ESTAMBUL 1

La mañana de este 27 de mayo de 2017 tenía un punto de tristeza por aquello de que se acababa la experiencia marina de estos días donde hemos convivido 10 personas o lo que es lo mismo 5 parejas sin que se hayan producido desacuerdos más allá de lo razonable…Un experiencia enriquecedora y que daba pié a un “se podría repetir”. La verdad es que era un sentimiento unánime dado el conjunto del viaje.

Todos al aeropuerto con la misma dirección pero en compañías diferentes, ya que unos regresaban a Barcelona y otros seguíamos a Estambul, Efeso y Capadocia.

La primera etapa Estambul ha comenzado con la sorpresa de encontrar una ciudad paralela a la que conocíamos y que en nada se parece. Construcciones faraónicas a modo de los Dubái o Doha, etc. Asemejándose a la City de Londres…Edificios de un diseño contemporáneo rondando la ciencia ficción en un barrio prácticamente nuevo y sazonado con múltiples Gruas que indican un Estambul en permanente progresión. Dicen las malas lenguas que países del Oriente Medio y Rusia están invirtiendo mucho dinero. Se nota.

Luego al centro histórico donde está nuestro alojamiento. Explicaciones oportunas para saber como desplazarse, en tranvía, claro. Saber sobre el mapa donde están las visitas imprescindibles y como es sábado y mañana está cerrado el Gran Bazar allá que vamos sin dilación…extrañando eso si la comida del barco…porque la hemos sustituido por un Sandwich guarrindondo que no hacia presagiar nada bueno, y así ha sido. Pero había que acudir a la llamada de las compras compulsivas…

El Gran Bazar de Estambul es visita obligada. Sus galerías con los frescos que las adornan, los comercios “de todo” y mucho son unos de los principales atractivos de esta ciudad. Si encima consigues encontrar aquello que buscas o no buscas pero que compras por si acaso pues has dado en la diana. Los extraño de hoy era encontrar un Gran Bazar prácticamente vacío de turistas…la crisis de “seguridad” que se transmite en Europa respecto a Turquía se nota en la costa…y también en Estambul. Lástima porque la sensación que tenemos después de ocho días es de una “seguridad” a prueba de inseguros…Además la gente es amable, servicial y de un educado fuera de lo normal frente a otros zocos que conocemos, incluidos los patrios.

Pues entre compra y compra y vuelve a comprar que dice la letra del villancico alegórico hemos ido preparando la próxima estación que no es otra que una cena en uno de los restaurantes del Bósforo. Como no conocíamos de la misa a la mitad nos hemos dejado llevar por el consejo del jefe de recepción del hotel y ha sido muy positiva…La verdad es que la cena ha sido buena, no como la del barco, pero una dorada a la plancha, si está bien hecha, es un excelente manjar que determina el conjunto de la cena…El precio 40 € por barba, dadas las circunstancias y el lugar pues me parece una relación calidad-precio correcta. Aunque el servicio dejaba mucho que desear. Y tempranito a la cama que “mañana hay que madrugar”…Tour por la parte vieja…organizado claro y a pié. Mezquitas varias, Cisterna, el hipódromo y (que bien leo el programa) más cosas que dejamos para la crónica de mañana.

Siguiendo al Barça por internet creo que nos vamos a dormir sin esperar la final…