CAPÍTULO DIECIOCHO

La etapa de hoy, desde donde nos quedamos hasta Casa Manola en Olveiroa no tiene más enjundia que el agua, el viento. Las partes sin lluvia y sin viento. Los “fórmula 1” han tirado millas y en poco más de dos horas y media ya estaban con la primera 1906…los demás a trancas y barrancas, pero con celeridad a ducharse y a degustar nuestra parte del botín.

A eso de las dos. No sin antes un aperitivo en As Pías, nos encomendamos a la destreza de Loncho (nuestro taxista estos días) y caminito de Santa Comba a eso de 29 kms mal contados. Motivo: se lo pueden imaginar, comer en Retiro da Costiña, un restaurante con estrella michelín que dirige el chef Manolo Costiña, un tipo afable con dotes de gran chef. Para algunos ya era la cuarta, para otros la tercera y los nuevos a conocerlo.

Ya la entrada como en una obra de teatro, los aperitivos servidos en un pasillo adjunto a una zona de preparativos. Interesante y sobre todo muy adecuado para una puesta en escena acorde con la categoría del restaurante…el tartar de vaca excelente. Luego pasamos a la bodega, un lugar emblemático de este local. Acondicionada para la conservación del vino, pero con una parte de servicio que te permite degustar el último de los snacks. Todo ello con un vino o un champagne siguiendo el protocolo. De ahí al comedor, elegante, sobrio y con buena acústica. Empezamos con los principales del menú degustación…campo, mar y luego carne para acabar con los postres muy equilibrados (dulce, pero sin pasarse). Vinos un Albariño de Finca Genoveva y un Ribeira Sacra por aquellos de estar en Galicia…hay que decir que la selección de vinos es excelente, tal como se muestra en la bodega.

Café de pota…cuantas ganas tenía de tomar un buen café de calcetín. Hay quien ha dicho que es como una infusión de café (muy acertado el comentario) Todo en un ambiente distinto…esa es una de las buenas características de Retiro da Costiña. Incluso Tin ha dicho que tenía ganas de sentarse de forma tranquila después de una buena comida…

Media hora de viaje y de nuevo en Casa Manola, sin siesta, pero con la “resignación” de unja jornada gastronómica interesante…mañana nos vamos a la orilla del mar, unos como el AVE y otros a paso del tren correo, pero al final los dos llegan a la estación.