RINCONES
Los rincones de cada una de las dos poblaciones que hemos recorrido de punta a punta son lo diferente a la regla general de la monumentalidad de esta Italia entre lo imperial, lo medieval y la parte renacentista…Rincones de casas (algunas con la sissi puesta y las ropas a la intemperie, con la que está cayendo. Bueno hoy algo de sol y alguna gota despistada) Rincones de calles con sus arcos protectores. Rincones de callejuelas que no sabes a dónde van. Rincones de dos ciudades que nacieron etruscas, se desarrollaron con Roma, tuvieron su protagonismo en el medievo y recogieron algunos restos del Renacimiento (más prolijo en el norte que por esta parte del Lazio) La primera Orvieto y de Orvieto el Duomo. Sencillamente impresionante. Seguramente el de mayor impacto hasta ahora (las fotos en facebook no engañan) Casi no cabe en la foto. Siglo XIII, cómo no. Pero con frescos en todas sus capillas que van desde el XIV hasta el XVIII de una belleza y conservación extraordinaria. La fachada es impactante…Luego el centro histórico se divide en barrios, el medieval, la estrella o el de córcega. Pasear es ver de frente la Torre del Moro…o la plaza de Popolo o de la República con la iglesia de San Andrea, el Palacio Comunale o en la otra punta la Fortaleza del cardenal español Gil Albornoz o el Pozo de San Patricio que mandó construir el Papa Clemente VII para asegurarse el suministro de agua para la ciudad de Orvieto. 78 metros de profundidad y ahora una perspectiva desde la boca que da miedo. Todo a pie de funicular que te lleva desde la estación de tren hasta la propia ciudad donde se desarrolla casi toda la actividad cívica…hoy con el día de las Fuerzas Armadas nos ha regalado con un desfile y banda de música al pie del monumento a los soldados que combatieron en la Gran Guerra del 1915.
Orvieto es una ciudad viva…llena de comercios de todo tipo con un punto interesante en lo que a la decoración se refiere. Al igual que los restaurantes y bares de Spoletto ayer. Hoy teníamos la misma sensación conm las tiendas en Orvieto.
Hoy toca hablar de la comida en el bistró Holly. Ya en Viterbo…en uno de los muchos aparcamientos a pie de la ciudad (siempre queda arriba, menos mal que hoy había ascensor de 3 pisos) La chef Mateo nos ha deleitado con unos tomates con búfala (de mojar pan hasta limpiar el plato) y luego unos raviolis de carne (comprados en Bolonia, al lado del Mercado de Mezzo) típicos boloñeses con un coupage de ragú…para chuparse los dedos (me he guardado unos cuantos para esta noche)
Viterbo ofrece al visitante dos monumentos históricos de singular importancia. Uno el Duomo, comenzado en el XII, pero que tiene más de XIV y XV que del original. Allí está la tumba de Juan XXI, el único papa portugués. Estamos hablando del siglo XIII (entre finales del 1200 y la elección de Juan. XXIII a finales de los 50 en el siglo XX solo dos papas adoptaron el nombre de Juan para su pontificado) A su lado el Palacio Papal…allí se celebraron varios Cónclaves, entre ellos el que eligió a Gregorio X (tardaron 30 meses en escoger Papa, eran las guerras de familias) Desde ahí comienza un recorrido por El Barrio del Peregrino (Viterbo es enclave fundamental en la Vía Francigena. Camino de Santiago que conduce a los peregrinos que vienen de Compostela hasta Roma) Este barrio que conserva rincones medievales o torres construidas en esos siglos del medievo ha sido escenario de algunas películas del cine italiano. Por la vía de San Lorenzo se llega a la plaza del Plebiscito con varios Palazzos que la circundan entre ellos el del Priori, hoy sede del Comune y que es un ejemplo del Renacimiento en Viterbo. El recorrido termina en la Piazza de la Roca donde está la fortaleza de Albornoz (curiosamente dicen que la mando construir el cardenal Gil de Albornoz, de origen español) No puedes dejarte sin pasar por las iglesias de Santa Maria la Nova (solo abre de viernes a domingo y hoy es lunes) románica o la de Gesú de la misma época. La patrona de Viterbo es Santa Rosa. Todos los 3 de septiembre por la noche pasean un paso de 27 metros de altura (casi nada para los costaleros) Pero lo que me ha llamado la atención. Además de los rincones medievales. Han sido la cantidad de fontanas que hay en este recorrido. Curioso. De ahí, 121 kms por estos andurriales (algunos de autopista, que nos ha permitido ver Roma a lo lejos) y con algunas carreteras de atención máxima nos hemos venido a un agroturismo (con lugar para camper) en una montaña a 18 kms de Tívoli. Era de noche y no hemos podido apreciar el paisaje, pero me da que es de los que dejan recuerdo. Mañana con luz, pero bajo la lluvia, podremos fotografiarlo. Aquí estamos solos en este parqueggio perdido en el monte de(no quiero saber su nombre)