Dentro de la Patagonia, en la provincia de Chubut está esta pequeña península que reúne otro de los puntos turísticos más importantes de Argentina. En épocas determinadas del año allí ocurren esos “milagros” de la naturaleza que para algunos forman parte del real saber y entender. Península Valdés un pedazo de Patagonia que se adentra en el Atlántico de 63 kilómetros de largo por 97 de ancho conforma un mirador único para especies de mamíferos que allí se refugian para procrear o alimentarse. Pingüinos, leones marinos, lobos marinos, orcas y ballenas serán nuestro referente en estas páginas dedicadas a este lugar recóndito de la Patagonia argentina.
Se llega de muchas maneras por carretera por la ruta 3 sea de Buenos Aires o desde Comodoro Ribadavia. Por avión a través de Aerolineas Argentinas hasta Trelew o Air Andes hasta Puerto Madryn. Luego hay que trasladarse hasta los lugares de avistamiento en las épocas indicadas ya sea vía excursión organizada, como la mayoría. O con vehículo propio o alquilado. Un tanto por ciento muy elevado del turismo pernocta en Puerto Madryn y se desplaza en bus o mini bus hasta Puerto Pirámides y el interior de la Península. Además es interesante visitar Gaiman o Rawson dos localidades que conservan los vestigios de sus antepasados ciudadanos galeses que desde las Islas británicas llegaron para quedarse. Personalmente y pese a mis tres estancias en la Península no lo he visitado, prometo ir a la cuarta o la quinta.
Ya estamos en Puerto Pirámides con coche alquilado (ojo a la hora de firmar condiciones). El coche alquilado es caro en esta zona de Argentina. Todos los caminos internos de la península son de “ripio” mezcal de tierra y piedras que hace muy peligroso el recorrido por lo que se aconseja ir a una velocidad llamada de prudencia. Volcar no es nada difícil, aunque conduzca de manera prudente (lo digo por experiencia). Uno se hospeda en los diferentes hoteles y casas de huéspedes de esta mínima localidad. El hotel las Restingas es sin duda el más aconsejable, aunque su precio en temporada alta (octubre-Diciembre) supera los 300 dólares por habitación doble. La vista de la bahía con las ballenas a unos doscientos metros de la habitación es impagable.
A partir de ahí empieza la aventura. En la calle principal encontrarás numerosas empresas dedicadas al avistaje de la ballena austral que se aparea y pare en esta zona antes de su viaje a la Antártida. Yo siempre he viajado con Tito Bocazzi, era mi opción. Pero hay otras muchas.
En esta primera entrega verán fotos de avistamiento a todas horas comprende dos visitas diferentes en 2008 y 2009 la época con pocas diferencias de fechas, el mes de octubre principios y mediado.
Como todas las cosas de importancia y esta la tiene hay que seguir todos los pasos.
Les presento Puerto Pyramides, el hotel las Restingas y como empieza la aventura…
Nos adentramos en la bahía en busca de alguna ballena franca que recién haya parido. Parece que a lo lejos un geiser ficticio nos avisa de la presencia de una o más, porque generalmente van acompañadas de su “bebé” de más de tres toneladas que crece a razón de dos centímetros diarios.
Una vez la embarcación donde vamos se aproxima a la ballena y su bebé se inicia el juego de aparecer y desaparecer. En este punto la ballena acostumbrada a la presencia de estos barcos de avistaje en vez de proteger al bebe de la presencia humana, lo que hace es mostrarle que ese barco no es peligroso. De ahí que entre ella y el barco casi siempre está el bebé. La ballena presenta a su vástago sería la secuencia final. Ahí empieza un juego de presencia que ofrece imágenes realmente espectaculares, vamos por ellas.
Miren lo cerca y como aparece desde el fondo…
Empieza el juego con alguna panza que otra
Sigue con las colas uno de los momentos de mayor esplendor fotográfico
Cuando vuelven de las profundidades las hemos querido ver en un primer plano
Una de las fotos más perseguidas por turistas y no turistas son las de los saltos de madres y bebés. Estos últimos utilizan este sistema para llamar la atención de sus madres cuando se encuentran en las profundidades.
La naturaleza tiene a veces situaciones caprichosas que permiten mantener el equilibrio en la fauna. Un ejemplo son las gaviotas que habitan en esta parte de la Península Valdés. De un tiempo a esta parte se han acostumbrado a nutrirse de la piel de las propias ballenas y no es extraño verlas sobre los cetáceos comiendo de ellas y produciéndoles unas llagas que empiezan a ser peligrosas para la propia ballena y en especial para los bebés. El aumento de población de gaviotas en estos parajes empieza a ser un problema.
Si optan por ver las ballenas desde la orilla se acercan a la playa de El Doradillo cerca de Puerto Madryn y pueden observar un hermoso espectáculo y como me ocurrió a mi con la presencia de un bebé blanco. Dicen que no albino, dado que al crecer van volviéndose oscuras como los adultos.
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