Esta es la última referencia a la Selva Negra, porque con Baden Baden la hemos dejado atrás. Cincuenta minutos por la A-5 separan Gengenbach de Baden Baden (hay que decir que ha habido parada para un tentempié después del desayuno) La entrada en esta población, siguiendo el río Oos, sorprende por las edificaciones a un lado y a otro de la calzada. De entrada, desde el mismo desvío con limitación de velocidad a 60, te das cuenta de que aquí las normas están para cumplirlas. Todos a la velocidad indicada, aunque los coches sean de gran cilindrada…eso se llama “obediencia debida”. Tras un recorrido por esa arteria de la ciudad logramos dejar la Holly en un aparcamiento algo cutre al lado de la ópera…edificio sobrio pero acorde con su cometido final…De ahí hasta el meollo…esa era la intención. En esas que, de frente una calle concurrida de más, peatonal y que podría ser el Portal de l’Angel de Barcelona o la calle donde están todas las tiendas de moda de cualquier ciudad grande o de tipo medio como esta. Allá que vamos…las marcas sobradamente conocidas. Aunque algunos negocios sorprenden por su decoración o por su singularidad…uno de aceites y vinagres (la inmensa mayoría italianos) con ventas a granel de cualquiera de estos productos, botellas de diseño, vamos de mucha elegancia. De España algún producto de Toledo y Castillo de Canena de Jaén escrito en riguroso inglés. Siguiendo el camino otra tienda de “espirits” de cualquier parte del mundo que te puedas imaginar con un acento especial en el apartado de grappas (que poder tienen los italianos) Todo se sirve a volumen o peso…también de diseño. Acabada la calle vamos en busca de aquellas cosas que figuran en las guías y que demuestran la singularidad de la ciudad. Aquí destacan sus aguas termales, las antiguas (ya obsoletas, solo para foto de turistas) Mientras que las denominadas de “caracalla” (que casualidad) se encuentran en un edificio moderno, con mucha luz natural y que es un entrar y salir de usuarios. Callejear por esta ciudad te lleva hasta el bar de la cerveza Lowembrau (lo estaban preparando para navidad) o por aquellos edificios que forman parte de la historia de la localidad…Baden Baden, en resumen una ciudad para vivir. Dado el trabajo como turistas de esta mañana y que tampoco da para más (una visita superficial) buscamos el camino de Heidelberg. Primero aposentar la Holly en su sitio para descansar (vamos donde estamos ahora) Comida en casa, era la hora. La verdad es que daban ganas de quedarse (chimenea, imaginaria. Sofá y una película de siesta a los diez minutos) Pero para eso tenemos un invierno en Formentera. Aquí hemos venido a ver cosas que no habíamos visto antes…Tranvía hasta Bismarck plaza y vuelta al Portal de l’Ángel, esta vez, de Heidelberg. Aunque este tiene más de dos kms entre esa plaza y la catedral…un sinfín de tiendas (conocidas o por conocer) menos elegantes que en Baden Baden pero jalonadas con un café, bar o restaurante tras otro (nacionalidades las que quieras, tiendas de the para aburrir) Todo bajo una molesta lluvia, pero que no debe impedir tu dedicación al turisteo. En esas una música con mensaje (yo no lo entiendo en alemán) y todos contra Putín mientras ondean banderas de Ucrania. Mas tarde llegamos a la plaza donde se ubica la Universidad, una de las más antiguas de Europa y que determina la idiosincrasia de Heidelberg…se nota y mucho el carácter universitario (los cafés son una muestra de ello) gente joven por doquier, grupos, parejas, etc en esa edad donde se mezcla el aprendizaje y la osadía. En la puerta de la “Uni” una “mani” pidiendo una Palestina libre…Este tipo de posturas públicas son posibles en una ciudad universitaria…en Baden Baden es impensable.
Finalmente llegamos a la plaza de la catedral un edificio gótico en piedra roja…impresionante y dentro más impresionante. El órgano sonando a todos los decibelios permitidos tocado por un músico avezado (cura o no, no lo sé) Vista nocturna del Castillo, mañana habrá que subir en el funicular porque venir hasta aquí y no llegar hasta allí es como el que tiene un tío en Granada (a qué se lo saben) Vuelta por la calle comercial, roibos con tapa (silencio sepulcral) el 26 de los tranvías y aquí nos tienen…frente al ordenador a punto de explorar los conocimientos culinarios de Rosa y resolver la cena de esta noche. De Aznar ni hablamos, no sea que me suba la glucosa. Mañana Heidelberg 2.