No es nada fácil contar imágenes y menos cuando sabes que ni las fotos son capaces de reflejar fidedignamente lo que tu ojo es capaz de ver. Esto sucede con el Camino de hoy entre Cuerres y La Isla a poco menos de 3 kms de Colunga en la costa asturiana.
El primer rayo de sol ya es un cuadro hiperrealista en Toriellu a poco de salir a las ocho menos veinte de la mañana. Verde de los prados, alguna vaca que se despereza, la vía estrecha del tren de “vía estrecha”, el sol que aparece detrás de un árbol todavía sin hojas y tu que sigues caminando sin haber desayunado y sin la esperanza de hacerlo hasta Ribadesella, seis kms después de esa imagen que la cámara es capaz de reflejar tanto pensamiento. Después con el primer sol en pleno apogeo. Ese que dicen marca la hora de las fotos a los grandes fotógrafos. Con ese sol vemos un mar de nubes en las montañas de enfrente…sabemos que por allí se va a Covadonga, pero nada más…Con esos rayos de sol sorprendemos a unas ovejas en su prado que intuyen que algo pasa y se ponen en formación militar esperando un no se qué…Con toda esa retahíla de imágenes que os puedo contar, pero que no se plasmar en todo su esplendor llegamos a Ribadesella, primero el campo de futbol con un gallinero en vertical, como una jaula para loros, pero con gallinas moteadas…no se si son producto del un cruce extraño o es que Andy Warhol andaba por aquí y las pintó. (Lo podéis seguir en facebook o Instagram). Llegamos por la parte antigua. Sabéis que Ribadesella (se llama así porque aquí desemboca el río Sella. Si el de la bajada en canoa y el del “Camapanu”, primer salmón que se pesca y que vale un pastón) está dividida en dos por la desembocadura de ese río. A la derecha, según se mire, el casco viejo y a la izquierda, también según se mire, la parte nueva con la playa, sus casas de los indianos y la inmensa mayoría de los chalets (muchas segundas residencias) de emigrados a otros lares, como Madrid, Bilbao, Gijón u Oviedo entre otros.
En la parte vieja algunos grafitos con gracia y hay quien pinta las escaleras para que no sean tan aburridas…la verdad es que tiene gracia (seguirlo en Instagram)…Llegas a la rotonda, pasas el puente con foto a norte y sur y llegas al ansiado desayuno en una cafetería y pastelería que te pone delante de tus ojos las mil y una tentaciones (excluyendo a diabéticos) a las que será muy difícil resistirse. Allí mismo unas cajas de pastas llamadas Leticias de Ribadesella y una carta de la Casa Real que acredita que a doña Leticia le ha hecho gracia la iniciativa de este pastelero. Saciado el hambre…salimos a la playa de Ribadesella y en allí un sucesión de casas con vistas al mar que quita el sentido…un velero que surca los mares… es tan irreal la imagen que uno piensa “si un día me pierdo buscarme aquí”, pero luego ves lo que hay detrás (chalets adosados, apartamentos, monos eso si, y más chalets) y dices bueno quizás en otro momento.
Hay se inicia una subida, primero suave y luego viene el “que me estás matando” pàra llegar hasta San Pedru en el interior. Un desvío y otra vez la gran pregunta de este Camino ¿Por dónde piensa sacar en de este valle? O lo que es lo mismo dónde está la próxima cuesta?. Pues está. La subes y en paz…Carretera y manta por la N-632… una disyuntiva en medio de esta carretera…Una flecha te lleva hasta Caravia alta y la otra, con una cuesta amenazante, hasta La Isla por la costa…la solución de hoy fácil…por la costa.
No tiene desperdicio, después de la cuesta, sudada y de verdad…una bajada has ta La Vega ya con el mar delante y con parada para las fotos de rigor…En esta pequeña aldea de costa varias cosas consignar…unas pinturas en la fachada de una casa y de un pajar sorprendentes…el aguador de Velázquez por ejemplo o La Lechera de Vermeer por ejemplo…Antes dos hórreos de los auténticos, pendientes de reasegurar. Uno incluso con sus mazorcas a secar…(seguimos en el facebook) y de repente la explosión de mar delante de nosotros. Seguimos por la senda de la costa entre muchos turistas (está hasta la bandera esta zona) que van descubriendo lo que ya conocen y la inmensa mayoría pasea con su perros (algunos lo hacen por la playa, los menos). Por cierto cada vez estoy más convencido que Vargas Llosa se inspiró en este camino para lo de “La ciudad y los perros”…porque haberlos hailos, con dueños y todo.
Sigues las flechas y unos cinco kms y medio más llegas hasta La Isla no sin haber pasado tres playas de similares características, pero que parecen diferentes. Un paseo por la N-632 y hasta refugio. Un hotel correcto, pero hoy el más caro del Camino, es Semana Santa. Aquí como buena ciudad segunda residencia están todos los que tienen que estar que son muchos…Restaurante, bueno de brasas, pero lleno y cafeterías hasta la bandera. Incluso la misa de siete ponía el cartel de no hay billetes.
Mañana por el camino hasta Huerres nos vamos a Colunga siguiendo la costa , me da que otra gran etapa…
Hotel La Isla de La Isla, 75 €…pasados de precio.