ISLARES-SANTOÑA

El titular de la etapa de hoy es “Montaña y Mar”. Salimos de la orilla del mar en la playa de Arenillas en Islares y vamos directamente hasta La Magdalena en la Cantabria interior. Desde allí comenzamos, bajo una lluvia intensa, un ascenso de tres kms y con la desagradable amenaza del barro (ha estado lloviendo toda la noche). Poco a poco con el cuerpo cansado por la subida,muy exigente en algunos tramos ,vamos diciendo aquello de “sufrir en silencio” cada vez que nos viene una cuesta.

En estos casos uno mira hacia arriba y cuando sigue viendo en el más próximo horizonte que el camino sigue en ascenso piensa por qué monte nos va a sacar de este valle. Una cuestión que solo te planteas cuando estás hasta el gorro de subir y esperas que en la próxima curva o en el próximo cambio de rasante se acabe la cuesta.

Mientras vas observado el paisaje o coincides con algunas granjas en las que en sus prados pastan las vacas, las ovejas, los caballos, los burros o las mismísimas cabras del queso. Hoy hemos visto una vaca con tres ternerillos o unos caballos con “poncho” para guarecerse de la lluvia intensa.  Pasando valles empiezas un descenso hasta Liengo un municipio trufado de barrios, extenso tiene más de tres kms de largo y con una población muy diseminada, ya que todo son construcciones unifamiliares con terreno. Nada de adosados. Además entre construcciones de nueva factura hay casas solariegas con heráldica en las puertas y que se nota su esplendor allá en los siglos o en la actualidad (depende de su grado de conservación).

Pueblo con muchos vestigios “indianos” lo que indica que en la mayor época de dureza económica algunos obtaron por la emigración a Latinoamérica. Se nota la influencia en algunas casas. Desde allí hay que buscar el camino de la Playa de San Julián, por lo de ahorrase un km…las flechas te mandan por un trazado que da una vuelta. Lo hemos sabido gracias a una señora que paseaba perro y se ha apiadado de nosotros.

Después de una cuesta por asfalto donde te reencuentras con el mar y los acantilados. Piensas que ya está lo de subir, que por hoy ya hemos cumplido. Pues n0, empieza lo más dificil de la etapa. Una subida de órgano a la grande por aquello de que el terreno es complicado, piedras, barro y los colaterales en este tipo de camino de cabras. Desde arriba nos observan una comuna de buitres no se si esperando un animal muerto o que nosotros tengamos un accidente…cosas de buitres.

Por este camino de cabras, nunca mejor dicho, vas acercándote a Laredo. Una señal te indica que estás a 3 kms… Una vez culminas el puerto (en términos ciclistas). La vista es espectacular con Laredo y Santoña al fondo. Además les daba el sol y la imagen es de postal. Nos quedaba algo complicado para mantener el equilibrio…una bajada letal con todo el barro y piedras que te puedas imaginar…tu atención primordial era no caerte, que hubiera sido lo más fácil si no tuvieras los palos protectores.

Finalmente llegas a Laredo y sabes que tienes que ir a la barca que te cruzará la ría hasta Santoña. ¿Cierra a las dos como dice la guí española, no cierra como dicen los franceses y alguna estanquera despistada? ni Shakespeare lo hubiera explicado mejor. Sellar en las Trinitarias, una concesión al franchutis. Nos quedan cinco kms de playa con dunas y a la izquierda edificios y más edificios de un Laredo consagrado al turismo interior procedente de Bilbao o Madrid especialmente. Nos cuentan que algún fin de semana de agosto ha llegado a albergar a ciento cincuenta mil personas. Una barbaridad.

5,6 kms de caminata contra reloj nos confirma que la barca está de lunes a viernes hasta las 14,30…amigos son las 14,10 y avisamos al patrón que nos viene a buscar a la mismisima playa…cuatro minutos de reloj unos 300 metros y estamos en Santoña. Hemos evitado más de 45 minutos en autobus…menos mal.

Santoña es sinónimo de Anchoa a lo grande. Bueno y de bonito. Las conservarás de estos manjares tienen nombre y apellidos de esta localidad. Pero también es la ciudad natal del almirante Carrero Blanco, mano derecha del general Franco y hasta tiene su monumento en el paseo marítimo de Santoña. La verdad es que me ha sorprendido pero viendo después del callejero de Santoña no me ha extrañado nada. Que le vamos hacer, pero me hace reflexionar sobre cómo somos.

Dormir en Alojamiento Buriano (nombre de un monte cercano). Una casa vieja bien remodelada. Muy recomendable. Comer en la Tasca de la Esquina, simplemente correcto. Escoger el menú. La cena en un bareto 7 villas muy recomendable, especialmente sus anchoas de El Caprincho.

Mañana a Güemes, antesala de Santillana del Mar…os lo explicaré