JOSÉ TOMÁS

Este domingo 31 de enero no ofrecía dudas.

Temprano, abren a las nueve, al Museo de Antropología de México. Imprescindible. Nadie debe venir a México y no pasar por este museo.

Un edificio singular, único, monumental, majestuoso y muy bien resuelto para entender el desarrollo social de este país desde la prehistoria hasta después de la conquista.

Las colecciones de objetos sobre cualquier colectivo o tribu son de un valor elevadisimo en todos los sentidos. Los resultados de las investigaciones arqueológicas y sociales de la época son altísimo nivel.

Dos horas para disfrutar y quedarse corto. Habrá que volver.

Luego de esta visita imprescindible. Nuestros siguientes pasos en México DF se encaminan a la plaza Monumental de la Avenida Insurgentes junto al estadio del Cruz Azul. Pero eso hoy carecía de importancia. Cartel de no hay billetes. La reventa haciendo su agosto. Una entrada de 525 pesos (25 €) a más de 4000 €. La cifra récord que se conozca está en torno a los 7700 €. Una auténtica locura colectiva.

Comida en tacos Villamelón, un clásico dicen aquí. Y a la plaza a esperar el acontecimiento.

José Tomás imprimió un alto ritmo de valor e intensidad artística en la faena a un toro tosco y sin fuerzas. Dos enganchadas, sin más, aunque dejó a la afición, dicen que más de 45000 almas, sin aliento por el peligro que corrió José.

A su segundo, una faena con pases hondos, pero falto de confianza no acertó con el acero.

Al tercero de su lote, quinto en la corrida ni lo quiso ver. Abreviar y matar.

No fue su tarde. En mi opinión el entorno que debe hacer fácil la vida del diestro y que así pueda acometer un acontecimiento como el de esta noche tenga un final feliz.

Lo de la cena después del desastre organizativo que habíamos vivido en nuestras carnes se imponía un hasta luego.