SANT BENET DE BAGES

Duración: 1 día
Lugar de Origen: Barcelona (Catalunya-España)
Lugar de Destino: Santa María de Oló (Bages-Barcelona-Catalunya).
Puntos intermedios: Sant Benet de Bages- Santa María de l’Estany
Mas o menos cuarenta minutos de viaje hasta el primer destino (Sant Benet de Bages).
Salimos de Barcelona por la Meridiana y cogemos la A-18 hasta la salida de Sant Fruitós de Bages. Después de salir de la autopista al acceder a la N-141, como está mal indicado la dirección hacia el Monasterio de Sant Benet, cogeremos dicha carretera dirección Navarcles y Moià. Muy importante este punto. A unos dos kilómetros a la derecha un desvío nos llevará hasta las puertas de este Monasterio.
Hasta el pasado verano era de propiedad de familias particulares que permitían visitarlo, cobrando eso si, ahora es propiedad de Caixa Manresa que lo ha adquirido por unos 1250 millones de pesetas y está en periodo de catalogación de los muchos tesoros arquitectónicos y artísticos que encierra después de más de 800 años de existencia y de haber pasado por diferentes manos: eclesiásticas, de la nobleza o de la industria y del arte.
Mientras dure este periodo de catalogación no está abierto al público en general pero puede visitarse por rigurosa invitación que administra Caixa Manresa. Es lógico.
Pero desde esta página web y gracias a Josep M. Esquius, coordinador del Proyecto Sant Benet de Caixa Manresa, pudimos acceder al interior del Monasterio y de lo que han sido las viviendas de las familias propietarias hasta ahora. Un recorrido amplio comentado por Francesc, un historiador de Navarcles que conoce a la perfección la evolución del Monasterio.
Por lo que pudimos ver y por lo que se sabe Sant Benet de Bages encierra un compendio de la historia de la comarca desde su fundación en el año 960 por el Conde Sala y su esposa Ricarda, que trajeron las reliquias de San Valentín desde Roma; hasta nuestros días, ya que en su interior están representados el románico, el gótico, el barroco y contiene elementos artísticos de todas las épocas hasta 1968.
La primitiva iglesia se construyó entre el 950, año en que se compra la propiedad por 250.000 reales y 972, en que fue consagrada, ya sin la presencia de los condes, puesto que los dos habían muerto. A principios de siglo, junto a una pared de la actual iglesia se encontró la tumba original del Conde Sala. Estamos en periodo del prerrománico, aunque se sospecha que la base del campanario podría ser de época romana, debido a la presencia de los romanos en la comarca del Bages.
Sant Benet de Bages, de la orden benedictina, estaba bajo la tutela de Sant Pedro de Roma,  lo cual permitió que se convirtiera en el centro económico de la comarca y sus zonas de influencia adquiriendo un espectacular esplendor, especialmente en los siglos XI y XII.
Con anterioridad sufrió diferentes avatares, como  fue la sucesión en la abadía, ya que el Conde Sala dejó en testamento que el abad sería siempre un legítimo sucesor de la propiedad y eso llevó a que algún heredero espabilado se dedicara a dilapidar las pertenencias del monasterio.
Coincidiendo con la invasión sarracena del 1003, que los dejó maltrechos, se acaba con esta práctica y se impone la elección del abad, como en cualquier monasterio benedictino. A partir de ahí el esplendor.
Esplendor que se confirma en el siglo XII y que coincide con la construcción de la iglesia actual.  También se inician las obras del claustro alrededor del cual se irán construyendo los demás habitáculos del monasterio.
Los acontecimientos que determinarán la fisonomía de Sant Benet de Bages se van sucediendo y a las luchas frente a los musulmanes, le siguen la peste negra del 1348 que lo deja con dos de los trece monjes. No obstante 21 años después se fortifica  con torres amarteladas y se renueva la sala capitular y se construye una buna parte de la bodega.
Pero la vida sigue y en el año 1593 pasa a depender de la Abadía de Montserrat. En el 1627 se construye el palacio abacial y se amplia la residencia monástica, para que no se diga, aunque seis años más tarde sufre un pavoroso incendio que destruye todos los retablos, una lástima, el siguiente ya será barroco. Poco a poco y en clara decadencia llegamos a la Desamortización de Mendizábal en 1835 y se acaba la vida monacal en Sant Benet de Bages y de ahí a manos privadas, comprado en pública subasta por 25.000 pesetas.
En las imágenes podremos apreciar el románico el estilo arquitectónico original de este monasterio.













La iglesia es de una nave con travesero, formando la cruz latina, encabezada por un ábside central y dos absidiolas excavadas en el muro.
La puerta se desplazó para respetar la torres del campanario. Esta iglesia se construyó en el siglo XII a partir de ese campanario, cuya base podría ser de alguna torre romana o anterior al prerrománico. La otra puerta, la que se accede desde el claustro da a uno de los brazos del travesero.
En las paredes de piedra pueden apreciarse las diferentes modificaciones que ha venido sufriendo Sant Benet de Bages, no solo por la ampliación de las dependencias monacales o para albergar el vino, fruto de las vid que le circundaban, sino por la voluntad de los propietarios de acomodar el conjunto a residencia privada de lujo.
El claustro documentado por el propio artista cuando hace referencia al abad Bernat de Nespleda (1225-1227), es una construcción homogénea como resultado de una obra realizada de una sola vez a comienzos del siglo XIII, después de la construcción de la iglesia. Hay que resaltar que a diferencia de otros monasterios el patio interior del claustro carece aquí de pozo.
Los capiteles de las columnas, cortas pero robustas, son de varias épocas, dos concretamente corresponden al 972, ósea a la iglesia primitiva del Conde Sala. Otros coincidirían con la destrucción del 1003 y los otros ya a escultores del siglo XIII.
El gótico está presente en Sant Benet desde muy a comienzos, seguramente en el cambio entre un estilo y otro. Una virgen que está expuesta en el claustro, de madera y con restos de pintura, representa a la Madre de Dios y el Niño, y podría haber sido esculpida a finales del siglo XIII. También los arcos que sustentan la Bodega (celler) son ya del gótico. Y la construcción del palacio abacial y la ampliación de las dependencias monacales son claramente góticas.
Después de la compra del Monasterio por un particular en pública subasta y ya en 1907 por doña Elisa Carbó, madre del pintor Ramón Casas y accionista de la fábrica textil contigua al Monasterio, las dependencias van adaptándose a las necesidades de los nuevos habitantes. Vamos que se convierte en vivienda de lujo. Vemos por ejemplo algunas galerías que recuerdan a casas del principios del XX con aires modernistas y colores vivos, como el azul. Profusión de cerámica de todos los lugares de España, etc.
Allí se conservan retratos de la familia de Casas realizados en su primera época pictórica. Auténticas joyas.
Lo que sorprende es como las familias propietarias, especialmente después que Elisa Carbó dejara la propiedad, adecuaron el retablo barroco a las necesidades de los muebles que precisa una residencia de lujo de la época.
La verdad es que incluso la transformación se hizo respetando la belleza de dicha obra. Muebles de Salón, camas, cabezales de dormitorio, sillas o adornos de habitaciones son parte de ese retablo de la iglesia.
Empieza para los restauradores una ardua tarea de recuperar los estilos y enseñar al público las diferentes épocas que contiene este Monasterio-Palacio de Sant Benet de Bages, siendo fieles a su propia historia.
En su interior además de lo descrito se encuentra piezas de colecciones privadas de indudable valor artístico e histórico. No deberían hurtar el poder contemplarlo en su lugar adecuado.
Dejamos Sant Benet no sin la sensación de que hemos asistido al principio de un nuevo esplendor del Monasterio y que además podrá ser patrimonio de historiadores y del público en general. Aunque eso si después de algunos años de trabajo.
Buscamos la C-25 (IESS Trasversal) para dirigirnos a Santa Maria de Oló. En la salida correspondiente la 157 coincidente con el kilómetro del Eix, tomamos la carretera que nos lleva a L’Estany y Moià. A unos dos kilómetros aproximadamente encontraremos un desvío a la derecha que reza: Mas Vilanova (cartel blanco, letras negras) tomamos esa pista de tierra en buen estado y al fondo veremos una masía y adosada a ella (es de la propiedad) Sant Jaume de Vilanova, una iglesia del siglo XI de las pocas redondas que existen en Catalunya (Sant Vicenç del Castell de Lluçà en Ruta 6 de esta mis web). Allí el propietario, Joan Bassets, nos explica con detalle como esta joya iba incluido en el precio de la masía. En perfecto estado tanto en el exterior, como en el interior está documentada desde comienzos del XI.
Las administraciones, en especial la Generalitat debería catalogarla y ayudar a restaurarla y establecer algún tipo de convenio con la propiedad para que pudiera ser visitada por los interesados en conocer este patrimonio cultural de Catalunya.




Tomamos de nuevo la carretera en dirección a L’Estany. En el próximo cruce tomaremos la carretera de la derecha a L’Estany y Moià, dejando a nuestra izquierda la que nos lleva a Oristà y Prat de Lluçanes. A unos tres kilómetros a la derecha un nuevo desvío nos deja a la vista la Iglesia de Sant Feliuet de Terrasola, un curioso conjunto donde se puede observar que en vez de tener el tercer ábside tiene adosada la rectoría. Esta iglesia del Siglo XI, está muy bien restaurada.
Seguimos adelante con la mirada puesta en L’Estany y a unos cuatro kilómetros se dibuja en el horizonte la majestuosidad del conjunto de Santa Maria de L’Estany. estamos ante otra de las obras maestras del románico en Catalunya.
La primera iglesia que se levantó en L’Estany data del 990. Pero la actual se edificó en el siglo XII y fue consagrada el 3 de noviembre del 1133. A partir de ese momento empieza a adquirir una importancia singular en la zona y es declarada abadía  en el 1264. Pero las luchas entre Vic y Manresa por hacerse con el dominio de este importante centro religioso debilitan su fortaleza y se queda con solo ocho canónigos. Aunque se intenta recobrar el esplendor perdido y se instalan nuevos monjes para hacer frente al deterioro de los edificios. El terremoto de 1448, hunde el cimborio y el campanario románico. El actual es del siglo XV, pero con claras influencias del anterior.

La iglesia actual guarda todo el estilo románico de la que se levantó en el siglo XII. De cruz latina, es de una nave encabezada por un ábside semicircular y dos absidiolas. Tiene 30 metros de larga por 20 de ancha en el crucero. El altar está presidido por la Virgen de L’Estany. Esculpida en un solo bloque de alabastro tiene 86 centímetros de alta y 123 de perímetro. está datada a comienzos del siglo XVI. Aún hoy se puede apreciar la policromía de entonces.





En la parte meridional de la Iglesia está el Claustro. Casi cuadrado tiene 72 capiteles grabados con diferentes motivos: animales y plantas especialmente. Algunas escenas del Antiguo y Nuevo Testamento, conforman los capiteles de la galería de Tramontana. En le claustro hay cinco sarcófagos pertenecientes a abades y nobles de la zona.
Con el buen sabor de boca de Santa María de L’Estany buscamos ahora otra clase de alimento. Y lo hacemos en Moià, a sabiendas de que en la zona hay buenos restaurantes tanto de cocina tradicional con productos autóctonos, como de avanzado estilo. Un residente nos ha recomendado Les Voltes cerca de la plaza del Ayuntamiento. Dejamos pues la primera intención que era ir a Can Xarina en Collsuspina, recomendable también.
Les Voltes es un producto de Jordi, su factotum en la cocina y la labor de un buen servicio, joven pero muy conocedor de la materia prima y la elaboración de los platos. Sorprende al llegar la combinación de una decoración estilo loob newyorkino, con la piedra de la montaña y el arte becó de los platos y recipientes. La primera sensación es que estamos en un sitio con personalidad. Un recorrido de la vista detecta que nos rodean las delicatessen del buen gourmet: aceites de primera prensada y de varias zonas; quesos de diferentes lugares y curación, y sobretodo un botellero de exquisiteces: maltas de gran calidad, cognacs y brandys solo al alcance de sibaritas, una cava para cigarros de diferentes clases y procedencias. Vamos un paraíso de la sobremesa por el momento. Rápidamente te atienden, hace un poco de frío, y la carta confirma la intuición del cliente, estamos en un lugar donde se conjugan los alimentos tradicionales y de la zona: carnes (pato y caza), pescado (siempre fresco y de temporada) y marisco (Costa Brava o Vilanova a lo sumo). Todo ello mezclado con las últimas enseñanzas de los grandes gurús de la cocina: Ferrán Adriá (espumas) y Arzak (sabores de antes y de mañana). En la carta reina desde su trono, la trufa, es temporada, y de ahí que platos y platos tengan ese toque de sabor tan interior de Catalunya.
Menú degustación a 6.800. Excepcional. Lo observamos de cerca y pese a que no quisimos saborearlo, las personas que lo hicieron se mostraron satisfechas. Tiene otro menú de 3.800 sobre determinados platos de la carta.
Para empezar un surtido de entrantes: Bullamesa con tomate confitado, buena. Un foie con gelatinas (amigo Ferrán) y un bacalao con patata escalibado, tenía un sabor peculiar.  Seguimos con  foie y unas flores de queso curado. Uno y otro excepcional.
De segundo rustido de pato con ciruelas y piñones. Aquí el pimiento escalibado era el sabor dominante. Correcto. Y un civet de jabalí, muy suave como corresponde a un buen civet, que no tiene porque tener un sabor fuerte, casi incomible. Para postres las delicatessen de la casa: Garrapiñadas, bombones de cacao y canela (un monumento) y un mousse de fresas y una espuma de crema catalana, para buenos paladares (reminiscencias de los maestros). Gran variedad de olorosos para este postre, nos gusta como no un Pedro Ximenez, pues ahí está.

La carta de vinos, cavas y champagnes es de lo mejor que puedes encontrar hoy. Falta algún Gran Reserva tal vez, pero nadie puede pedirle más a un restaurante de altísima categoría. Puedes beber aquello que desees de las D.O españolas. Los precios ajustados a mercado, incluso en algún cava por debajo de lo que es habitual en otros establecimientos. Ante tanta variedad nos decidimos por un cava con fuerza, un D.S de Freixenet del 94, como saben sensacional.
El precio acorde con la categoría del establecimiento, del servicio (por cierto muy profesional y con gran maestría, pese a la juventud) y de los productos.
Sabiendo lo que comes y lo que bebes debes esperar una cuenta de entre 5.000 y 7.000 pesetas por barba, esa es la normalidad. Luego la fantasía de cada uno también la pueden contemplar, está en la carta.
Una cosa está clara no saldrás defraudado. El teléfono por si acaso es:
938301440.