SEXTO DÍA

LA NOCHE DE LOS MUERTOS VIVIENTES

No sé si empezar por el final este relato de un día de sol radiante y dedicado a la esencia de las vacaciones. Quizás sea por el gin tonic o por el jueguecito de marras que he decidido hacer a la inversa (recuerdo yo cuando estábamos en la pensión San Honorato, allá por el 58 de nuestra era, me refiero a la mía, que un grupo de clientes, talvez tres, hacíamos las cenas al revés…primero el pescado, luego la verdura y para acabar, antes del postre, la sopa todo desde los fogones de la señora Julia) y aquí la inversa es el “pueblo dormido” donde uno de los participantes, mientras no lo pillen va asesinando dormilones de un minuto. Hasta por eliminación (o porque el otro, mi caso, es un mal jugador de póquer) lo descubren. Hasta aquí las reglas, luego la interpretación libre, donde el abuelo del grupo no se callaba, ni debajo del agua. Lo preocupante fue la “tirria” que cogimos a la mamá del niño, que desde el primer momento se erigió en la diana de todas las miradas acusadoras…no solo las miradas, sino del dedo divino, con la intención de enviarla al infierno. Resultó que nunca fue asesina, incluso tenía mirada de inocencia…en una de esas hasta el niño (dios lo perdone) la acusó inmisericordian. Si hubiesen sido elecciones para asesino/a, hubiera ganado por mayoría absoluta. Se ganó la indulgencia plenaria y queda perdonada, por estas, de todos sus pecados.

Al abuelo del grupo en su insistencia sobre el primer asesino, llevaba la razón de un santo, pero como tiene “enemigos” declarados entre los miembros de su familia…no le hizo caso ni el tato. Aunque la satisfacción final del “ya lo decía yo” compensó el mal sabor de ese olvido voluntario a su sabiduría.

Antes de tal menester, un gin tonic general. También para el capitán, que pese haber ingerido antes otro destilado, se apuntó a la fiesta…Luego a dormir “mi estrella” previa lucha contra el mosquito (ese si es el verdadero asesino en serie que andábamos buscando)

El día comenzaba tarde, no había que movernos, el mar estaba como un plato y apetecía un bañito antes del desayuno (frugal como siempre, el de Teruel pese a llevar el bañador puesto sigue impertérrito) al de hoy se le añadían unas tortitas que con mantequilla y una dosis de mermelada daban el pego…no obstante la gente se tiró al browning de la noche anterior (duro como las piedras de la ciudad bizantina, pero cayó bien entre los jóvenes y ale a por todas) Era de factura tan pesada que algunas (alumnas en la universidad de la nutrición. Aquí, me da a mí, que están haciendo pellas…una y otra vez) “córtame la mitad” sin reparar que acto seguido caían en la tentación de otra mitad. Parece que así cumplían …sicología de delgada pero menos.

Después volvimos al agua y a la práctica de ese sustitutivo del esquí acuático protagonizado por el chico entrado en años peligrosos (vamos que, si sigue así, entre gato y gato se nos queda para vestir santos. Desde el advenimiento de Irene Montero, hasta los solteros en masculino, visten santos) Los otros dos jóvenes, de género alterno se quedaron en intentos vanos…pero contaron con el ánimo del público asistente…todo bajo el lema (engañoso) de lo importante es participar (consuelo del perdedor) Sol por un  tubo, cremas solares desparramadas por las pieles de chicos, chicas, señoras, señores (los más necesitados) y como san Lorenzo, ahora de frente, ahora de espalda hasta la reparadora comida del mediodía (las doce en la península, las once en Canarias) Otro concierto de “ohhh” a cada plato y más sol. Toca aprovechar cada rayo. Hay que volver moreno/a para decirles a los amigos/as (Irene que ya has dejado de ser ministra, ahora lo eres en funciones) ante su mirada incrédula pero llena de envidia “nada un kit kat antes de la declaración de renta” Tarde de relax, con apenas un movimiento para cambiar de pedrusco donde atar el cabo. Estaba previsto bajar a los romanos, pero tanta piedra distrae de lo importante…”la vida que nos merecemos” que toca vivirla, aunque sea solo una semana…

Día placentero para una cena regada con chardonnay…ahora chileno, luego del Veneto y por último de Nappa Valley para rematar…telita la sed que da ese mero en su relato final…con un caldito reparador a base de tomate y cebolla…que les voy a contar…para acabar ya os le he dicho…la noche de los muertos vivientes. Mañana les cuento la penúltima…