CAPITULO 1

EL ATLÉTICO EMPATA CON MECHERO

12,30 de la mañana de los arcángeles en el Puerto de la Savina. El Castaví se pone en marcha y con él empieza el Camino de Santiago, bueno unas vísperas gastronómicas entre Madrid y Burgos. La primera parada nos lleva hasta Ibiza, a la playa de Talamanca, el lugar exacto “El llaut d’en Marc” donde conocen sobradamente al bueno de Vicente (saludos efusivos de la plantilla, Juanito el cocinero incluido) Su plato estrella la “Salmorra” un bullit de peix a la ibicenca sin las suculentas patatas de casa de Vicente (aquí pierde frente al “bullit de peix”) Antes unas zamburiñas originales de Escocia (como todas)  a la plancha y luego el festival del mero antes del arroz a banda. Sorprendente para un neófito en este plato…Vicente da la explicación pertinente ante la presencia doctoril de Aida, la dueña del local.  De postre, una tarta al whisky que te recuerda tiempos pretéritos (regreso a la infancia en Casa Ton allá por la rambla de Santa Mónica, donde se celebraban los cumples de los preposteres venidos de Olba) Esta, casera, según dice Vicente y rezan los carteles. Tiene su qué. Todo paseando con mochila de a diez (kilos) y por unas pasarelas donde las de domingo y con tacones tienen serias dificultades para mantener el equilibrio, pero ahí están resurgiendo de sus cenizas, eran ocho y de Mallorca, para dar cuenta de esa Salmorra hasta dejar las “raspas” relucientes, evitando ataques de gatos hambrientos. Del arroz a banda no quedó grano que llevarse a la pila. Más allá un matrimonio sin nietos, pero con hijo a lo hippie maduro con un grado altísimo de dependencia del trabajo y el sudor de los padres, el tenía pinta de no haber pegado un palo al agua. Sin conversación aparente (no tenían nada que decirse) Familias de buen domingo, con niños adolescentes con cara de amargura y preguntándose “qué hecho yo para merecer esta tortura familiar” menos mal de los móviles, que palian las situaciones de rebeldía extrema. Turistas ni uno, quizás no entiendan el noviazgo entre el mero y el arroz. De ahí a Madrid (avión puntual) y mochilas al hotel. Allí esperando el tercero de los caminantes, Paco, con experiencia en tramos cortos del Camino. La segunda parte de la víspera gastronómica nos lleva hasta la Puerta de Alcalá donde se ubica Berria, una vinoteca con platillos de Juanjo de la Tasquita. Más de tres mil referencias y tapas a gogo…croquetas, jamón (Joselito) tartar de atún (el de toñi le supera) ensaladilla con bonito de Santoña (Catalina, como las anchoas) tortilla de bacalao (plato estrella) y un aperitivo a modo de disfraz de gilda, que no es otra cosa que una patata chip que envuelve a una anchoa tamaño octavillo…delicioso. El vino,        que para eso estamos en la vinoteca, La Viña de Martin. Escolma 2018, de Luis Anxo…un Ribeiro entrado en madera que necesita un “jarreo” o tiempo para abrirse al mundo. Un lugar más que recomendable si usted pasa por Madrid. Eso de cenar mirando a la Puerta de Alcalá y siguiendo al mechero del Metropolitano, es toda una experiencia. Si además marca Correa en los instantes finales con dos madridistas al lado, la experiencia se convierte en única. No les pregunté por el sabor amargo del gin tonic mezclado con el mechero de Courtois… Paseíto hasta el hostal y a dormir mi estrella…mañana más.