial de Cambarco. Una verja permite que se pueda observar su interior y, a la vez, se conserve su estructura.

SANTO TORIBIO DE LIÉBANA

Dejamos Cambarco deshacemos el camino hasta Potes, allí retomaremos la carretera de Fuente De. A poco menos de un kilómetro está el desvío hacia Santo Toribio de Liébana, verdadero centro de devoción de la zona. Tres kilómetros nos llevan hasta el aparcamiento del Monasterio.
El Monasterio de Santo Toribio de Liébana, está situado en el municipio de Camaleño, en una de los repliegues del monte Viorna. Su fundación pudo ser obra de Toribio el monje, natural de Turieno, que predicó en tierras palentinas durante el siglo VI y se retiró a las montañas de Liébana con un grupo de compañeros.
En el año 828 aparece por vez primera citado documentalmente bajo la primitiva advocación de San Martín. En el 915 viven en comunidad dieciocho monjes. La primera constancia escrita del cambio de advocación de San Martín a Santo Toribio es del año 1125. Su culto pudo bien iniciarse con motivo del traslado desde Astorga (León) del cuerpo del Santo obispo. A finales del siglo XII el monasterio pasa a ser priorato, dependiendo de San Salvador de Oña, y será en el año 1256 cuando se construye la iglesia gótica que, reformada sobre los restos de otra románica más antigua, es la que se contempla en la actualidad.
Durante la Edad Media el monasterio tuvo gran importancia a tenor de las donaciones, compras y permutas que se efectuaron y ejerció un importante dominio en los valles de Valdebaró y Valdecillorigo, principalmente. En el siglo XIX se promulgó la Ley de Desamortización de Mendizábal y los bienes del monasterio fueron adquiridos en pública subasta. Se produjo el abandono del monasterio hasta que en el año 1961 se hizo cargo del mismo la comunidad franciscana, que continua en la actualidad.
Las excavaciones realizadas en el interior de la iglesia han permitido localizar los restos de lo que fue una iglesia prerrománica, entre los siglos IX y X, con ábsides cuadrados; pasando posteriormente a construirse una iglesia románica con ábside semicircular y, finalmente, la iglesia gótica que ahora podemos contemplar.
La iglesia actual ha sufrido muchas modificaciones. Tiene tres naves, siendo más ancha la nave central, que se cubre con bóveda de crucería, que las naves laterales. En la cabecera existen tres ábsides poligonales y en el ábside izquierdo se puede contemplar una estatua yaciente de Santo Toribio, del siglo XIV, realizada en madera de olmo, que se conserva en una urna de cristal, debido a que antiguamente los peregrinos se llevaban trozos de astillas de la talla.

Abierta en el muro norte de la iglesia, a comienzos del siglo XVIII, se encuentra la Capilla del Lignum Crucis, de estilo barroco y de planta circular. Existen para su acceso tres tramos; el primero, cubierto con bóveda de crucería; el segundo, con una cúpula sobre pechinas y una linterna octogonal y el tercero, un presbiterio con bóveda nervada. Las pechinas de la cúpula, de un color blanco vivo, representan a los cuatro Evangelistas. El zócalo está decorado con inscripciones latinas alusivas a la Cruz de Cristo.

En el presbiterio se encuentra un templete de madera dorada, colocado sobre un altar de piedra, que es lo más significativo de la capilla. Su construcción fue sufragada por Francisco de Otero y Cossío, nacido en el pueblo de Turieno (Camaleño), arzobispo de Santa Fe de Bogotá. En el interior del templete se guarda y venera el “Lignum Crucis”. La reliquia fue traída desde Jerusalén a Astorga por Santo Toribio, guardián de los Santos Lugares, ante la amenaza de la invasión de los persas; allí, en su ciudad natal permaneció hasta que muy probablemente, ante la invasión de los árabes, en el 711, fue trasladada al monasterio lebaniego junto con el cuerpo de Santo Toribio y otras reliquias que había traído el Santo desde Jerusalén.
La primera constancia escrita de la presencia de la reliquia en el monasterio lebaniego se encuentra en un inventario realizado en el año 1316. En el siglo XVI los monjes benedictinos dividieron en dos partes el Santo Madero, colocándolo en forma de cruz e introduciéndolo en el interior de un relicario de plata sobredorada. Actualmente los peregrinos pueden besar la reliquia por medio de una abertura en el relicario, que deja un trozo de madera al descubierto. En el año 1938 se realizó una medición oficial que dio como resultado las siguientes dimensiones: 63 cm. en su trozo vertical, 39 cm. en el horizontal y con una anchura que oscila entre 4 y 9 cm., lo que significa que es el mayor trozo de la Cruz donde murió Cristo que se conserva en la actualidad.

En la fachada meridional de la iglesia la puerta principal tiene un arco de medio punto, con arquivoltas apoyadas en capiteles; la segunda puerta es la denominada “Puerta del Perdón”, que sólo se abre durante los Años Jubilares, y es por donde entran los peregrinos que quieren ganar el jubileo. Es románica, de arco de medio punto rebajado, y su moderna puerta está decorada con figuras de bronce que representan a los Santos Lebaniegos y es obra del escultor cántabro, Pereda de la Reguera.
Cerca del monasterio existen aún varias ermitas y restos de otras que formaron parte del conjunto monacal. Sobre todas ellas destaca Cueva Santa, el más antiguo de los oratorios, situada en la mitad de la vertiente norte de la Viorna y a la que se accede por una pista y posteriormente por una senda de montaña. Cueva Santa se edificó aprovechando la roca existente y se accede a ella por medio de un sencillo arco de medio punto formado por grandes dovelas que apoya en cimacios prismáticos y éstos, a su vez, sobre jambas monolíticas. El techo es de lanchas de piedra y hay una pequeña ventana. Dice la tradición que Santo Toribio se retiraba a orar a éste lugar.
Otras ermitas son las de San Miguel (XII), que se encuentra dominando los pueblos de Turieno, Argüébanes y el macizo Oriental de Picos de Europa, y la de Santa Catalina, de finales del XII, que conserva su vieja espadaña románica. Hubo otras ermitas, de las cuales hoy solamente quedan sus restos.

FUENTE DE

Desde Santo Toribio regresamos al carretera de Potes y en el cruce giramos hacia la izquierda en dirección a Fuente De. Un camino en cuesta hacia los Picos de Europa y la estación del teleférico, que nos permitirá subir hasta los 1.847 metros.
En los años treinta la atracción por Picos de Europa comenzaba a abrir paso a los grandes logros que se conseguirían posteriormente para dar a conocer el maravilloso macizo montañoso. Ya en el año 1903 la compañía minera “Vieja Montañesa” había instalado un cable desde Lloroza hasta Fuente Dé con el fin de transportar en cubos el mineral que se extraía de las minas.
El ingeniero lebaniego José Antonio Odriozola fue el gran impulsor del teleférico de Fuente Dé, máxima atracción en la actualidad para los turistas que se acercan a conocer Picos de Europa.  La Diputación Provincial dio vía libre al proyecto y el presidente, D. Pedro Escalante, encarga la compra de los terrenos, aprobando la construcción del teleférico el 20 de noviembre de 1962.
El teleférico proyectado era de sistema bicable sin apoyos intermedios, con la estación inferior a cota 1.070,25 y la superior a cota 1.823,75, desnivel que se salva en un solo vano con 1.419 metros de cable, en el anfiteatro de Fuente Dé (Camaleño), cerca del nacimiento del río Deva. La estación superior termina junto al mirador del cable, desde donde se domina un magnífica panorámica del Valle de Camaleño y de la Cordillera Cantábrica.

Estaba concluyendo el mes de junio de 1966 cuando se realizan las primeras pruebas en el teleférico de Fuente Dé, con las cabinas lastradas. Se sabe que el primer pasajero, colándose de polizón, fue Nicolás Soto, empleado de Diputación, el día 12 de julio.
El teleférico de Fuente Dé comenzó a funcionar para el público el 21 de agosto de 1966. En los doce primeros días transportó por término medio 300 personas diarias y se calculaba que a pleno rendimiento podía hacer hasta 140 viajes.
Después del aumento de la capacidad de las cabinas las características técnicas del teleférico de Fuente Dé eran las siguientes: la altitud de la estación inferior es de 1.094 metros y la estación superior tiene 1.847 metros; la longitud horizontal de la línea es de 1.202,50 metros y su longitud real, 1.419,10 metros; la diferencia de nivel entre los puntos extremos es de 753,50 metros y la separación entre cables es de 7,50 metros, con dos cabinas en línea con una capacidad de viajeros (incluido el conductor) de quince personas.
El 21 de julio de 1990 se inaugura la ampliación de las nuevas cabinas, incrementando la capacidad con cabinas para 28 personas, subiendo 500 pasajeros a la hora, al aumentar la velocidad de las cabinas a 10 m/seg, con una longitud de cable de 1.640 metros; también se dota al teleférico de un nuevo sistema de seguridad con tres frenos: servicio, seguridad y emergencia.
Al llegar arriba hay un servicio de taxi que te lleva al otro lado de los Picos y a un restaurante a 4 kilómetros en Áliva. Incluso si se tiene granas de andar cogiendo un sendero bien indicado, después de dos horas de caminata puedes conseguir una panorámica del famoso Naranco de Bulnes, pero eso será en otra excursión.
Después de regresar a la estación base del teleférico, de nuevo hacia Potes donde nos espera un recorrido por la capital de la comarca de Liébana.

POTES

Llegados a Potes recorremos todo el núcleo urbano salpicado por los vestigios de la Edad Media.
Dos fueron los núcleos de población que fueron formando la villa; uno se originó al sur del río Quiviesa, en las cercanías de la actual calle de San Pedro, teniendo al sur el barrio de La Solana, donde la población se concentró alrededor de la iglesia de San Pedro, que aparece documentada desde el siglo X; el otro núcleo se formó en la ribera izquierda del río Quiviesa, de gran interés estratégico para el control de las comunicaciones. Este núcleo de población dio origen al actual barrio de El Sol y, posteriormente, al barrio de La Serna, donde se edificó la antigua iglesia de San Vicente.
El primer documento escrito donde se hace referencia a la villa de Potes es del 28 de marzo del año 847, donde se cita a la “strata publica qui discurrit ad Pautes…”. La antigua iglesia parroquial y la villa aparecen en documento del año 952 y el 12 de julio del año 990 el presbítero Vermudo y su madre donan a San Vicente de Potes las ermitas de Santa María en Valmayor; San Cosme y San Damián, Santa Olalla y, San Pedro, edificadas en el término de la villa.
De entre sus monumentos, la obra más representativa y sobresaliente de la arquitectura civil de la villa de Potes es la Torre del Infantado. Es un edificio medieval de mampostería, a excepción de esquínales y vanos, compuesto por cuatro cuerpos y una azotea, con cornisa de modillones que sostenía una barbacana corrida, que a su vez estaba rematada por almenas. Conserva cuatro pequeñas torres cúbicas almenadas en cada esquina. Se accede al edificio por medio de una larga escalinata y atravesando una puerta con arco apuntado. Por encima de la puerta hay un balcón corrido cuyos ventanales están enmarcados por alfiz. En los muros de la torre, se pueden observar varios vanos con ventanillas ajemeizadas de arco escarzano, que son de pequeñas dimensiones, propias de un edificio defensivo.
La fundación de la Torre del Infantado se atribuye a la familia de los Lama. En el siglo XIV perteneció a Don Tello, señor de Liébana, hermano del rey Enrique II e hijo de Alfonso XI, de quien recibió los realengos de las merindades de Liébana y de Aguilar; posteriormente la heredó su hijo, Juan Tellez, y recibió de Enrique II el 18 de febrero de 1371, en donación por vía de mayorazgo, entre muchas posesiones, las tierras de Liébana.
Otro monumento destacado es la torre de Orejón de los Lama. Situada en el barrio del Sol, cerca del puente de San Cayetano. Tiene tres pisos y en la fachada del segundo se conservan dos ventanas ajimezadas de arco apuntado. Hay dos escudos entre laureles con las armas de Celis y de Bedoya. Es construcción del XV-XVI.

La ermita de Valmayor es un edificio de una sola nave con capilla principal cubierta de lunetos; tramo cuadrado cubierto con bóveda de crucería de ocho elementos y dos tramos iguales cubiertos de lunetos. La puerta está abierta al sur y existe una espadaña sobre ella, con tronera y campana. En el interior del retablo se encuentra la imagen de la Virgen de Valmayor. Tres tallas muy antiguas, que representan a Santa Ana, la Virgen y el Niño; Inmaculada y, Virgen sedente con Niño sentado en la rodilla, se encuentran depositadas por seguridad, en el Museo Diocesano de Santillana del Mar. Se accede a ella después de recorrer un kilómetro, por un camino que parte a la izquierda de la carretera que conduce de Potes a Vega de Liébana.
Conocemos la existencia de la ermita de la Virgen de Valmayor desde finales del siglo X, cuando el 12 de julio del año 990, en el Cartulario del Monasterio de Santo Toribio de Liébana, se cita como el presbítero Vermudo y su madre Froilo, donan a San Vicente de Potes cuanto poseen y entre las iglesias se cita a Santa María de Valmayor, San Cosme y San Damián, Santa Eulalia y, San Pedro, todas ellas en la villa de Potes.
Bueno, el día se ha terminado y antes de regresar a la Posada San Pelayo, nos merecemos una cena ligera, que la comida ha sido buena y abundante. Escogemos un restaurante detrás de la vía principal, El Refugio, se llama. Atendido por una residente de Potes, pero nacida en Gran Bretaña, tiene un embutido de menos calidad que el del día anterior en Los Camachos, pero una tabla de queso mucho más completa.
En el restaurante destaca la presencia de personas de otros países, será por solidaridad con la dueña.
De lo que si hemos de hacer mención es de la comida:
Bajando de Fuente De, todo nos aconsejaron en Mesón Los Llanos, pero estaba cerrado por esas fechas (finales de septiembre) y acabamos unos 800 metros en dirección a Potes, en el Mesón Los Molinos, con menú y carta. Tres comidas 6.100 pesetas. No está mal, la relación calidad precio es buena. El cocido Liebanes, es muy apetitoso y está bien hecho, su precio en Los Molinos 1600 pesetas. Las otras dos comida fueron ensalada (bien aliñada) y Escalopa, que nada tiene que ver con la que comemos en los grandes núcleos urbanos.