CAPÍTULO DIECINUEVE

A estas horas, poco antes de que den las diez (cantaba Serrat) sigue lloviendo en Cee a punto de llegar a Finisterrra (mañana) Un día con poca y luego con mucha historia. A eso de las ocho cuando estábamos dispuestos a iniciar la marcha en Olveiroa (los fórmula 1, claro) diluviaba y un viento que no hacía presagiar nada bueno. Después de una noche de lluvia y viento. La primera decisión ha sido acortar la etapa (los fórmula 1 se unen al pelotón de los torpes y “culo en taxi”) A medida que íbamos hacia Hospital, primera fase de la etapa la lluvia y el viento arreciaba y segunda decisión (correcta) hoy no se anda por la peligrosidad del camino. Llegamos junto al mar al que habíamos perdido desde Ribadeo y ya en el puerto de Cee continua el tiempo revuelto (ahora llueve mucho, luego menos, para y vuelta a empezar) Resignación en el Camino, partida de cartas en la pensión Beiramar y a espera la hora de la comida (eso no se perdona). Antes con un sol tímido, pero sol a fin y al cabo, nos fuimos a ver mariscar en la playa de la Concha de Cee. Unas señoras (mariscadoras) nos enseñan el botín de una mañana (pocas horas) metidas en el agua hasta pasada la cintura con sus rastrillos (muy modernizados, como si tuvieran IA) berberechos, almejas y a eso de las doce para casa. Cerca, entre Cee y Corcubión (localidades que están pegadas) está el restaurante Mar de Grebas con una oferta gastronómica que sorprende en algunas cosas. Unos entrantes para compartir y un segundo a base de abadejo, garbanzos y chorizo un plato consistente para más allá de un tentempié. Siesta de rigor (no hay que perder las buenas costumbres) y luego hasta la lavandería. Última colada de este Camino porque quedan tres etapas y con lo que llevamos en las mochilas aguantamos el tirón. Unos a cenar (fórmula 1) y otros (ya mayores) una fruta, un yogurt casi caducado y a nuestros aposentos…lectura, tele o escribir esto antes de dormir. Repasando las fotos de todos los que envían a nuestra central, sorprende un arco iris de a eso de las seis y media de la tarde…Un paréntesis obligado por las condiciones meteorológicas y a esperar que mañana amaine. Aunque todos nos hemos conjurado que pase lo que pase a caminar…viendo el perfil de la etapa eso de caminar junto al mar siempre resulta atractivo, aunque sea pasado por agua. Os lo cuento mañana.