Esta era una etapa de tránsito hacia Sobrado dos Monxes, un monasterio con solera en la iglesia católica de Galicia. 20 kms de un trazado entre asfalto y corredorias entre carballos. Con tres o cuatro tachuelas de un desnivel medio de 60 metros (nada difícil) aunque a la postre se convierten en lo que en argot del Camino se conoce como una etapa “rompepiernas”. El paisaje es parecido a los días anteriores, con alguna manada de caballos que añadir. Caminar entre aldeas para llegar a Sobrado (sobrados). Con este panorama salimos a las 8 y 20 de la mañana desde Braña dispuestos a recoger algunos frutos que se ofrecen en el recorrido (castañas o setas, si las hubiere) Se conforman los grupos, delante Vicente, el recién incorporado, Paco e Isabel. Detrás el pelotón de los torpes, el que suscribe. Una peregrina (de Pamplona) con la que vamos con coincidiendo algunos días…hoy también, a la hora de ir a descansar en la Pensión Sobrado (junto al monasterio. Hay que decir que el grupo de mexicanos han copado las habitaciones de la hostería) la peregrina nos espeta sin retenerse “una etapa anodina” Estoy de acuerdo, pero hay que hacerla. Si yo os contara las que son inútiles para los peregrinos en todos los caminos, no hay papel suficiente.
Pero toda etapa tiene su historia y la primera la encontramos en la aldea de Corteporcos donde una paisana tiene un pequeño negocio de servicio al peregrino…menos mal porque desde Braña hasta Vilariño, 15 kms, ni un café. El video narrado por Isabel con un Vicente de fondo es revelador de la pequeña historia que encierra una aldea. Después, mientras el narrante se tomaba la consabida coca cola y una magdalena (de dudoso proceder) han aparecido dos Testigos de Jehová para hacer su labor de proselitismo religioso. La escena para grabar. Sin comentarios.
Siguiendo las flechas se llega a Sobrado, antes una laguna, con escasez de agua debido a la sequía. Aquí me he quedado yo. Un kms antes del final. Hay que guardarse de los excesos, porque quedan muchas etapas. El resto ya en sus aposentos y a comer…frugal de tapas en el café de la esquina…
Todo a la espera de la visita al Monasterio, en breves minutos y a cenar a la Garnacha en Melide, templo del pulpo…una tradición que no se debe perder. A la vuelta os lo cuento. Se ha cumplido la tradición…la Garnacha de Melide hasta los topes de peregrinos, los del Camino Francés y los del Primitivo. Cena de pulpo, cachelos y algún queixo de Arzúa…ligero que mañana tocan otros 20 del ala.