30 DE OCTUBRE DE 2019

Y LA PALOMA…

Cada vez que hablamos del Espíritu Santo con mi amigo André (creyente donde los haya) y de lo difícil que resulta para un racionalista (yo) entender lo de la “paloma” y sus milagros…André termina por decir “un día la paloma se cagará en tu boina”. Amigos ese día ha llegado. No ha sido en la boina (no estamos haciendo el Camino de Santiago)  Ha sido en Mantova (Lombardía) mientras trataba de hacer una foto al Palazzo Comunale desde uno de los arcos del Palazzo Ducal…en ese momento de concentración máxima, con los cinco sentidos puestos en la pantalla del móvil, zas un palomo traidor ha dejado caer todos los excrementos que podáis imaginaros sobre mi hombro con mochila incluida…menos mal que Rosa (previsora hasta la saciedad) llevaba un saco de toallitas milagrosas.  Saldado el incidente entre “la paloma/o” y un servidor hemos seguido con el duro trabajo del abnegado turista.

Poco antes de las nueve (limpitos y desayunados) llegábamos al aparcamiento del centro histórico de Ferrara, como Lucca una ciudad bajo el dominio de la bicicleta…donde nos esperaba un Duomo (catedral cerrada por reformas) un Palazzo Comunale datado en el siglo XIII. Pegado está el Castello Estense, el gran atractivo monumental de la Ciudad. Imponente construcción cuadrada con torres en cada esquina y un foso que rodeaba el castillo. Residencia de los Duques (los que mandaban en Ferrara) empezó a construirse a finales del XIV y se terminó a mediados del XVI. El interés principal estriba en los frescos de cada una de las habitaciones de los diferentes personajes que las habitaron,así como las salas comunes. Una prisión en su sótano a modo de mazmorra y subir a la torre del León (120 escalones) que te permite una perspectiva de Ferrara.  Visto el Castillo la siguiente parada obligatoria en es el Palazzo de Diamanti (se le atribuye por la decoración exterior a modo de pequeños “diamantes” en piedra. Actualmente contiene la pinacoteca municipal. A la vuelta dejamos de lado la Torre de la Victoria y callejeamos por un barrio con sabor a medieval (aunque muy renovado, cada estilo de una madre) bajo los edificios porticados (muy comunes en el norte de Italia). No  ha sido Ferrara una de esas ciudades sorpresa, pese a que la pintan muy atractiva. Tiene lo suyo (los nueve kms de muralla que la ordenan) pero quizás porque no hemos podido ver el Duomo de finales de XII…será por eso.

Largo desplazamiento hasta Mantova (aunque no entró en la primera planificación de este viaje, la opinión de algunos blogueros nos hizo cambiar a nosotros e incluirla, pese al desvío) Llegamos justito a la hora de comer y escogimos bien “Osteria Piazza Sordello”…de plato principal unos “raviolis de zucca (calabaza)” de ensueño. Dicen que es plato típico de esa zona. Como estará que en ese deambular por la ciudad (bajo soportales) en un Forno (no era Bonaparte) donde un escaparate de frutas en conserva, mermeladas, mostazas y demás delicatessen; nos ha llamado la atención. Ahí hemos comprado esos “raviolis de zucca” para un día de estos en el bistró Holly. Pero a lo que íbamos…Mantova te recibe también con un Castello, el de San Giorgio (parada obligada). De ahí en un tiro de piedra a la Piazza Sordello, donde está la casa de Rioletto (historia de este personaje que sirvió a Verdi para su monumental ópera) El Palazzo Ducale, siglo XIII. Impresionante obra del medievo acabado en el siglo XV (lugar donde se desarrolla la tragedia de “La Paloma que…”) El Duomo, que tampoco tiene más enjundia que algunos otros carentes de mayor interés (quizás el sarcófago paleocristiano del siglo V) Sigues y llegas a la Piazza de la Erbe (otra más entre las muchas que se encuentran en este paseo por el Norte de Italia (acordaros de la de Verona, por ejemplo) Allí está la basílica de San Andrea Apóstol (Andrés)…muy interesante con frescos de un valor extraordinario. Pero la sorpresa del día estaba enfrente…la iglesia de San Lorenzo (siglos XI y XII) redonda como la de Vera Cruz en Segovia, pero sin ser de los templarios y con doble piso y abside central que son se refleja en la construcción exterior. Sencillamente una de las joyas de este viaje. Mantova si tiene ese punto que la hace muy atractiva…sus casas (algunas del XIII, aunque la mayoría serían más allá de finales del XV, camino del Renacimiento), sus calles empedradas hace que  esté mas que justificado el desvío de la ruta lógica, Ferrara-Módena- Bologna…ha valido la pena. Además a esta ciudad la rodean los lagos que forman el río Mincio, Superior, Medio e Inferior que conforma un paisaje extraordinario. Carretera y a Módena donde pernoctamos…mañana balsámico, Pavarotti y la Osteria Francescana…