ISLA DE SANTIAGO

Llegamos Praia un domingo por la noche desde Barcelona vía Casablanca. Un viaje de más de ocho horas, si contamos la diferencia  horaria entre Cabo Verde y Europa, 2 horas menos. Ese viaje es relativamente cómodo. Noche en la capital, donde la infraestructura hotelera deja mucho que desear y lo mejorcito es muy justo y la calidad-precio cara. Un aparthotel en teoría bueno no llega a la categoría de pensión de dos estrellas aquí al precio de hotel de tres estrellas…Es lo que hay se resigna uno…

La capital, Praia, es una ciudad convencional con algunos edificios coloniales de excelente arquitectura, pero caótica como cualquier ciudad africana…Mucha influencia de Dakar  y mejor estructurada que Bamako, por ejemplo.

Allí visitamos urgentemente el mercado, ubicado en un barrio denominado Plateau (Plató) y que constituye el eje peatonal de la ciudad. También es necesario visitar abajo de la loma de Plateau el mercado de Sucupira, donde además de los productos tradicionales de un mercado su principal atractivo es la venta de productos llegados de Europa, América en barriles herméticos que contienen desde zapatillas Nike o textil confección de las marcas punteras en el mundo. Es difícil adivinar si es material de cooperación vendido a los locales o imitaciones “chinas” a bajo precio. Alguno parece nuevo, pero todo tiene pinta de usado…

Desde esta Praia lo primero que hay que hacer es tomar un vehículo de transporte público, creo que son 200 pesos caboverdianos, dos euros aproximadamente y desplazarse a Cidade Velha. Según consta en todos los prospectos fue el primer asentamiento en esta Isla. Se nota por sus edificios y fue declara patrimonio de la humanidad por la Unesco, faltaría más. Una bonita playa donde se ubican las barcas de los pescadores. Dos chiringuitos de playa donde poder comer y alrededor  de una riera se concentran viviendas actuales, con sabor a pasado, la iglesia, algún convento del siglo XVII hecho una ruina. Una señora nos interpeló por acercarnos a su casa. Sólo buscábamos las ruinas de un antiguo asentamiento religioso. Por cierto allí estaba la pared. En un país eminentemente católico como Cabo Verde, las iglesias forman parte de su paisaje natural. Y Cidade Velha no podía ser ajena…

El hoy monumento, ayer piedra donde se ataban a los esclavos para su venta posterior, nos traslada a lo que fue en realidad esta sociedad de ciudadanos negros dominados por los blancos. Siguiendo la riera a través de calles adoquinadas (elemento característico en estas dos islas, especialmente en Maio). Ves cómo eran las viviendas en el siglo XVII y puedes tropezarte con alguna pequeña fábrica de un producto llamado grogue que es la bebida nacional. Destilado de caña de azúcar intenta asemejarse al ron tradicional del caribe….Está muy bueno, especialmente el añejo. Poco más. Comida en unos de los chiringuitos con la langosta como plato principal….Pescado fresco elaborado al carbón (pedirlo a medio cocer, porque como lo dejéis a su libre albedrío queda al estilo quemado que es poco). Recomendable la langosta sudada (en salsa).

En lo más alto de Cidade Velha hay una fortaleza de  la época colonial que protege toda la bahía de este bonita ciudad. Incluso desde allí en un  día despejado podemos ver la isla de Fogo y su imponente volcán.