Pocas cosas han cambiado en Maio desde hace un año. En Vila de Maio, la capital el principal cambio son un nuevo chiringuito en la playa. Por cierto de un italiano y un nuevo hotel, también propietarios italianos. El chiringuito mejora la decoración del tradicional dirigido por un suizo. Es una alternativa.

Por lo que respecta al hotel ofrece además de restaurante (muy concurrido) un servicio de transporte urgente a Praia en caso de necesidad vía marítima (lancha de nueve metros a un precio de 400 euros viaje). Esta misma lancha atiende a grupos de aficionados a la pesca…es un atractivo turístico más. De los pocos que hay en Maio, como no sea ese medio ambiente, un paisaje al borde del mar idílico y casi virgen. Una vida tranquila y monótona.

Viajamos por carretera hasta la población de San Antonio, parada y fonda. Antes para habituallarnos una pasada por las barcas de pesca y un atún recién pescado resolverá la comida de hoy y seguramente otra…Un lujo ver como despedazan el atún y como puedes comprar a pie de orilla un excelente lomo y una ventresca. Esto si que no tiene precio y el que ponen es asequible…

Con las vituallas carretera y calor hasta San Anrtonio, pasando por Morro, Calheta, Morrinho, Cascabullo, Pedro Vaz, Praia Gonçalo y por fin San Antonio. El paisaje igual…las vacas y las cabras más flacas, la sequía se deja notar en los animales y en el paisaje. No hay tanta hierba como el año pasado. Las huertas menos verdes y mas claras que antes…no ha llovido.

Adiós móvil. las nuevas tecnologías siguen reñidas en este lugar. Cinco días de excursiones, buscando lugares nuevos. Viendo pescar. Escuchando música caboverdiana. Reuniones con amigos. Una buena paella de arroz traído de España, condimentado con langosta autóctona. Un excelente tartar de atún y una larga lista de productos del mar o de la tierra. Cabrito, queso, cerdo, pollo…cachupa etc. El último día a cenar en Ca Narita…en Vila, un excelente menú con bucio estofado, serra bien cocinado y unas verduras de auténtico tres estrellas…El vino ya se sabe…verde, de fogo a 14 grados (moscat). Posiblemente sea la última cosecha, ya que el volcán en Fogo a terminado con la cooperativa vinícola una auténtica lástima.

La primera excursión que hicimos un sábado cualquiera fue al Monte Penoso, se llama así por la dificultad de alcanzar la cima. Esta vez como están instalando un radar para el control de la pesca furtiva y otros menesteres hay un camino de coche que te permite ir a pie con menor dificultat…bueno es un decir porque en menos de 2 kms asciendes 473 metros…todo un desafío. Al final lo conseguí y en la cima un buen almuerzo con bocata de bull de Moiá…otro lujo.

Pasados estos días de convivencia con la tranquilidad volvemos a la dura tarea del turista vocacional. Vamos a Santo Antao…