Una etapa para creer en el Camino. Placentera, lejos de las carreteras, aunque no exenta de asfalto, pero del tranquilo. Carreteras secundarias con poco tránsito entre aldeas.
La salida de Pontevedra te lleva hasta el puente sobre el río Lerez o la ría que es lo mismo. Después a una aldea, Alba que tiene una iglesia y un cruceiro muy atractivo. Allí la imagen de un paisano sentado té choca. Hay que fijarse en el hórreo de la propia iglesia.
Luego un camino entre asfalto y pistas forestales ya metidos en la comarca del Salnés donde abundan, como no, las viñas de esa uva mágica que es la albariña. Emparrados con granito que en verano además de fruto y buen vino da una sombra necesaria al peregrino.
Desde San Caetano a San Amaro tienes algún que otro tobogán que deberás superar y al final una cuesta exigente que te deja a las puertas de tres abres. 10 kms y a desayunar. En el mesón del Pulpo te pònen el sello de la parroquia de San Amaro, el más antiguo del Camino portugués por Galicia. Es una buena anécdota.
Mismas pistas, entre aguas, ya sean de lluvia, de arroyos o de algún que otro riachuelo que denota que el verde de Galicia no es gratuito. Pasas el concello de bBarro, luego ACancela, A seca, Briallos y llegas a Caldas de REIS después de casi 23 kms de placentero recorrido entre viñas y otros cultivos.
Otras de las buenas sensaciones de la etapa la dan las corredoiras por las que pasas entre carballos, eucaliptos y pinos. Los helechos, el finales de las camelias y el hinojo ponen color y olor a este caminar.
Dormir en Balneario Acuña, 44 € con desayuno está muy bien. Aquí entre señores de balneario puedes comer y cenar aunque yo aconsejo comer en Convido, una vinoteca atractiva por su producto y elaboración. El pulpo con queso de tetilla es singular. No comer el chuletón del Esla a la piedra. No por el local, sino porque es de ternero crecidito. Eso del buey del Esla es un camelo.
Por la tarde noche tapas en O muiño. Vale mucho la pena.