27 DE NOVIEMBRE DE 2019

TORNA A SORRENTO

Una de esas canciones napolitanas que todos los tenores (los que yo conozco o he oido) incorporan en su repertorio menor…Viene a cuento porque ya estamos en Sorriento, con Nápoles y el Vesubio enfrente (aunque este último esté tapado). Antes de llegar un recorrido (segundo día) por la costa Amalfitana que nos ha deslumbrado de nuevo. Primero el regreso de un pueblo de montaña, San Lorenzo, donde nos alojábamos (el camping es para ponerlo en el recuerdo y no volver más) hasta el fiordo de Furore ha sido como ver una película de Hitchcock, a solas, en un cementerio, en una noche oscura y al fondo relámpagos de tormenta. Prueba superada. Una vez en el fiordo (una de las principales atracciones de esta Costa) ni un mirador donde recrearte de la obra de arte que crea la naturaleza. Allí en medio de un puente, por las bravas y esperando que no se te crucen dos autobuses…pues ha salido bien. En el Fiordo de Furore, hay que verlo (si o si) el mar entra hasta casi las entrañas de un desfiladero creando una imagen única. Abajo una playa con unas barcas le dan categoría de pintura paisajista. Siguiendo la carretera llegas a Praiano…un pueblo que el centro está arriba y llega hasta el mar en una pendiente de mirar si no tienes vértigo. A media altura (la carretera) un pesebre gigante le da un toque diferente al paisaje (todo en decoración acantilado). Hay que decir que el atractivo de este día estaba muy centrado en seguir la línea de la costa amalfitana y los pueblos suelen ser consecuencia de esa propia costa…enfilados en los riscos como si los hubiera colocado un especialista en pesebres. Cultivos en terrazas (cepas y olivos se confunden) Dedicados mayoritariamente al turismo que es quien realmente ha cambiado la economía de estos pueblos, porque lo que se ve eran economías de subsistencia o condenados a la emigración. Pese al trabajo que se ha realizado, queda mucho para acabar con la sensación de decadencia que algunos tienen. La gran pregunta que me he hecho estos días es: ¿de qué viven los ciudadanos de esos pueblos colgados en las montañas? Los de la playa lo entiendo y lo hemos visto, pero algunos allá arriba y con la dificultad del transporte, sigo sin entenderlo.

De Praiano hasta Positano con la misma tónica de paisaje, intentando retenerlo en una foto, pero la dificultad de la carretera hace imposible este empeño. En Positano (encaramado en otra ladera de las montañas que bajan al mar) la posibilidad de aparcar y detenerse a recorrer el pueblo de “arriba, abajo” (luego hay que subir) es prácticamente nula a las horas que hemos pasado. Menos mal que al final del núcleo urbano en la misma carretera hemos encontrado un hueco…pues ala. Fotos y más fotos de esta pequeña ciudad que resume lo que es la Costa Amalfitana. Turismo (estamos en noviembre) asiático y local fundamentalmente.

De ahí hasta Sorrento para disfrutar de un pueblo que mira al mar, pero que en estas fechas se engalana de lo lindo para recibir la Navidad. Miles y miles de bombillas conforman un espectáculo de luz en sus principales calles. Dedicado al turismo es la base de los ferrys que cruzan hasta la vecina isla de Capri (mañana nosotros). Lo bonito es pasear por las calles del caso histórico hasta el mar. Allí unos curiosos pantalanes, forman piscinas naturales. Da la sensación como si se instalaran chiringuitos o casetas para bañistas…El Duomo o la iglesia y el claustro de San Francisco son los atractivos monumentales. Pero la vida está en el Corso Italia y la Piazza Tasso…una mirada al Viale Enrico Caruso y a esperar la noche para ver la iluminación de la  ciudad. Curiosamente cuando retornábamos a la Holly, en una salumería (charcutería) hemos visto un pesebre “a la napolitana” reza el cartel, de una belleza impresionante. Una verdadera obra de arte. Lo de comer, una mera anécdota.