SANT MIQUEL DE CUIXÀ

Duración: 1 día (Larguito. Iniciar la Ruta a las 10,00 horas y acabar sobre las 18,30)
Lugar de Origen: Barcelona (Catalunya-España)
Lugar de Destino: Marcèvol (Conflent-Pirineos Orientales-Rosellón-Francia)
Paradas intermedias: Serrabona-Vilafranca de Conflent-Sant Miquel de Cuixà
Mas o menos dos horas de viaje hasta el primer destino.
Desde Barcelona autopista A-2 hasta la frontera con Francia y allí seguiremos en dirección a Perpignan-Sur. En esa salida tomaremos la carretera N-116 en dirección a Prades. Está muy bien indicada, la única dificultad añadida son las numerosas rotondas que hay.
A unos 30 kilómetros de Perpignan a la izquierda hay un desvío hacia Bulaternera, pasamos el pueblo y no muy bien indicado, pero siguiendo la única carretera, a unos cinco kilómetros encontraremos un desvío a la derecha que nos lleva hasta el Priorato de Serrabona.
La carretera es mala, pero en otoño el paisaje compensa la mala indicación (extraña en estos pagos).
El priorato se encuentra a unos 600 metros de altura en medio de una elevación producida por antiguos bancales cultivados, que ahora han sido sustituidos por un encinar.
La primera mención de la iglesia es del año 1069 y se denomina Santa Maria de Serrabona.
En el año 1082 los vizcondes de la Cerdanya y del Conflent deciden instalar en esta iglesia a unos monjes de la orden de San Agustín.
Los materiales utilizados son la pizarra para la construcción y el mármol rosa del Conflent para todo lo que se refiere a la escultura.
Gracias a un dominio perfecto de su arte, el taller de escultura románica del Rosellón nos ofrece una obra maestra que se caracteriza por la fineza del modelado.
El claustro, nacido de una verdadera fusión de la escultura y la arquitectura nos invita a admirar los capiteles, que están esculpidos siguiendo la técnica del “trepant”
Serrabona debe figurar en los catálogos de los románico-adictos por la Tribuna que divide la iglesia en dos partes. De la plataforma y la balaustrada quedan algunos elementos. Destinada a cantos litúrgicos.
Debajo de la balaustrada se alinean las columnas con sus magníficos capiteles que representan toda clase de animales: leones, águilas, centauros, sagitarios, ciervos, etc. Toda una representación de las diferentes culturas del Mediterráneo.




Fueron necesarios setenta años de trabajo para construir este testimonio único de románico catalán. El priorato fue consagrado en el 1151.
La misión apostólica y pastoral de sus monjes llega hasta el año 1593, fecha en que se adscribe al obispado de Solsona.
Deshacemos lo andado y volvemos hasta la N-116, en plenos Pirineos de la Catalunya del Norte. A unos 29 kilómetros aproximadamente nos encontramos con la villa medieval de Vilafranca de Conflent.
Fundada en 1090 conserva vestigios de su pasado como capital administrativa del Conflent. Todos sus monumentos están adornados con el mármol rosa, autóctono del lugar. Sin duda una de las ciudades más bellas de Francia
Encima de Vilfranca está el Fuerte Liberia, mandado construir por Napoleón III en 1681. Es una auténtica fortaleza que domina la ciudad.


Regresamos a la N-116, pero en esta ocasión de Vilafranca a Prades, buscamos la majestuosidad de Sant Miquel de Cuixà. Desde el interior de Prades sale la carretera que nos llevará hasta el pie del Monasterio. Haciendo caso omiso a pájaros de mal agüero, Sant Miquel de Cuixá, se ha convertido en un símbolo para quienes seguimos las rutas del románico.
Su singularidad reside en su historia. Ya en el año 878, una comunidad de monjes se refugia en una iglesia pre-románica que existió en el lugar. La fluencia de fieles a este lugar suscita la construcción de tres iglesias consecutivamente, la tercera (la actual, según los historiadores) se acaba en el 974.
En el año 1008, el Abad Oliba, engrandece la Abadía con la Cripta, el Atrio Superior, los dos campanarios (hoy sólo se conserva unos) y la Girola, con tres ábsides detrás del presbítero. Esto se acaba en el año de gracia de 1040.




Pero para que se desarrolle la vida monásticas, será en el año 1126, cuando empieza la construcción del claustro que será de mármol rosa de Conflent. Consta de 65 columnas. Es el primero con esculturas en Catalunya. Destruido durante la Revolución del 1789. Algunas de sus columnas y capiteles fueron vendidos por anticuarios y han aparecido en Nueva York o colecciones privadas. Actualmente quedan 27 originales del Claustro y 8 de la Tribuna. De esta última no queda nada en el interior de la iglesia. Se conserva la puerta y dos bloques de la entrada.
Hay que destacar la Cripta, construida a principios del siglo XI en un nivel inferior al Atrio. Pero antes de llegar está la Capilla de la Virgen del Pesebre, construida para albergar reliquias del Pesebre de Belem. Es circular con una pequeña abertura para un altar. Es única en por su rusticidad.
Hay que hablar de la complejidad del interior de la Iglesia con muchos vestigios de la que se acabó en el siglo X. Aunque se ve perfectamente la ampliación románica del Siglo Xi, con sus absidiolas y capillas laterales.
Destacar el campanario, la única que queda de las dos primitivas. De estilo lombardo. Las ventanas son simples en los dos primeros pisos y dobles en los dos superiores.

Dejamos este idílico lugar y por la misma N-116 y en Marquixanes, encontramos un desvío a la izquierda, dirección a Arboussols. A unos 3 kilómetros de esta última población está el Priorato de Marcèvol. Data del siglo XII, a comienzos. Los monjes eran de la Orden del Santo Sepulcro. Practicaban la regla de San Agustín.
El edificio de tres naves sorprende por su sobriedad cisterciense, aunque hay que destacar la portada en mármol rosa.
Hay que destacar en el núcleo habitado una Iglesia del Siglo XI, que está siendo restaurada.





Aquí ponemos punto final a esta nueva Ruta del “Paseo por el Románico”. No sin antes avisar de lo que a intendencia se refiere. En Francia, ya nos ha ocurrido otras veces, comer es muy caro. La relación calidad precio para ser buena es el doble que en España, de ahí que optamos por una pizzería en Prades al módico precio de 1.200 una pizza aceptable. Otra vez será.