CAPÍTULO 7

El monasterio de San Zoilo y el río Carrión nos daban la despedida a eso de las ocho menos cuarto para emprender una etapa corta hasta Calzadilla de la Cueza…una recta de 17 kms en la que la única parada se cifraba en los descansillos con mesa y bancos y un food truck a eso de los siete kms. Lo demás todo paisaje. Al comienzo y fruto de ese río Carrión, un oasis que sustituía al ocre habitual de las grandes extensiones de cereales recolectados. La fisonomía del paisaje tenía primera hora un cambio sustancial. Arboledas de diferentes especies surgidas de las aguas del río ponían color a la salida del sol. Unos kms después volvíamos a las grandes extensiones de ocres y derivados, color natural en esta Tierra de Campos palentina. Eso si, ya trufada con los tractores (gigantes por estos lares) trabajando la tierra para la próxima campaña. Uno nos ha pasado a ras de bigote por el andadero que va de allí hasta aquí. Repetimos la frase de ayer “el que se pierda es porque quiere”. El Camino no tiene perdida, primero porque es una recta con una sola alteración una subidita de apenas quince metros de desnivel. Segundo porque solo hay que seguir a la romería de peregrinos de este Camino francés que van de un punto hasta el próximo y que solo se diferencia en la capacidad de andar.

Esta es nuestra quinta etapa y por lo tanto ya hemos familiarizado con algunas/os peregrinos con los que coincides en los diferentes monumentos, en los diferentes bares, en los mismos hostales, en las mismas plazas (Hornillos por ejemplo) En los mismos caminos con sus velocidades, con sus paradas de “curar ampollas” y un largo etc. Ahí está el grupo de sevillanas que desde Nervión o Triana van de Burgos a León (como nosotros, en esta parte de Camino) y además de comidas, cenas o paseos por el centro de la localidad nos las encontramos en Villalcázar de Sirga admirando su iglesia (todo un detalle de que además de andar y convivir, el arte forma parte de su Camino) los chicos de Girona (ella y él) la pareja (son hermanas) de holandesas aficionadas al vino blanco (me da que mínimo 2 botellas al día) El día que beban un “vino” de verdad les puede dar un infarto. El grupo de siete irlandeses, no confundir con británicos (dicen algunos que hablan inglés con la boca llena) Caminan, beben cerveza, vino perrelleiro y son ruidosos al extremo. La niña de Palafrugell que camina con su madre y hoy ha hecho (a esta hora no lo sé) más de 24 kms…una campeona. Ahora entran en el bar del hostal cinco coreanas/os cargadas con sendas jarras de cerveza que no se las salta Fosbury en su mejor momento. De todos nos ha sorprendido la taiwanesa en vehículo de una sola rueda (foto de ayer) y un paisano (holandés por más señas) que camina montado en unos zuecos típicos de su tierra (aquí conocidos como “madreñas”). Vean la foto hoy. Hay muchos más, pero los dejamos para otro día. Lo variopinto de personalidades, de formas de caminar, de nacionalidades todas con una sola consigna “buen camino” que va desde la sobriedad hasta la musicalidad, pero casi todas con timbre de amabilidad. Es el Camino, que transita por la España vaciada. Aquí en Calzadilla de Cueza, viven (de verdad) quince personas…ahora con los peregrinos pasamos de cien…Mañana nos vamos a Sahagún (dicen que la mitad del Camino francés, según se toma desde Sant Jant de Pied de Port o Roncesvalles) …usted elige. Hoy comida de colegio…arroz a la cubana y costilla adobada (reminiscencias del pasado) Por la noche la reparadora sopa castellana y quizás alguna lubina (de corral) para completar el menú adolescente. Una anécdota del poder femenino…ayer en el Hostal la Corte (Carrión de los Condes) y hoy en el Hostal Camino Real (Calzadilla de la Cueza) dos señoras jóvenes regentan el local y además con dos y cuatro hijos respectivamente…y luego dicen que son el sexo débil…