“LA MEJOR DEL MUNDO ENTERO”
Lo dice el eslogan “Sidra Champagne El Gaitero, la mejor del mundo entero”. La entrada del Camino a Villaviciosa tiene dos puntos claves…la vista de la ría por donde pisó tierra española por primera vez el Emperador Carlos I de España y V de Alemania y cómo no, la factoría (monumental) de El Gaitero. Con su chimenea que se alza al cielo y se ve desde donde yo ni sé.
Pero antes hay que recorrer 18,2 kms con algún que otro tobogán y sin ni un solo bar donde poder desayunar. En Colunga el Camino deja la costa asturiana para adentrarse en el interior del principado…”verde que te quiero verde” diría Lorca. Porque todo es verde en el horizonte. Un valle, subida y aparece otro valle. No obstante en algunos lugares se mezclan los colores de las últimas camelias, los de algunos rosales en plena explosión cromáticas. Las primeras blancas de los manzanos. Pero en el fondo verde con todos sus matices.
En una de esas, por el monte nos sale de estampida, no es para menos, una cervatilla que huye del miedo a dos caminantes que han perturbado su desayuno. Nosotros todavía no nos habíamos echado bocado. La iglesia de San Salvador de Priesca pone el punto cultural a este recorrido. Prerrománica con algunas ventanas del siglo X, una joya. La lástima es que mañana no pasemos por Valdedios, otra joya original de este prerrománico asturiano. Villaviciosa nos recibe con un sol de justicia y 22 grados. Población con tintes señoriales. Palacios de nobles de la época…en el esplendor de los siglos XVI y XVII. Convento de las clarisas, como no podía ser de otra manera en una villa tan señorial. Destaca sin duda la Iglesia de Santa María de la Oliva del tardo románico del siglo XIII. En fin que no puedes perderte ni una en esta ciudad.
Mañana nos vamos a Gijón, pero antes el techo de este tramo…a sufrir en silencio.