GASTRONOMÍA
La gastronomía del lugar está basada en productos derivados de la economía doméstica de los pueblos de la zona en los siglos XVIII, XIX y XX, antes de la emigración a las grandes concentraciones industriales. Cerdo, cordero y hortalizas; además de las diferentes elaboraciones del barbo y la trucha, conforman los principales platos. Los iremos enumerando para conocimiento de los visitantes de esta página Web.
FRIDURA
Componen este singular plato tres variedades del cerdo, una el lomo, otra la costilla y por último un embutido compuesto de grasa y carne magra, condimentado con una pequeña porción de canela, conocido como longaniza (fíjense en este punto que los catalanes, que pertenecieron al Reino de Aragón, ya nominaron en su idioma a un producto similar: “llonganissa”). Los tres elementos de este plato se fríen después de la matanza del cerdo y se conservan en orzas de barro en aceite de oliva. Para servir en la mesa se recomienda pasarlos por la sartén unos segundos en su propio aceite, es entonces cuando adquiere tintes de manjar, siendo su exquisitez muy apreciada por los visitantes de Olba. Además hay que insistir que son acompañantes ideales de otros platos de origen externo a Olba, pero que se ven enriquecidos con estos productos, la paella es un claro ejemplo, o el arroz con costilla y longaniza.
JAMÓN
Secado a temperaturas extremas del invierno turolense es también básico en la alimentación de los habitantes autóctonos.
GACHAS
De panizo (tostado o no), de trigo, según gustos son un plato de abundantes calorías para resistir las bajas temperaturas del otoño, el invierno e incluso el principio de la primavera. Se adornan con chichorritas ( carne de cerdo, pollo u otro animal de corral, bien frita) o bacalao con tomate.
Suculento plato de gachas con chichorritas y bacalao con tomate
BARBO
Pez del río Mijares que puede prepararse a gusto del consumidor (frito especialmente).
TRUCHA
Pez del río Mijares, admite las diferentes formas de preparación de los recetarios comunes. La ventaja en este caso está en el producto, la trucha del Mijares es reconocida en los principales mercados de cualquier metrópolis española. Últimamente en La Escarehuela (paraje situado junto al nacimiento del río Mijares y perteneciente al municipio de Sarrión), preparan la trucha ahumada, método importado de los países nórdicos (Gonzalo es el creador de esta especialidad).
SETAS
La variedad de setas que se cogen en Olba y alrededores se han convertido en un plato muy atractivo de la gastronomía del lugar. Siempre se han utilizado como acompañamiento de carnes o pescados, pero solas o en revoltillo constituyen un exquisita muestra del buen comer. Las denominadas “setas de cardo”, son muy apreciadas por lugareños y foráneos. No obstante, Pedro Borque, casado con una oriunda, puede informarles con más detalle de este magnífico producto. Correo: pedro_borque@ole.com.
CARACOLES
Moros o cristianos(curiosamente se denominan así, dependiendo de su tamaño), pero siempre negros, las baquetas se dejan como acompañantes de un buen arroz. En la elaboración de este plato de caracoles estilo Olba, intervienen, por supuesto las manos de quien lo cocina, y productos autóctonos como son la longaniza, recién sacada de la orza de fridura, tiras muy finas de jamón de Teruel y panceta cortada a trozos menudos. Todo ello guisado y aderezado con tomillo, romero y otras hierbas de la zona. Los caracoles se cogen en el campo de Olba después de un buen chaparrón. Aunque hoy existe en Los Giles quien los cría en cautividad, supongo que no tienen el mismo sabor que los salvajes, pero de esta forma se aseguran poder guisarlos de continuo.
HABAS CON CARACOLES
Siguiendo con la tradición de aprovechar aquellos productos que da el campo, resulta una buena combinación las habas, recogidas alrededor de la Semana Santa, con los caracoles de las primeras aguas de la primavera. Después se guisan juntos y el agua de unas y el agua de otros da una salsa más que apetecible. No dejen de añadirle, como a todos los guisos alguna hierba aromática de las que se crían en estos parajes.
CONEJO CON CARACOLES
Un plato autóctono, exportado a las cocinas regionales que se precien. Su elaboración tiene como base dos productos muy apreciados en la zona, el conejo (granja o monte; dependiendo de la época) y los caracoles (moros o cristianos; según tamaño). El secreto está como siempre en los diferentes aderezos utilizados por las expertas cocineras de Olba. Tomillo, romero e incluso alguna hierba secreta conforman el punto de sabor de caracoles y conejo.
CONEJO CON BACALAO
Una receta de secano, sin duda. Por muy comunes que puedan ser los elementos, la combinación fue todo un descubrimiento. Aunque a nadie se le escapa que a veces los grandes platos provienen de la casualidad. En este caso, en alguna casa de la Olba del siglo XVII, sobraba salazón de bacalao, provinente de alguna escapada del hombre a tierras lejanas, y se había matado algún conejo para celebrar un acontecimiento personal. Y puchero arriba, puchero abajo, alguien decidió aumentar las viandas disponibles mezclando tan dispares productos, y hete aquí que la combinación resultó de lo más atractivo al paladar de los comensales y quedó como un plato más de la gastronomía del lugar.
COCIDO DE PASTOR
Este plato servía de base alimenticia a muchos profesionales del ganado que pasaban largas temporadas lejos de casa. Una buena provisión de “fridura”, unas patatas, arroz, alguna judía seca y un buen hueso de damón del cerdo de hace por lo menos dos años.
Agua de fuente o de barranco, si me apuras. Sal, algo de aceite y si lo quieres picante, le añades pebrera.
Todos los ingredientes, incluidos la fridura, bien cocidos y cuando la patata y la judia están a punto se sirve. Ideal para reuniones de más de 10.
POR SAN BLAS: BACALAO FRITO
Sencillo, pero apetitoso. Allá por el 3 de febrero se celebra la fiesta de San Blas. Y en Olba ese día o el que se escoja como conmemoración de este santo; se come el “bacalao frito”.
Los ingredientes sencillos: Bacalao bien desaladao, tres aguas en 48 horas. Una salsa a base de aceite, ajo y peregil. Se enharina el bacalao y a la sarten con el aceite de oliva extra virgen (0,3 grados de aceidez es ideal), se frie hasta que notamos que la piel queda crujiente. Una vez comprobada la testura y con el visto bueno de la conciera/o a la mesa.