LA CUESTA MIRANDA

Chilecito nos invita a dos visitas, la de su Cristo del tamaño del Corcobado en Río de Janeiro…la subida hasta su pedestal está cortada hasta las ocho de la mañana y el funicular no funciona (algunos a los que hemos preguntado dicen “como todo”,pero no es verdad). Lo que si funciona es la subida hasta la Estación 2 de la vieja mina de metales preciosos “plata y oro” donde nos recibe una simpática señorita que nos da una explicación exhaustiva de la historia de esta mina que en su día marcó la vida de Chilecito y que todavía influye (no solo como elemento turístico) por aquello de que alguien pretende reabrirla a lo que nos confesaron la mayoría de ciudadanos se niega (estamos con ellos). Una mina de nueve estaciones, construida por la empresa alemana que ganó el concurso público allá por el 1903 y que empezó su funcionamiento en 1905 y lo acabó en 1919, influenciados decisivamente por la poca rentabilidad ante tamaña inversión y por la Gran Guerra. De todos los materiales traídos de Alemania destaca la correa que mueve el mecanismo de arrastre de las vagonetas es, dijo la señorita, de cuero de vaca argentina cosida con hilo de cuero de burro (también argentino). Orgullo patrio y que no falte…

Visto lo visto, carretera y manta con un día que presagiaba lluvia que luego se quedó en un “chirimiri” (vasco) u orballo (gallego). Dejamos Chilecito que nos quedan casi cuatrocientos kms hasta San Juan, pero antes la auténtica sorpresa del día …La Cuesta Miranda a poco más de 25 kms de haber salido. Una quebrada  rojo y verde que compone por si sola una exposición pictórica que podrían firmar los mejores paisajistas de la pintura universal. Cada curva o cambio de rasante en esta nueva carretera (cómo sería la anterior) es un nuevo lienzo…la vegetación extrema se mezcla con el rojo intenso de las montañas y si elevas la vista paletadas de montaña verde, marrón y gris que tiene su continuidad en las nubes que abrazan las montañas. Uno se imagina cuando toda esa cromacidad se mezcle con el azul del cielo que tuvimos el día de los seis mil….

Pasada la Cuesta Miranda seguimos viaje hasta Villa Unión donde paramos en una parrilla (que extraño no parar en una parrilla) al borde de la 40 que nos habían recomendado en La Mina de Chilecito unos viajero como nosotros. Un buen asado, chivito para otros, la ensalada que no falte y agua para beber (hay que conducir). Y mira que en estas latitudes es complicado dejar el tema del vino porque estamos en su hábitat natural. Primero torrontés en Cafayate, también en Chilecito (donde dicen que nació esta uva), ahora en San Juan (Ruta del Vino en la provincia) con los malbec de fondo…todo en vinos de altura. Mañana Mendoza (la cumbre). Vino a la noche.

Carretera recta…alguna en muy buen estado y otra en un “ya veremos”…llegamos a San Juan a nuestra izquierda El Valle de la Luna que dada la premura del viaje lo dejamos para la próxima…

San Juan es una ciudad convencional surgida del terremoto que la destruyó en 1944 y que se desarrolla entorno a su plaza 25 de Mayo “seguramente creada a raíz de mi cumpleaños”. La Catedral, la Casa de España hoy Universidad católica de Cuyo, dos calles peatonales donde se concentra el comercio y la gente…y las colas…alrededor de cualquier Cajero automático de este o aquel banco…del Pagofacil que todavía no he sabido qué es…y una muy larga, alrededor de unas mesas de la Comunidad judía de San Juan en la que se regalaban libros. Cena en un típico local del centro “El Rincón de Napoli” con sabor a café de emigrantes italianos, hoy en cierta decadencia…aquí si dimos cuenta de un malbec de la zona, simplemente se dejó beber.

Mañana nos espera un pequeño recorrido por la zona de ocio de San Juan y directos a Mendoza…pero eso mañana.


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