AMSTERDAM
Viaje real a un planeta imaginario o la casa de muñecas
Segundo día
Ya son las nueve de la mañana y nuestro tranvía se dirige hacia la Museumplein. Al igual que todos los caminos conducen a Roma. Casi todos los tranvías de Amsterdam conducen a esta plaza en la que se encuentran los dos grandes museos holandeses. El Van Gohg Museum y el Rijksmuseum, donde está la obra principal del Rembrant, la mayor gloria artística de este país.
La plaza es una muestra del espacio y el cuidado que los holandeses tienen por su patrimonio. Grandes espacios, mucho jardín rodeado de edificios que guardan la coherencia de a construcción del siglo XVII y cuando se trata de un edificio de diseño ultramoderno, entronca perfectamente con el paisaje. Esta Museumplein es un ejemplo.
Lo primero es reponer fuerzas antes de iniciar la aventura del arte. En la calle Van Baerlestraat, 40, la misma que te lleva el tranvía está Bagels & Beans donde el pan y algo más es una invitación. Volveremos después del museo, pero ahora un buen macchiatto y un café con leche, acompañado por granos de buen chocolate son un excelente aperitivo.Listos para la cola. En el Van Gogh Museum siempre hay cola, pero de poco tiempo, apenas 15 minutos. Pagas, 9 € y empieza el espectáculo. Más de 200 telas de este genio de la pintura configuran la colección más importante de Van Gohg. Además de dibujos, bocetos y otros menesteres del pintor rojo. Pero además no se acaba aquí la exhibición. Monet, Lautrec, Gaugain o Picasso conforman un segundo escenario de ensueño para los amantes del impresionismo.
Yo les aconsejaría comprarse cualquier guía del museo para conocer los pormenores de lo que pueden ver en el interior. Tres pisos donde está la colección privada de Van Gogh y un recorrido por la pintura que nació en los lugares donde residió. De obligado cumplimiento.
Salimos del museo, miramos otra vez a la museumplein, para llenarnos de belleza paisajística y observamos que aquí los edificios tienen un toque especial. Estamos en un lugar donde vivir es un privilegio y quienes viven unos privilegiados en todos los sentidos, incluso el económico. Ah, claro hay está la factoría de diamantes Coster, seguramente una de las más ricas de esta ciudad, donde con Amberes se disputan la capitalidad de esta joya. Y a comer a Bagels, ya os lo dije. Un bocata reparador y a continuar que esto se acaba. Por el precio n o te preocupes, a unos 10 euros por barba. La calidad precio asequible, pero tardan en servir, claro siempre hay cola.
Llegamos a este punto, miramos al frente de la museumplein y allí se alza majestuoso el edificio del Rijksmuseum, el “prado” holandés. En su interior todo lo que se conoce en arte holandés y sus colonias, desde que el mundo es mundo o sea desde el siglo XV, pero especialmente el conocido por Siglo de Oro y su máximo representante Rembrandt.Pero también se puede admirar a Vermeer, que nos muestra una Holanda de mediados del siglo XVII, que a uno se le antoja que es la misma de hoy. Fran Hals, Rubens, etc. Por cierto un Goya, el retrato de Ramón Satué. Van Gogh y Monet también tienen su sitio en este museo.
Pero no se pierdan la colección de Rembrandt. Y en especialdos cuadros que les impresionarán La Ronda de Noche y Los Síndicos de los pañeros. Todo un goce para la vista. Visita obligada, no se puede dejar para mejor ocasión.
Desde allí al Vondelpark, un fabuloso parque a la inglesa, su homónimo sería Hyde Park. Un paseo agradable que nos lleva hasta la Roemer Visscherstraat, una calle curiosa, dónde se muestra lo que debería ser la arquitectura representativa de siete países de Europa. La fecha a primeros del siglo XX y uno recorre Francia, Alemania España, Gran Bretaña, Italia, Paises Bajos y Rusia. Un simil del Pueblo Español de Barcelona, pero en Amsterdam y en siete edificios.
Seguimos ruta hacia el Mercado de las Flores, situado en la Muntplein, al principio del canal Singel, está abierto entre las 9 y las 18 horas. Instalado sobre barzacas en la orilla del canal se ofrecen toda clase de flores en el país de las flores. Allí la Munttoren, o torre de la Moneda, levantada en 1490 como defensa del recinto medieval de Amsterdam. Y allí nos instalamos para cena;, dónde se preguntarán, pues dispuestos a probar elegimos el Sampurna un restaurante indonesio, recomendado en las guías, justo en la Singel 498. Dicen que una de las mejores relaciones calidad precio en el rijsttafel. Seguro que si, nadie lo duda, pero te tienen que gustar la comida indonesa y por lo tanto el picante, si no estás listo. Un excelente menú al precio de 24 €.
Ya cenados, nos queda un punto más, quizás el más visitado, porque es punto de encuentro obligado al uso del transporte público, ideal para moverse en esta ciudad. La Estación Central un edificio de finales del siglo XIX que se sostiene sobre 9.000 pilotes de madera clavados en tres islotes artificiales. Toda una curiosidad. Es del mismo arquitecto del Rijksmuseum.
Antes de irnos una visita obligada a la Magna Plaza, centro comercial situado a espaldas del Palacio Real, antiguo edificio de Correos y que se ha convertido en una referencia en el uso y costumbre de concentrar ofertas comerciales. Muchas tiendas, un paraíso para la Visa.
Aquí se acaba una visita rápida, dos días a Amsterdam. Tú, como yo, ya has prometido volver a la primera ocasión que tengas. Siempre recordarás que es un País irreal o una Casita de Muñecas.