CULTURA Y VINO

Cultura y vino podría ser el resumen de este primer día de “autocaravana”. Toda una aventura a lo desconocido en la serie de viajes que he venido contando por esta vía. de comunicación.

A las nueve de la mañana, desde el mismo Terrassa, con google Maps como guía, salimos con un horizonte fijado. Estar a las cinco de la tarde (en este caso no es hora taurina) en las puertas del Guggenheim en el mismísimo Bilbao con un vehículo que no cabe en ninguno de los aparcamientos convencionales. Día 1 de noviembre y puente por delante…pocos camiones por la A-2 pero una circulación increscendo (Creo, ya hay pistas de esquí que han abierto). Pasas El Bruc, la Panadella y parece que se va circulando. Tu a lo tuyo…Entre 100 y 110 kms/h y viendo el paisaje y como algunos  conductores pierden la compostura y solo les sirve la prisa por llegar antes que el vecino…es la ley de la carretera. A eso de las dos toca comer. Llega la primera experiencia de autosuficiencia…unas lentejas de vicio (eran de La Morera en Mataró) calentadas en los fogones de la autocaravana…lo demás es poesía.

A las cinco en punto y después de aparcar en plena calle, casi al ladito del Museo. Con lo que cuesta dejar un smart, imagínense este artefacto, que en esos momentos se agranda en tu imaginación. Cumplido el trámite. Llegamos al museo…fotos de rigor junto al perro (qué lo vea la cuñada y se muera de envidia, le dice una señora a su marido…amor de hermanos políticos). Dentro empezamos por Tannhauser. Cincuenta cuadros de la colección de este galerista judío alemán de Múnich que tuvo que emigrar a Estados Unidos por la amenaza nazi (claro no estaba Trump) y que fue amigo de muchos impresionistas y de Picasso en especial. Van Gog, Cezzanne, Manet, Monet, Rousseau y claro, Picasso. Si quieres verlos o vas a New York o aquí. Ya decía yo que estaba la sala llena de franceses. Lo tienen a tiro de piedra y seguramente lo visto hoy, no lo verán ni mañana, ni tal vez pasando mañana.

Luego Alberto Giacometti…el tratamiento de la figura humana en todas sus esencias. Más de 200 piezas que complementan la oferta de este Museo de Bilbao.

Sin perder un minuto nos vamos a Casalarreina (si acabábamos de pasar, pero es que la cronología tiene sus cosas). Allí nos espera Angel, “el jefe”, en su restaurante la Vieja Bodega…Primero fuimos 3, más tarde 6 y al final 7 contando con Abel Mendoza (sus vinos son el oscuro objeto de este día). La comida según lo previsto.

La realidad ha superado a las expectativas. Cada platillo era un compendio de cocina, presentación y servicio difícil de superar. Los vinos blancos (Garnacha Blanca) y Tintos.

Son de esos (de verdad)…por eso escasean y los ves a cuentagotas. Su filosofía: No crezcas lo que no eres capaz de producir.  Es la base del triunfo.