CAPRI BONITO, PERO CARO
Hoy tocaba Capri…una de esas citas fijas que tienes si pasas por aquí. Nadie puede tocar tierra de la Campania sin pensar que ha de cruzar de Sorrento a Capri a echar un vistazo…porque la realidad es que se trata de una isla divida en dos núcleos urbanos los dos en lo alto de la montaña…y las playas abajo. La primera impresión es pobre quizás porque el barrio del puerto no tiene el glamour que después encuentras nada más bajar del funicular que en cinco minutos te deja en la “piazzetta”. Allí mucho turista y eso que estamos a final de noviembre y amenaza lluvia. Una vez has pasado por la iglesia correspondiente a callejear y entonces te reencuentras con el verdadero Capri del lujo y de las villas exclusivas donde los ricos se refugian. Tiendas de marcas de lo más in en moda las que quieras…algunas cerradas hasta la primavera (que debe ser cuando llegan las estrellas y los ricos) ahora para los asiáticos y algunos europeos despistados, los souvenirs, las cerámicas…bueno Prada y Hoogan estaban abiertas… Hoteles en plan relais chateau…otros con vistas y jardines que invitan a un atardecer en compañía. Y así hasta llegar a la Cartuja de Certosa de San Giovanni. Del siglo XIV se conserva su estructura y dos de sus claustros, así como la iglesia con algunos frescos del XV. El monasterio sufrió los ataques de todos cuantos pasaron por allí, especialmente los turcos en el XVII. De allí hasta el jardín de augustus…lo que fue la antigua residencia del emperador Tiberio…no queda ni un vestigio pero las vistas de los acantilados y de los Faraglioni (dos rocas impresionantes que surgen del fondo del mar) justifican su visita. Autobús (por una carretera donde el conductor, y tú, se la juega a cada paso hasta el otro núcleo urbano Anacapri…más tiendas por metro cuadrado que en Capri. Aquí ya de clase media o popular, menos hoteles de gran lujo. Pero un pueblo muy bien cuidado que te permite visitar las cuatro cosas de interés. La casa Rosa del siglo XIX alrededor de una torre del XV, de la época de los aragoneses (cómo no) dos iglesias y poco más. Hay un telesilla que te lleva hasta un monte (que debe divisarse todo el entorno y si me apuráis hasta Nueva York) pero que ni el cuerpo estaba por la labor, ni el tiempo acompañaba para que subiéramos a cuerpo gentil. Ahora toca explicar porque Capri es tremendamente caro…No hablaré de las zapatillas Hoogan…a 350 del ala las de la temporada 2020…Lo de Prada ya se sabe…y dos cafés y dos croissants (ni por asomo los de mi amigo Luis en el Bonaparte, que esos si son croissants de verdad) 10 € en barra (en un termine rápido que pase el siguiente, con derecho a pipí) ¿Se imaginan lo que puede costar en mesa (con derecho a fumar) y pasando los motocarros a menos de 1 metro? pues si un día vienen a Capri compruébenlo. Luego en Anacapri, para comer (recomendados por gentes locales) un bareto (no estaba mal) de pueblo puesto mono…ofrece salado y dulce, vinos del lugar y en la carta de cervezas, una Heineken (de las de abstenerse si hay otra) 6 €…(póngame agua frisante, a veces apetece un lujo) Hemos tomado una caprese (de buen comer) un planchadito y unos macarrones con guarnición y aceite (para freír dos huevos) y la frisante (de las pequeñas, no se vayan a creer) todo 36 €…precio correcto. Pero no guarda proporción ni con el precio del desayuno, ni de la cerveza….Y luego se quejan de que Formentera es caro… Vuelta a Sorrento a ver esa maravilla de pueblo envuelto en Navidad. Hasta son capaces de ponerle luz a Pluto y el Pato Donald…pero queda bien.
Amigos esto se acaba…mañana hasta La Spezia en Cinqueterre (costa toscana) Otro de los fijos en un viaje por Italia de estas características. Os lo contaré, pero pasado mañana…