La principal característica de esta etapa entre Guardo y Puente Almuhey es que hemos atravesado una nueva frontera provincial. Hemos dejado Palencia (aunque estamos a un tiro de piedra por el monte) y entramos en León que no la dejaremos hasta llegar a Galicia por O’Cebreiro. Un recorrido corto,19 kms de andar por el monte (nunca mejor dicho) con una vegetación que va repitiéndose según transcurre el Camino por el campo mesetario, la media montaña o como hoy, la montaña pura y dura. Tres novedades en el recorrido de esta mañana. Una, la aparición de una carballeda (robles centenarios) Hasta ahora los habíamos visto sueltos (Aquí y allá, simulando las corredorias) o en su versión Rebollo para la chimenea de casa. La segunda. Los colores otoñales empiezan a teñir de el paisaje de amarillo y burdeos según sea el árbol (aunque el verde sigue dominando) La tercera un paisaje fronterizo, que usando cierta imaginación, te lleva a los verdes prados del sur de Inglaterra donde todo, hasta los árboles están colocados con cierto orden. Pues no, estamos entre Palencia y León.
La crónica no puede dejar pasar la tristeza que trasmiten ciertos pueblos que son cartel de esa España vaciada que ahora está de moda. Nadie por la calle, nadie en los bares después de ciertas horas (incluso tempranas) Apenas unos compradores (yo solo he visto uno) ante la “furgo” del pescado. La España del pensionista debería titularse.
Hoy aparte de alguna subida con cierta exigencia hay que destacar de este recorrido la bajada final a Puente Almuhey que ha obligado a esa “espalda para atrás, barriga salida y palos” a mantener un cierto equilibrio ante la dificultad del terreno que miraba hacia abajo con terraplén incluido. No me extrañaría de alguno/a (por lo de igualdad de género) se haya estrellado con mochila incluida. Tenía mucho peligro.
Día de reencuentro. Hoy hemos recuperado a Sara después de habernos encontrado hace cuatro años en el Camino del Norte…una alegría para el franchutis y el que suscribe. También día de “el mundo es un pañuelo”. Donde pernoctamos (hablaré del cachopo luego) ha salido el nombre de Formentera y hete aquí que la dueña de este hotel, Río Cea de Puente Almuhey, es conocida (amiga diría yo) de una vecino ocasional de La Mola. Llamada de rigor y corroborar que nunca se debe hablar mal de nadie por si el que escucha es su primo (otra cosa sería si fuese el cuñado)
Aparte de que esta residencia es excepcional en su calidad-precio, incluido en ello la simpatía de Aida (de León que no de Verdi) Se come de vicio y en exagerada abundancia. Un cachopo de a cuatro para dos relleno de cecina (como es normal) Una morcilla Matachana que ilustra y mucho a unos huevos fritos, y unos puerros de Sahagún que se convierten en alimento de primera necesidad. La carne de casa (de ternera lechal) se nota un montón. Vengan, vean y prueben. Decir que se han incorporado dos nuevos peregrinos al grupo y lo que éramos “ocho y una perra” ahora somos diez y una perra. Seguiremos informando.