MONTAÑA
Se halla situada en un altozano, flanqueado por sendos barrancos, y con su caserío agrupado en la ladera sureste.
La máxima altura la ocupa la torre de la iglesia de NªSª de Baldós. Como contrapunto, la “torre de la cárcel”; que forma parte de la fortaleza medieval.
Cuando se atraviesa el pequeño puente medieval que salva el barranco de San Juan es como si diésemos un salto atrás en el tiempo; entrando de lleno en la época medieval.
Remontando el barranco de San Juan, por la margen derecha, y tras cruzarlo de nuevo, se llega por sendero bien marcado a la ermita de San Juan; situada “debajo de NªSª de Baldós”.
Es de una sola nave, acabada en ábside de tambor, liso y cubierta con bóveda de medio cañón apuntado.
Tuvo capillas laterales añadidas, y posteriormente eliminadas y cegado su acceso.
La torre, adosada al muro sur, posee una decoración a base de impostas que marcan los cuerpos, y bajo las mismas, friso de arquillos trilobulados, típicos del XIII.
El elemento más destacado del templo es su portada, situada a los pies de la fachada sur. Consta de cinco arquivoltas molduradas en degradación por fuera de las que corre otra de puntas de diamante.
Capiteles historiados, con abundante decoración vegetal entre ellos, se interponen entre arquivoltas y basas. Sobre esta portada una especie de ventanal cegado, con arquillos de tipo lombardo a sus lados.
SOPEIRARegresamos a la N-230 en dirección a Pont de Suert y esta misma carretera nos deja al pie de Sopeira y a la derecha, bien indicado está el Monasterio de Alaón. Una amable guía nos abre el Monasterio y nos da toda clase de documentación sobre el mismo y los atractivos turísticos de la comarca (se nota que pertenece a la administración civil y no eclesiástica).
Fue consagrado por San Ramón de Roda el 8 de Noviembre de 1123. Su estilo es lombardo tardío.
Es una iglesia de planta basilical de tres naves , más alta la central, rematada en otros tantos ábsides de tambor. Al exterior, la decoración de los ábsides consiste en un friso de arquillos lombardos, y dos lesenas marginales en cada uno de ellos; sobre los cuales y bajo la cornisa, corre otro friso de taqueado.
Sendos ventanales de doble derrama centran los ábsides. En el central se abre en su base el correspondiente a la cripta, aspillerado. Esta decoración, se extiende asimismo por el exterior de los muros de la iglesia.
Los hastíales de las tres naves, sobresales de las cubiertas de las mismas y tienen perfil escalonado , característica de influencia ultra pirenaica
Al interior, el templo se compone de tres naves; de doble anchura la central que las laterales. la nave central consta de cinco tramos y de seis cada una de las laterales, que se cubren con bóvedas de arista, a diferencia de la central que lo hace con medio cañón.
Siguiendo la N-230 deberemos detenernos en la presa del Pantano de Las Escales, el paisaje a un lado y otro es de los que se recuerdan. Teniendo como referencia este pantano seguimos hasta Pont de Suert y a unos 3 o 4 kilómetros de esta población hacia Vielha está el desvío de Castejón de Sos por la N-260. A unos 2 Km. aproximadamente y a la izquierda (bien indicado), nos desviamos en dirección a Bonansa, ya por la A-1605, carretera de montaña, eso si mal asfaltada y que muere en Graus.
Siguiendo esa carretera llegaremos a un desvío a la izquierda, mal indicado, donde se encuentra el Monasterio de Santa María de Obarra.
En este punto conviene explicar las peripecias de un visitante anónimo a este monasterio. El acceso es difícil, por un camino con verja de hierro incluida. Si no está el párroco hay que ir a buscarlo a su casa en Barenuy (preguntar). Y llegados al Monasterio, el sacerdote especifica que en el interior las fotos están prohibidas. Es una norma que rige sólo para los monumentos que dependen de la administración eclesiástica (seguimos anclados en el siglo XII, donde la cultura era solo para aláteres de los curas, el pueblo llano mejor muera tonto). Sin permiso del obispado y menos de este sacerdote anclado en su propia dictadura, pudimos hacer imágenes del exterior, y alguna del interior, eso si engañando al “vigilante sin sotana”. El resultado fue pobre, pero valió la pena.
Dado que no soy el único que ha sufrido la presencia de este “singular” personaje, reproduzco lo que de él ha dicho Antonio García Omedes, de quien hemos copiado las descripciones de los monumentos dado su rigor:
“No dispongo -por el momento- de fotografías de su interior; dado que un anciano personajillo investido de no sé qué autoridad, me impidió a mi y a sucesivos visitantes franceses la obtención de las mismas, con gritos extemporáneos y vigilancia “de mastín” de todo aquello que pareciese una cámara fotográfica.
No son -afortunadamente- frecuentes estos encuentros con personajes cerriles; pues lo habitual es encontrar gente amable que te facilite el ejercicio de tu afición”.
OBARRA
Su edificación data del finales del X y principios del XI. Es un edificio de planta basilical, de tres naves de seis tramos cada una, precedidas de presbiterio, más alta la central, rematadas en sendos ábsides de tambor. Con posterioridad, se comenzó una torre adosada a su fachada sur, que solo se elevó unos 3 m.
Al exterior, la decoración de los ábsides es típicamente lombarda, con friso de arcuaciones ciegas y de esquinillas; así como lesenas que compartimentan los ábsides en tres paños.
Es diferente a lo existente en el resto del territorio estudiado.
El friso del ábside central, compuesto por arquillos ciegos que enmarcan nichos profundos y con gran derrama; dando la sensación de ventanales cegados no se repite en ningún otro templo. También es distinto y excepcional el friso de celdillas romboidales que corona el anteriormente descrito; creando entre ambos una bella sensación de sombras y luces.
A poca distancia al sur de la iglesia de Santa María, en la misma explanada, se sitúa la ermita dedicada a San Pablo. Data del S XII.
Es de nave única, rematada con ábside de tambor, liso al exterior y presbiterio amplio y bien señalado al exterior. Nave y presbiterio se cubren con medio cañón respectivamente; y el ábside con bóveda de cuarto de esfera. Separando paramentos verticales de bóvedas, una imposta de nacela en presbiterio y ábside.
Dos ventanales de doble derrama en el muro sur y otro centrando el ábside, la iluminan. Otro más pequeño en el hastial sur, aspillerado; sobre la puerta de medio punto dovelada.
Justo por encima de la clave de la puerta, el crismón trinitario. Al interior, su realización es muy cuidada.
Se utiliza como almacén de trastos viejos y material de cuidado de la pradera. En su momento, debió de tener la función de atención a peregrinos y transeúntes, que por su estatus no tenían acceso al monasterio.
Seguimos, ya casi de noche, hasta Roda de Isábena, donde nos hospedamos en Casa Caballera (casa rural), que como todas las de la zona goza de buena fama. Instalación cómoda, amplia habitación doble con ducha. El precio 24 euros para una o dos personas es adecuado. En el hotel de Roda, muy bien acondicionado el precio de la habitación individual es de 21 €, lo que indica que cada vez se van acortando más las distancias entre este tipo de hospederías.
La cena en el Receptorio de la Catedral. El restaurante lo regentan los mismos dueños de la Hospedería del lugar. Y es real, se trata del Receptorio de la Catedral, al que se accede a través del claustro. Esta circunstancia permite al comensal gozar de un ambiente medieval extraordinario, una música adecuada al lugar. Es una sala decorada con copias de los cuadros que Goya dedicó a la Familia de Felipe III y IV.
La cena, que es lo primordial, pues de buena factura, aunque muy diferenciada entre los platos. Buena presencia de las carnes. Los pescados se limitan a la trucha y la sepia, como no podía ser de otra forma. En estos casos hay que optar por lo clásico: Una sopa de cocido, realmente buena y una carne fresca ya sea de ternera o de cordero. Incluso algún escabeche, ya sea perdiz o codorniz puede ser recomendable. Dejarse de experimentos y escoger aquello que ofrece garantías. Los vinos de la tierra y estamos en la influencia de los excelentes caldos del Somontano. Una cena está sobre los 18-20 € con vino. Aceptable.