ETAPA 21 MOS-PONTEVEDRA

Lo que tenía que se una plácida etapa de transición hacia Santiago. Se ha convertido, a mi juicio, en la más dura de todo el Camino Portugués. La guía insinuaba ciertas dificultades, pero la realidad ha superado con creces la impresión de los autores, españoles como Antón Pombo y algún que otro francés.

De entrada la subida a Santiaguiño de Anta es exigente, pero la bajada mucho más. Que yo recuerde en ninguno de los cinco caminos que llevo en las piernas recuerdo una bajada de esta magnitud. No siquiera la de Roncesvalles a …… Incluida la lluvia y el barro de aquella jornada.

Normalmente en una bajada controlas con los palos pero tu ritmo es rápido comparado con la subida. Hoy era mucho más lento que cualquier subida incluida la salida de Orense.

Menos mal que 3,8 kms más tarde llega el llano y rápidamente Redondela donde se hace necesario una parada para repostar.

Con la N550 de fondo (sonido) 7 algún que otro tramo en común. Salimos de Redondela para encontrarnos con el paso por Cesantes. Aquí se han inventado una subida de justicia para salvar la N550 que deja exhausto al peregrino para volver al peligro de4 la carretera. Da la sensación de que la subida, muy exigente, es gratuita.

De Cesantes a Arcade y la vista de la ría de Vigo, hoy en marea baja que es una gozada pese al mal tiempo. La lluvia en esta parte del recorrido ya era constante.

Al salir de Arcade comienza la sorpresa de la jornada y la que completa la dificultad de la etapa. Ya desde la entrada en Pontesapaio adivinas las dificultades. En al propia aldea la subida es de órdago a la grande. Y eso que vienes de hacer fotos en el puente romano. Terminas el núcleo urbano y empieza un “paseo” de al menos cuatro kms por campos y especialmente subidas entre piedras que se asemejan a una calzada romana. A cada cima le sucede otro ascenso y así uno detrás de otro. Realmente el paisaje y el salvar la N550 vale la pena. Porque todo esto desemboca en otra carretera secundaria por el río Tomeza que te lleva hasta las puertas de Pontevedra.

Una ciudad con encanto. Su tamaño la hace ideal para una vida tranquila…su caso histórico es digno de una detenida visita. Si podéis volver no os perdáis su mercado.

Comida en Restaurante Avenida de Arcado. Un clásico de la mano de Carlos. Insuperable es sin duda el hito gastronómico del Camino Portugués. Ya lo sabía.