ETAPA 47 ORENSE A CEA

25 de abril

Puntos intermedios: Soutelo.Outeiro da Forca. Tamallancos. Faramontanos. También varias aldeas entre estos.

Alojamiento: Casa Rural Mañoso en Cea. 25€, de lo mejor del camino…

Puente romano de Ourense y las líneas están trazadas o por la subida de los pobres o la de los ricos (alguien nos ha explicado que los romanos ricos salían de Ourense por la vía que hoy hemos tomado, pagaban peaje de entonces. Los otros por la del otro lado de la montaña, muy especial. Yo he subido por las dos y puedo dar fe de ello) La de los ricos…5 kms de subida exigente, pero llevadera hasta toparnos con una cabrita, simpática, que posa para las fotos cual top model. De allí hasta aquí una sucesión de carballedas, aldeas, parroquias y un largo etc de arroyos que han sublimado el Camino. Convirtiendo esta etapa en una de las más bellas de todas. La primera subida desde el Miño entraba en los parámetros de lo esperado. Las carballedas, quizás también, la nieve al fondo en la Sierra de la Martiña (mañana pasamos por ella) estaba anunciada por los viejos del lugar. Era el transcurrir por un día soleado (contraste con el de ayer) aunque la lluvia (que no venía a cuento) ha hecho un papel muy secundario en la etapa. Casas solariegas (segundas residencias en parajes singulares) algunos pazos (pasamos por la ruta de los pazos) y mucha agua…Después del ponte de Sobreira la cosa se ponía fea…pero el Camino lo supera aunque sea a fuerza de mojarse los pies (y bien que te los mojas). En una de esas carballedas, algunos carballos centenarios y otros, posiblemente milenarios. Uno de ellos, de tronco muerto y dos varas de vida reciente (había resucitado de entre los muertos, aunque nunca sabré si al tercer día) al verlo me he acercado, con sigilo, intentando no alterar el silencio del bosque, para preguntarle desde cuándo estaba allí…y me ha contestado “en bajito” casi como un susurro “yo vi pasar al apóstol camino de Compostela” y “después a miles de peregrinos cuando se corrió la voz”. Poco después pude fotografiar a su hermano…Algunos de estos carballos son los testigos de lo que ha sido la evolución de este Camino a Santiago. Quizás algún día seré capaz de contarles donde se acaba la Tierra o lo que es lo mismo el Finis Terrae, donde nunca llegó el apóstol.

Etapa que recupera la belleza de esa Galicia del interior donde las aldeas van conformando el paisaje urbano con sus casas recuperadas, otras de estilos “variados” por ser educados y otras en ruinas por el paso del tiempo sin vecino.

Entre estas aldeas las corredoiras. Los bosques de carballos y castaños. El musgo en las piedras de los lindes y los helechos en un festival cromático difícil de olvidar.

Mientras caminas y saludas en cada aldea al paisano oyes la bocina de una furgoneta. Tiene que ser el pan o el pescado. En otros el de los congelados o las frutas. El resto de ese camino compartes el silencio con algún pájaro que con su trino te hace mirar el paisaje.

Para los que hagan esta etapa primero resignación y sufrir en silencio en la subida desde Orense. Larga y pronunciada es de esas que esconde el repecho y cuando crees que ya has llegado surge de nuevo como el Guadiana y a seguir subiendo.

Luego un barrio de casas de primera categoría. Màs tarde en la Galicia profunda las corredoiras, alguna vaca, aquí ya la rubia gallega por excelencia y mucho aislamiento humano.