DÍA 8 EL TAJO

EL TAJO

Desemboca en Lisboa, a unos pasos de aquí. Pero ha condicionado una buena parte de nuestra mañana en el Parque Natural de Monfragüe. A unos pocos kms de donde pernoctamos está Villarreal de San Carlos una población de apenas 20 habitantes pero que concentra una parte esencial de este Parque Natural. Allí está el centro de interpretación, que es fundamental para conocer esta zona. En octubre, cuando la berrea de los ciervos algunos llegan hasta los jardines de las casas de este pueblo (las fotos que vimos hace dos años en el Camino de Santiago son elocuentes) Pasando Villarreal a un km está el primero de los miradores de este Tajo embalsado. Se trata del que nos muestra el puente del Cardenal (aviejado y roto) a veces lo cubre el agua del Tajo en esta presa. Hoy (con la sequía que está cayendo) se pasa fácilmente (el Camino de Santiago lo atraviesa también) “afoto” y seguimos hasta la Fuente del Francés que comunica directamente con la casa de los camineros. Aquí la perspectiva del río cambia y merece otra foto. Seguimos en la influencia del Tajo y llegamos al Salto del Gitano. Un espectáculo en si mismo. Dos montañas en forma de garganta que cambia la fisonomía del conjunto. Además desde su cumbre empiezan a aparecer los buitres negros de esta zona. Un sin fin de idas y venidas buscando alimento. A nuestro lado un ornitólogo hablaba con un señor “de edad” que parecía saber un montón sobre estos carroñeros. Cientos de fotos y prismáticos para un entretenimiento con naturaleza viva. A eso de las doce nos vamos hacia Guadalupe, segundo objetivo del día. Elegimos el recorrido menos rápido, no el más largo, pero si el más atractivo. Unas carreteras con paisaje y vaya paisaje…Dehesas, más dehesas, casi todas con un sin fin de corderos, de esos que se crían en libertad y que forman parte de la gastronomía de esta tierra. Camino de Guadalupe, antes de llegar a Torrejón el Rubio, a la salida de una curva (nos dijo uno que conocía el terreno) una dehesa con toros bravos…la esperábamos. Contemplar un toro bravo en libertad es una imagen poco habitual para muchos, aunque aquí y paseando por estas carreteras secundarias entre dehesas posibilita la ocasión. Hoy tocaba…allí estaban un cuatreño y un utrero, mirándonos mientras hacíamos fotos. Luego se retiraron a comer pasando de extraños. Después de casi dos horas de camino llegamos a Guadalupe y su Monasterio regido por diez frailes franciscanos que sustituyeron a principios del siglo XX a los Jerónimos. Setenta años después de la desamortización de Mendizabal. Monasterio construido en el siglo XIV para conmemorar la victoria de los cristianos sobre los sarracenos en la batalla del Salado allá por el 1340. Independientemente de su arquitectura donde se mezclan estilos, predominando el gótico mudéjar, el monasterio contiene verdaderos tesoros. El templete del claustro, por ejemplo, único en el mundo. Las obras de Zurbarán en la sacristía o las pinturas del Greco, Goya y otros en su museo de Bellas Artes. La colección de libros de canto gregoriano entre los siglos XV y XVI. Y así un sin fin de muestras artísticas en varios sectores de la cultura religiosa. Guadalupe bien merece una visita. La noche en Trujillo a pie de la plaza de toros en una pequeña zona habilitada para las autocaravanas. Un día interesante, naturaleza en su máxima expresión. La dehesa como base del paisaje (algunos alcornoques desnudados) Y la monumentalidad como postre después de comer aparcados en la parte trasera del ayuntamiento de Guadalupe. ¿Quién da más? A lo mejor mañana.